/ lunes 5 de julio de 2021

Se acabó la impunidad

En la rueda de prensa del 5 de julio, el presidente, después de haber sido interrogado por la periodista Adriana Estrada Flores de Imer Noticias, sobre la detención de Luís Cárdenas Palomino, respondió orondo, que tenía una investigación abierta por la Fiscalía General de la república, y literalmente, dijo que “se le detuvo porque ya no hay impunidad” (el énfasis es nuestro).

Esta manifestación ocurrió momentos después de que el presidente tuvo un debate con Jorge Ramos, periodista mexicano que radica en los Estados Unidos, que puntillosamente le hizo notar que su estrategia de “abrazos no balazos” no estaba dando resultados. Al respecto el presidente le respondió (para variar) que él tenía “otros datos”, enseñándole unas gráficas en donde se mostraba (a mi forma de ver mañosamente) las gráficas de incremento de la violencia en el gobierno de Peña Nieto), sin haber mostrado las gráficas del gobierno de Calderón que muestran un incremento en la violencia y luego un gran decremento en la misma, para luego decirle al periodista Ramos que en su gobierno se había contenido la violencia, a lo que Ramos replicó que se había mantenido en un nivel horizontal pero equivalente a la cúspide de violencia del gobierno de Peña Nieto.

De este debate y presentación por parte del presidente en el tema de seguridad, podemos llegar a varias conclusiones:

El presidente nos quiere engañar (como si fuéramos retrasados mentales) presentándonos escenarios de porque la violencia no aumenta, el problema se está conteniendo, pero una cosa es que la violencia no aumente (inclusive que disminuya un poco), pero los altos niveles de violencia continúan en un tope de homicidios nunca antes vistos.

El presidente continúa queriéndonos engañar (como si el pueblo sufriera de estulticia), diciendo que el problema de inseguridad está controlándose, al decir que con la detención de un funcionario de la época de Calderón es prueba de que no hay impunidad, cuando la política de inacción del gobierno ha ocasionado que alrededor de 1/3 del territorio del país está siendo controlado por el crimen organizado.

El presidente pretende crear una especie de “pax narca”, es decir, desea entregarle al crimen organizado parte del territorio nacional, con la condición de que se porten bien. Al respecto, esta situación sería punto menos que una literal traición a la patria, ya que el presiente estaría cediendo la soberanía nacional a los grupos delincuenciales. Esto es sumamente serio, porque el Ejecutivo Federal estaría generando otro poder extralegal para dejarlo hacer lo que fuere en detrimento de una gran parte de la población que actualmente ya vive en la total indefensión al estar a expensas de lo que dicten los delincuentes, en donde la ley de la selva predomina, en donde el fuego y la violencia criminal son la ley.

Al presentar el presidente esta disyuntiva para lidiar con el crimen en el país, nos encontramos que el mayor peligro para México es el propio presidente. Esto ojalá y lo comprendan los ciudadanos y los partidos de oposición para poder aprovechar la próxima revocación de mandato para poder deshacernos de la persona más nefasta que jamás haya dirigido al país.

No esperemos gran apoyo de los Estados Unidos para esto, porque ellos llevan una política de prudencia para evitar una confrontación abierta con México en el sentido de intervenir para derrocar a un presidente. Esta situación la tenemos que resolver los mexicanos siguiendo el cause institucional que es lo que representa la revocación de mandato. El propio presidente en su soberbia y arrogancia ha puesto este remedio en manos de un proceso democrático, que debemos seguir los mexicanos haciéndolo de una forma organizada y estructurada.

Existe poco tiempo para organizar un movimiento efectivo para la revocación del mandato del presidente. Se que existen mucha voces que dicen que el presidente fue elegido por un período de 6 años que debe de cumplir, pero se hizo una reforma constitucional por el Constituyente Permanente que nos da la oportunidad de deshacernos de un presidente criminal, que se vale de los delincuentes para permanecer en el poder. Aprovechemos ese recurso para expulsarlo del poder por el bien de México.

