El 18 de mayo será la fecha que marcará la vida de Esther, venezolana, pues después de cuatro meses entrará a solicitar asilo político por el puente internacional Paso del Norte.
"Cuando me dio la cita CBP One, grité, lloré, fue muy emocionante, tanto esperar tanto pedirle a Dios que no me dejara tomar una mala decisión y arriesgar mi vida entregándome o entrando ilegal y hoy fue la maravilla de Dios", dijo Esther.
El reloj marcaba las 8:59 horas del viernes 5 de mayo, cuando la aplicación CBP One, le dio la cita, hora para presentarse de manera legal por un puerto de entrada internacional.
"Faltaba un minuto para las 9:00 a.m. quisimos hacer más, pero nos botó calendario y fecha a las 9:01 ya botaba otras citas", contó la venezolana.
La mujer en situación de movilidad logró agendar cita para ella y nueve personas más, entre ellos su pareja, primos y sus esposas.
Ella se estaba quedando en la acera del campamento afuera de la Presidencia Municipal, sin embargo, en su mayoría se han ido a la puerta de entrada 40 del muro fronterizo, por lo que no sabe si ya los moverán de ahí.
"Por el momento no tenemos a dónde ir en estos días, ya no tenemos recurso, los arriendos son de 500 pesos semanales por persona", dijo.
Ya tenía un trabajo donde iba a ganar mil doscientos pesos semanales, pero menos la renta las cuentas no le cuadraron, por lo que se fue al campamento con sus compañeros venezolanos.
Al cuestionar, qué si ya tienen la cita, por qué no quedarse en un albergue a esperar, dijo que el Kiki Romero es una maravilla y los tratan muy bien, pero la comida estaba muy sucia, se enfermó del estómago y al no dejarla pedir comida fuera, decidió salirse del albergue.
La felicidad de haber conseguido su cita en CBP One, le da fuerza para aguantar la espera de reunirse pronto con sus dos hijos que tiene en Venezuela uno de dos y otro de siete, a quienes esperará en Nueva York, de obtener su asilo político.
