“Esta frontera es la más difícil de todas, yo tengo otros amigos que llegaron conmigo y ya están trabajando en California, pero pues yo por pensar que aquí iba a ser más fácil la cruzada”, expresó Jairo de 24 años, quien salió de Honduras hace 3 meses porque le dieron seis balazos al intentar robarle su motocicleta.
Mencionó que ahorita solo está esperando a juntar dinero para irse a otra frontera, sin embargo, los clavos en sus piernas -consecuencia de los disparos- le han impedido buscar trabajo.
Actualmente, se dedica a pedir dinero en las calles de la ciudad para poder pagar un alquiler de 300 pesos la noche, para que su hijo y esposa no tengan que dormir más en la calle.
Saliva amarga, fue lo que tragó al recordar cómo la pasaba en su país en Año Nuevo, rodeado de su familia y preparando una gallina para los tamales, pues este año, la pasará deambulando en la ciudad para lograr conseguir el pasaje de autobús que lo lleve a otro destino.
“Aquí ya intentamos cruzar pero nos agarró la migra, está muy difícil esta frontera, estar navegando con hambre, con frío y para pagar cuarto tengo que salir a pedir y eso de andar pidiendo no me gusta”, expresó el joven.
Dijo que para llegar a Mexicali, frontera por la que desean volver a cruzar, le cobran 2 mil pesos por cada uno, cantidad que ahorita no está a su alcance.
Con lágrimas en los ojos, platicó que ya se encontraban muy cansados, pues entre su travesía para poder llegar aquí, tuvieron que caminar por 33 días, situación que agravó más el pie derecho de Jairo.
“Lo que sí, es que yo ya no quiero regresar a Honduras, me pegaron seis tiros, casi me matan. Me golpearon todavía, me quitaron una moto y un dinero que me acababan de mandar un dinero de Estados Unidos, allá está muy dura la situación”, expresó.