La mayoría de republicanos que participarán en las elecciones legislativas de noviembre en Estados Unidos no reconocerán los resultados electorales, agravando la polarización entre los ciudadanos y aumentando la perspectiva de un nuevo caos postelectoral como el sucedido hace dos años con la derrota de Donald Trump en las Presidenciales.
Según encuestas realizadas por los diarios estadounidenses The Washington Post y New York Times, una docena de candidatos republicanos se negaron a comprometerse o rechazaron contestar de un total de 19 encuestados, mientras que los 17 demócratas cuestionados reconocieron en su totalidad que respetarían los resultados.
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La tendencia de los candidatos republicanos sigue la línea impuesta por el expresidente Trump en 2020, quien no reconoció la victoria de su rival demócrata Joe Biden e incluso tachó la elección de un fraude sin presentar ninguna prueba, así, varios republicanos podrían negarse a reconocer una eventual derrota.
En carreras competitivas para gobernador o Senado en Arizona, Florida, Kansas, Michigan, New Hampshire, Carolina del Norte, Pensilvania y Texas, los candidatos republicanos se negaron a decir que aceptarían el resultado de noviembre, a excepción de dos, los senadores Ron Johnson de Wisconsin y Marco Rubio de Florida, quienes han aceptado públicamente las afirmaciones falsas de Donald Trump sobre 2020, según el análisis del Washington Post.
DISCURSO DE FRAUDE
Mientras que el New York Times se puso en contacto con candidatos republicanos y demócratas o sus ayudantes en 20 contiendas clave para gobernador y el Senado.
Todos los demócratas dijeron, o han dicho públicamente que respetarían los resultados de noviembre. Los resultados de la encuesta del New York Times revelan que la mayoría de los candidatos republicanos cuestionados brindaron explicaciones del por qué no reconocerían su derrota. Algunos culparon a las autoridades electorales estatales y otros acusaron a sus rivales demócratas de efectuar trampas, sin ofrecer pruebas.
Según un recuento del Washington Post, más de la mitad de todos los candidatos republicanos para cargos federales y estatales con poderes sobre la administración electoral han aceptado afirmaciones no comprobadas de que el fraude de 2020 corrompió la victoria de Biden.
El New York Times resaltó que a diferencia de hace dos años con Trump, la mayoría de los contendientes carecen de poder de control del gobierno, por lo que sus demandas por rechazar una derrota no provocaría una crisis democrática, sin embargo si ampliaría la polarización de la sociedad, ya que los candidatos cuentan con un entorno mediático selecto que podría impulsar los mensajes de odio, confusión o desinformación.
Varios especialistas y activistas sociales coinciden que dentro de Estados Unidos ha aumentado la desconfianza en las instituciones y en las elecciones, gracias a los discursos promovidos por sectores conservadores para no reconocer los resultados electorales, lo que representa para el país una grave amenaza a la democracia y a la nación.
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