Carpintero construyó su casa en un árbol

Inició la edificación como un juego que luego se convirtió en un sueño

Carlos Ramírez

  · lunes 29 de abril de 2019

En la colonia Melchor Ocampo se encuentra la singular edificación / Salvador Hernández

Ciudad Juárez, Chihuahua.- Lo que inició como un juego de niños para Salvador Armendáriz, quien construyó una pequeña casa de madera para sus niños arriba de un árbol, esta estructura pasó a formar parte del patrimonio familiar.

El jefe de la familia Armendáriz aprovechó la presencia del tronco de árbol viejo que cuenta con unos 70 años de vida, a mitad de su patio, decidió construir una pequeña casita de madera arriba de un árbol para sus cuatro hijos, acción que a la larga se convertiría en parte de la vivienda familiar.

El vetusto Moro macho, que se resiste a morir, fue la inspiración de un carpintero, quien quiso hacer una pequeña casita de madera a sus pequeños hijos; actualmente la vivienda de la familia Armendáriz cubrió en su totalidad el árbol, mismos que quedó a mitad del inmueble.

El inusual hecho ocurrió en las calles Simona Barba y Vicente Suárez, de la colonia Melchor Ocampo, debido a que el nombre de profesión carpintero, empezó como una sana diversión a elaborar la casita con material que traía de su trabajo en El Paso, Texas.

Ante la renuencia de su esposa de que elaborara dicha estructura, un domingo de hace 14 años, Salvador “invitó” a los miembros de su familia a que acudieran todo el día a un balneario de la ciudad.

Comentó ante este medio que ya tenía todo planeado, incluso, juntó un “ejercito de chalanes”, que le ayudarían a construir lo que sería una anexión a su vivienda, todo elaborado de madera, al estilo americano. Tenía listo el material, consistente en madera, clavos, serruchos, taladros, con los que inició su “obra maestra”.

Al regresar su esposa e hijos del paseo dominical, no les quedó de otra que aceptar la “locura” del patriarca.

Duró unos dos meses laborando en sus ratos libres en el edificio de dos plantas, en las que luego acondicionaría al menos dos recamaras para dos de sus vástagos. Cuenta con ventanas y suficiente iluminación artificial, por lo que difícilmente utilizan electricidad.

La gente que pasa por el lugar se detiene para observar la edificación, preguntando a sus moradores cuál fue el secreto, o de quién fue la idea de construir esa Casa del Árbol.

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