/ lunes 17 de mayo de 2021

Populismo de oposición

Estamos a muy pocos días de que se celebre una elección crucial para el país que podría marcar el principio del fin. En tan sólo dos años de gobierno, MALO no ha dejado de mostrarnos su verdadero talante autoritario y todo nos indica que sí MORENA gana en los comicios, prácticamente le estaremos entregando nuestro futuro y el de nuestras familias al Chávez mexicano.

Bajo este argumento, varios meses atrás se anunció la formación de una alianza entre el PAN, PRI y PRD con la intención de ‘‘frenar’’ las ocurrencias del presidente y establecer un contrapeso que le pusiera un ‘‘límite’’ en el ejercicio del poder, porque hasta ahora, parece que sólo el INE le dice que no.

Pero no sólo los partidos políticos se unieron para tratar de arrebatarle la Cámara de Diputados a MORENA; también lo han hecho empresarios, periodistas, asociaciones civiles, figuras públicas y miles de mexicanos que, desde sus distintos ámbitos, replican la idea de que hay que salir a votar con el único propósito de desplazar al partido hegemónico, aunque para eso tengamos que recurrir al pragmatismo del “menos peor”.

Y es muy cierto que el destino del país peligra y que no podemos permitir que el futuro de nuestras vidas y el de nuestras familias se encuentren en las manos de un tirano que busca acercarnos más a la desgracia socialista, que al desarrollo y al bienestar de la nación.

Pero también debemos tener muy claro que votar con esta lógica, no nos salvará de las continuas tragedias y catástrofes políticas. No será así porque no es este el camino para salvar a México; en el pasado ya se desplazó al PRI, luego al PAN y ahora será a MORENA y el día de mañana tal vez sea a otro partido que vuelva a demostrar su incapacidad para atender las necesidades del país.

El problema de la alianza ‘’Va por México’’, es que los partidos que la conforman no han hecho un ejercicio de autocrítica que les permita renovarse y entender que fueron sus continuos fracasos los que nos colocaron en esta situación en la que gobierna un personaje populista que no tiene el más mínimo propósito de sacar adelante al país.

Pero no sólo no han hecho ese ejercicio de autocrítica, sino que ahora recurren a las mismas estrategias populistas para tratar de ganar la simpatía del pueblo; salen a decir que darán becas, más apoyos económicos, más programas sociales y más asistencialismo, pero no plantean una estrategia que enfrente en los hechos las ocurrencias matutinas.

No realizan propuestas medulares que respondan a las tragedias que enfrenta el país; por ejemplo, nada dicen de cómo evitarán que MALO se relija o que amplié su mandato. Tampoco presentan alguna estrategia que evite que el ejército mexicano siga asumiendo funciones que no tienen ninguna relación con su trabajo; ante estos y muchos otros temas no tienen nada, más que la crítica y el señalamiento.

Todo esto nos hace pensar que su bloque opositor es más un tema de envidia por el poder que un esfuerzo por construir un mejor país. Prácticamente lo que hicieron fue dividir al país para que todos pudieran tener su pequeño espacio en la repartición de curules. Nada más allá que desplazar a MORENA es lo que ahora los mantiene unidos, y lo que les hace olvidar que son diametralmente opuestos

Así que la ciudadanía se encuentra de nueva cuenta entre la espada y la pared: de un lado el socialismo chavista moldeado en MALO y por el otro, una clase política que ha hecho de los cargos públicos su modus vivendi y que centra todos sus esfuerzos únicamente en recuperar los privilegios que conlleva poseer el poder.

Por ahora, el chavismo es la amenaza más peligrosa para el país y habrá que derrocarlo, pero estemos muy atentos con aquellos que hoy que se proponen llevar a cabo esa tarea; no vaya a ser que después del 6 de junio se presten a la simulación de la ‘‘oposición’’.


Estamos a muy pocos días de que se celebre una elección crucial para el país que podría marcar el principio del fin. En tan sólo dos años de gobierno, MALO no ha dejado de mostrarnos su verdadero talante autoritario y todo nos indica que sí MORENA gana en los comicios, prácticamente le estaremos entregando nuestro futuro y el de nuestras familias al Chávez mexicano.

Bajo este argumento, varios meses atrás se anunció la formación de una alianza entre el PAN, PRI y PRD con la intención de ‘‘frenar’’ las ocurrencias del presidente y establecer un contrapeso que le pusiera un ‘‘límite’’ en el ejercicio del poder, porque hasta ahora, parece que sólo el INE le dice que no.

Pero no sólo los partidos políticos se unieron para tratar de arrebatarle la Cámara de Diputados a MORENA; también lo han hecho empresarios, periodistas, asociaciones civiles, figuras públicas y miles de mexicanos que, desde sus distintos ámbitos, replican la idea de que hay que salir a votar con el único propósito de desplazar al partido hegemónico, aunque para eso tengamos que recurrir al pragmatismo del “menos peor”.

Y es muy cierto que el destino del país peligra y que no podemos permitir que el futuro de nuestras vidas y el de nuestras familias se encuentren en las manos de un tirano que busca acercarnos más a la desgracia socialista, que al desarrollo y al bienestar de la nación.

Pero también debemos tener muy claro que votar con esta lógica, no nos salvará de las continuas tragedias y catástrofes políticas. No será así porque no es este el camino para salvar a México; en el pasado ya se desplazó al PRI, luego al PAN y ahora será a MORENA y el día de mañana tal vez sea a otro partido que vuelva a demostrar su incapacidad para atender las necesidades del país.

El problema de la alianza ‘’Va por México’’, es que los partidos que la conforman no han hecho un ejercicio de autocrítica que les permita renovarse y entender que fueron sus continuos fracasos los que nos colocaron en esta situación en la que gobierna un personaje populista que no tiene el más mínimo propósito de sacar adelante al país.

Pero no sólo no han hecho ese ejercicio de autocrítica, sino que ahora recurren a las mismas estrategias populistas para tratar de ganar la simpatía del pueblo; salen a decir que darán becas, más apoyos económicos, más programas sociales y más asistencialismo, pero no plantean una estrategia que enfrente en los hechos las ocurrencias matutinas.

No realizan propuestas medulares que respondan a las tragedias que enfrenta el país; por ejemplo, nada dicen de cómo evitarán que MALO se relija o que amplié su mandato. Tampoco presentan alguna estrategia que evite que el ejército mexicano siga asumiendo funciones que no tienen ninguna relación con su trabajo; ante estos y muchos otros temas no tienen nada, más que la crítica y el señalamiento.

Todo esto nos hace pensar que su bloque opositor es más un tema de envidia por el poder que un esfuerzo por construir un mejor país. Prácticamente lo que hicieron fue dividir al país para que todos pudieran tener su pequeño espacio en la repartición de curules. Nada más allá que desplazar a MORENA es lo que ahora los mantiene unidos, y lo que les hace olvidar que son diametralmente opuestos

Así que la ciudadanía se encuentra de nueva cuenta entre la espada y la pared: de un lado el socialismo chavista moldeado en MALO y por el otro, una clase política que ha hecho de los cargos públicos su modus vivendi y que centra todos sus esfuerzos únicamente en recuperar los privilegios que conlleva poseer el poder.

Por ahora, el chavismo es la amenaza más peligrosa para el país y habrá que derrocarlo, pero estemos muy atentos con aquellos que hoy que se proponen llevar a cabo esa tarea; no vaya a ser que después del 6 de junio se presten a la simulación de la ‘‘oposición’’.