El Instituto Chihuahuense de la Mujer llevó a cabo una plática para todas las mujeres que pasan de los 60 años y que están dentro del Club Tercera Edad, Época de Oro, Comisión de Participación Social del Consejo Consultivo Municipal del Adulto Mayor.
Las féminas que conforman el grupo, tienen hermosas historias de vida, algunas de ellas con dificultades que las hicieron más fuertes y no dejar de lado sus proyectos y metas.
Una de ellas es la juarense María Aurora Vázquez Rodríguez de 87 años, a quien sus compañeras de grupo admiran y reconocen por su entusiasmo y dinamismo al realizar diversas actividades entre ellas manualidades, quien habló en exclusiva para El Heraldo de Juárez.
“Estuve laborando en varias partes, mi primer trabajo fue en el año 1956 cuando salí en la carrera comercial y fue en la agencia Chevrolet, de ese lugar me fui a una cadena de tienda de ropa y zapatos que era almacenes Carolina, La Feria, Casa Enríquez, todas esas tiendas de los señores Ramos Enríquez, donde me desempeñe como secretaria, donde trabajé muy agusto”, detalló.
Como amarga experiencia comparte que, “sucedió en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y fue en relación al sueldo, porque como le dije al doctor Franco Barreno, mire yo trabajo para vivir en compañía de mi esposo dejar un patrimonio para mis hijos y siento que estoy descuidando hasta cierto tiempo a mi esposo mi familia y casa, al trabajar ya que nunca me pagaron el sueldo que pactamos”, subrayó.
“Fue una discriminación dentro del trabajo, ya no estuve agusto, me salí, renuncie y como estudie repostería, estuve algún tiempo trabajando los pasteles, tengo la satisfacción de que mis clientas me recomendaron al grado de que me faltaban manos para hacer pasteles”, recordó.
Dentro de su experiencia laboral también añadió su paso por el Tecnológico de Ciudad Juárez, “cuando estaban construyendo el Tec de Juárez, vi que estaban solicitando secretaria y fui a dejar mi solicitud, me entrevistó el primer rector, me quede y fui la secretaria de él y del segundo rector, pero cuando mi hija la menor cumplió 4 años, renuncié por que debía hacerme cargo de cuidarla”.
“La pastelería volvió a ser mi fuente de ingresos, hasta que ya mi edad no me lo permitió y al vivir en casa de mi hija, el espacio ya no era suficiente; pero espero que otras mujeres no se dejen intimidar, deben quererse y valorarse, para que siempre salgan adelante, jamás se dejen llevar por lo que los demás digan”, finalizó Vázquez Rodríguez.