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“A veces me siento y digo: 'Ya no puedo más, pero mañana será otro día'. El trabajo es mucho, apenas termino de lavar trastes, cuando ya tengo que estar ayudando a los niños en clase, me siento muy cansada”, expresó la señora Margarita Llamas, quien ahora tiene una mayor carga de trabajo debido a la contingencia sanitaria.
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Margarita era trabajadora de un hotel, pero debido a la crisis económica que enfrenta hoy el país, ofrecieron pagarle sólo el 20 por ciento de su sueldo, a lo que ella respondió que no, le parecía una injusticia, por ello decidió renunciar.
Ahora le toca estar a tiempo completo en casa, cuidando de sus hijos y nietos, verificando si hacen la tarea y respondiendo sus dudas, además de prepararlos para sus clases virtuales.
“Es difícil, porque no son dos ni tres niños los que tenemos, sino seis, y todos de diferentes edades, tenemos que estar al pendiente de cada uno y no solo en la escuela, sino también con su higiene, es muy difícil y pesado”, expresó.
Asimismo, ella debe atender las tareas domésticas que surgen en una casa donde habitan diez familiares más, entre ellos su hija y nietos, mismos que ahora permanecen todo el día en casa.
El trabajo que desempeña dentro de su hogar va desde preparar la comida hasta recoger y limpiar cada cosa que caiga al suelo, lavar baños, lavar la ropa, planchar, entre otras cosas más.
Comentó que la actividad que más le ha tocado realizar en su domicilio durante este confinamiento es el lavado de trastes, puesto que ahora con los niños en casa, es más fácil que ensucien a cada rato.
“Esto es de todos los días y todo el día, barro y cuando menos me doy cuenta ya está todo terroso de nuevo, lavo un vaso y cuando se meten los niños de jugar, cada quien agarra uno, y luego la ropa, no es que de verdad es mucho trabajo”, señaló.
Comentó que antes de que la pandemia azotara en la ciudad y que ella tuviera que renunciar, sus horas de trabajo sólo eran alrededor de ocho, las que laboraba en el hotel y otras dos horas al llegar a casa y ocuparse de lo más básico, sin embargo, ante la contingencia las horas que ahora le toca trabajar van de las 12 y 14, ya que es todo el día.
“Sí me estreso mucho, a veces me tengo que sentar a pensar, y así estoy, pensando todo el día y a cada rato”, dijo.
Margarita dijo sentirse más agotada al terminar el día, además de sentir mayor estrés ante esta pandemia, puesto que con estas medidas de confinamiento tienen que llevar a cabo las tareas domésticas, la enseñanza en el hogar, el seguimiento escolar de los infantes, y los cuidados de higiene que ahora se requiere tener.
“Para trabajar en casa no hay un horario fijo, y cada día es igual, ya no solo tenemos el estrés económico, si no el que también surge en la casa, es muy agotador, desespera mucho”, agregó.
Por último, agregó que para ella tampoco existen los fines de semana, puesto que las tareas que desempeña de manera seguida son las mismas que realiza un lunes y un domingo.
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