Más de 500 migrantes de procedencia venezolana que se ubicaban en orillas del río Bravo, fueron reubicados a distintos albergues de la ciudad.
Este movimiento fue casi obligatorio, ya que Protección Civil determinó que en ese punto donde estaban asentados, su vida corría peligro, primero por ser zona de inundación y seguido por las bajas temperaturas que se han sentido en Ciudad Juárez, también podrían ser víctimas de incendios, ya que para mitigar el frío utilizaban fogatas cercanas a las carpas donde pernoctaban.
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En el Centro Integrador para el Migrante Leona Vicario se instalaron 70 venezolanos.
También algunos quedaron repartidos en el albergue Kiki Romero y Oasis del Migrante de una iglesia local.
En el operativo de reubicación participaron los tres órdenes de gobierno, así como Protección Civil municipal y estatal.
Al campamento venezolano, acudió Policía municipal, estatal, Guardia Nacional, el Consejo Estatal de Población, dirección de Derechos Humanos, Subprocuraduría de Protección a niñas, niños y adolescentes, la Organización Internacional para las Migraciones, Grupo Beta del Instituto Nacional de Migración, Secretaría de Bienestar, Servicios Públicos y ambulancias para prestar atención inmediata a quien lo necesitara.
Después de hacer el resguardo de los migrantes, se les ofreció atención médica, ya que la mayoría presentaban enfermedades respiratorias por estar expuestos al frío, incluso casos de hipotermia, según información de Gobierno del Estado.
Hasta el momento, ya no queda nada de lo que los migrantes denominaban el punto de encuentro de todos los venezolanos que estaban haciendo su travesía para llegar a Estados Unidos y cumplir su sueño de mejorar su calidad de vida.