En la rueda de prensa del 5 de julio, el presidente, después de haber sido interrogado por la periodista Adriana Estrada Flores de Imer Noticias, sobre la detención de Luís Cárdenas Palomino, respondió orondo, que tenía una investigación abierta por la Fiscalía General de la república, y literalmente, dijo que “se le detuvo porque ya no hay impunidad” (el énfasis es nuestro).

Esta manifestación ocurrió momentos después de que el presidente tuvo un debate con Jorge Ramos, periodista mexicano que radica en los Estados Unidos, que puntillosamente le hizo notar que su estrategia de “abrazos no balazos” no estaba dando resultados. Al respecto el presidente le respondió (para variar) que él tenía “otros datos”, enseñándole unas gráficas en donde se mostraba (a mi forma de ver mañosamente) las gráficas de incremento de la violencia en el gobierno de Peña Nieto), sin haber mostrado las gráficas del gobierno de Calderón que muestran un incremento en la violencia y luego un gran decremento en la misma, para luego decirle al periodista Ramos que en su gobierno se había contenido la violencia, a lo que Ramos replicó que se había mantenido en un nivel horizontal pero equivalente a la cúspide de violencia del gobierno de Peña Nieto.

De este debate y presentación por parte del presidente en el tema de seguridad, podemos llegar a varias conclusiones:

El presidente nos quiere engañar (como si fuéramos retrasados mentales) presentándonos escenarios de porque la violencia no aumenta, el problema se está conteniendo, pero una cosa es que la violencia no aumente (inclusive que disminuya un poco), pero los altos niveles de violencia continúan en un tope de homicidios nunca antes vistos.

El presidente continúa queriéndonos engañar (como si el pueblo sufriera de estulticia), diciendo que el problema de inseguridad está controlándose, al decir que con la detención de un funcionario de la época de Calderón es prueba de que no hay impunidad, cuando la política de inacción del gobierno ha ocasionado que alrededor de 1/3 del territorio del país está siendo controlado por el crimen organizado.

El presidente pretende crear una especie de “pax narca”, es decir, desea entregarle al crimen organizado parte del territorio nacional, con la condición de que se porten bien. Al respecto, esta situación sería punto menos que una literal traición a la patria, ya que el presiente estaría cediendo la soberanía nacional a los grupos delincuenciales. Esto es sumamente serio, porque el Ejecutivo Federal estaría generando otro poder extralegal para dejarlo hacer lo que fuere en detrimento de una gran parte de la población que actualmente ya vive en la total indefensión al estar a expensas de lo que dicten los delincuentes, en donde la ley de la selva predomina, en donde el fuego y la violencia criminal son la ley.

Al presentar el presidente esta disyuntiva para lidiar con el crimen en el país, nos encontramos que el mayor peligro para México es el propio presidente. Esto ojalá y lo comprendan los ciudadanos y los partidos de oposición para poder aprovechar la próxima revocación de mandato para poder deshacernos de la persona más nefasta que jamás haya dirigido al país.

No esperemos gran apoyo de los Estados Unidos para esto, porque ellos llevan una política de prudencia para evitar una confrontación abierta con México en el sentido de intervenir para derrocar a un presidente. Esta situación la tenemos que resolver los mexicanos siguiendo el cause institucional que es lo que representa la revocación de mandato. El propio presidente en su soberbia y arrogancia ha puesto este remedio en manos de un proceso democrático, que debemos seguir los mexicanos haciéndolo de una forma organizada y estructurada.

Existe poco tiempo para organizar un movimiento efectivo para la revocación del mandato del presidente. Se que existen mucha voces que dicen que el presidente fue elegido por un período de 6 años que debe de cumplir, pero se hizo una reforma constitucional por el Constituyente Permanente que nos da la oportunidad de deshacernos de un presidente criminal, que se vale de los delincuentes para permanecer en el poder. Aprovechemos ese recurso para expulsarlo del poder por el bien de México.

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