/ jueves 20 de agosto de 2020

Fuera de Agenda | Un velo a medio recorrer

La historia comenzó el 30 de mayo de 1984 con el asesinato del destacado columnista Manuel Buendía en una céntrica calle de la Ciudad de México. Tuvo un segundo episodio en noviembre de aquel año cuando la Policía Judicial Federal, la ya desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS), y el Ejército desmantelaron el “narco-rancho” El Bufalo, en el municipio de Jiménez, Chihuahua, considerado el mayor campo del país para siembra de marihuana. Un tercer suceso ocurrió en marzo de 1985 con el secuestro, tortura y asesinato en Guadalajara del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar.

¿Qué tienen en común estos tres episodios?

Forman parte de la misma historia que 35 años después sigue generando cuestionamientos que incomodan a políticos mexicanos como Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación en aquella época y hoy flamante director de la CFE. Y pone en duda la versión del gobierno estadounidense sobre su rol en la “guerra contra las drogas”, por la trama secreta que se ha ido develando.

La historia no pierde vigencia y para muestra la polémica suscitada en mayo pasado cuando ex agentes de la DEA que investigaron la muerte de su colega “Kiki” Camarena, acusaron a la CIA de “censurar” la exhibición del documental “The Last Narc”, donde decían se demostraba el papel de la agencia en el asesinato de su compañero.

Dos meses después del frustrado estreno la serie ya se puede ver en la plataforma de streaming donde se anunció. De sus cuatro capítulos se desprende una sola conclusión: el gobierno estadounidense aún tiene mucho qué decir no sólo sobre el asesinato de Camarena, sino sobre el uso geopolítico en los años 80 del tráfico de drogas, el empoderamiento de un grupo de traficantes, y la colaboración del gobierno mexicano.

La serie dirigida por el reconocido documentalista Tiller Russell tiene vacíos en el contexto, pero sostiene una narrativa de primera mano con el testimonio de tres ex policías que trabajaron para el llamado cartel de Guadalajara, muy cerca de Ernesto Fonseca Carrillo, don Neto, quien junto a Miguel Ángel Felix Gallardo y Rafael Caro Quintero, eran los capos de la época.

El documental omite las aportaciones del libro “Eclipse of the Assassins. The CIA, Imperial Politics and the Slaying of Mexican Journalist Manuel Buendía”, donde se documenta el papel de la CIA en el asesinato del influyente columinista mexicano. Buendía y después Camarena, habían descubierto por diferentes vías el “acuerdo” entre la CIA y el gobierno mexicano para apoyar a la guerrilla de la Contra en Nicaragua.

Se dice en el documental que ese apoyo fue por medio del tráfico de armas pagadas con la venta de la droga, lo que permitió el “empoderamiento” de los jefes del narco.

La historia aún tiene piezas sueltas, es un rompecabezas incompleto donde queda en evidencia que la seguridad nacional del país quedó vulnerada. No sólo por las consencuencias del desmantelamiento y desparición de la DFS, de donde surgieron los primeros jefes de “plaza” del tráfico de drogas, sino por el rol del Ejército y el Estado Mayor Presidencial (EMP), cuyo papel sigue detrás de un velo a medio recorrer.

@velediaz424

La historia comenzó el 30 de mayo de 1984 con el asesinato del destacado columnista Manuel Buendía en una céntrica calle de la Ciudad de México. Tuvo un segundo episodio en noviembre de aquel año cuando la Policía Judicial Federal, la ya desaparecida Dirección Federal de Seguridad (DFS), y el Ejército desmantelaron el “narco-rancho” El Bufalo, en el municipio de Jiménez, Chihuahua, considerado el mayor campo del país para siembra de marihuana. Un tercer suceso ocurrió en marzo de 1985 con el secuestro, tortura y asesinato en Guadalajara del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar.

¿Qué tienen en común estos tres episodios?

Forman parte de la misma historia que 35 años después sigue generando cuestionamientos que incomodan a políticos mexicanos como Manuel Bartlett Díaz, secretario de Gobernación en aquella época y hoy flamante director de la CFE. Y pone en duda la versión del gobierno estadounidense sobre su rol en la “guerra contra las drogas”, por la trama secreta que se ha ido develando.

La historia no pierde vigencia y para muestra la polémica suscitada en mayo pasado cuando ex agentes de la DEA que investigaron la muerte de su colega “Kiki” Camarena, acusaron a la CIA de “censurar” la exhibición del documental “The Last Narc”, donde decían se demostraba el papel de la agencia en el asesinato de su compañero.

Dos meses después del frustrado estreno la serie ya se puede ver en la plataforma de streaming donde se anunció. De sus cuatro capítulos se desprende una sola conclusión: el gobierno estadounidense aún tiene mucho qué decir no sólo sobre el asesinato de Camarena, sino sobre el uso geopolítico en los años 80 del tráfico de drogas, el empoderamiento de un grupo de traficantes, y la colaboración del gobierno mexicano.

La serie dirigida por el reconocido documentalista Tiller Russell tiene vacíos en el contexto, pero sostiene una narrativa de primera mano con el testimonio de tres ex policías que trabajaron para el llamado cartel de Guadalajara, muy cerca de Ernesto Fonseca Carrillo, don Neto, quien junto a Miguel Ángel Felix Gallardo y Rafael Caro Quintero, eran los capos de la época.

El documental omite las aportaciones del libro “Eclipse of the Assassins. The CIA, Imperial Politics and the Slaying of Mexican Journalist Manuel Buendía”, donde se documenta el papel de la CIA en el asesinato del influyente columinista mexicano. Buendía y después Camarena, habían descubierto por diferentes vías el “acuerdo” entre la CIA y el gobierno mexicano para apoyar a la guerrilla de la Contra en Nicaragua.

Se dice en el documental que ese apoyo fue por medio del tráfico de armas pagadas con la venta de la droga, lo que permitió el “empoderamiento” de los jefes del narco.

La historia aún tiene piezas sueltas, es un rompecabezas incompleto donde queda en evidencia que la seguridad nacional del país quedó vulnerada. No sólo por las consencuencias del desmantelamiento y desparición de la DFS, de donde surgieron los primeros jefes de “plaza” del tráfico de drogas, sino por el rol del Ejército y el Estado Mayor Presidencial (EMP), cuyo papel sigue detrás de un velo a medio recorrer.

@velediaz424