El pasado 8 de diciembre Ciudad Juárez estuvo de manteles largos por su CCCLX aniversario, localidad fronteriza con interesante pasado, nombrada así en honor a la estadía temporal del gobierno reformista e itinerante del presidente Benito Juárez García en el entonces Paso del Norte en 1865. Hemos atestiguado eventos históricos de realce internacional como la reunión del presidente de México Porfirio Díaz y su homólogo estadounidense William Howard Taft el 16 de octubre de 1909, o la visita de Francisco, papa de la iglesia católica y jefe de Estado del Vaticano el 17 de febrero del 2016.
Es precisamente su condición de frontera lo que le ha permitido generar bondades para los que vivimos en ella, pero también problemas. Caracterizada como insegura, mal planeada, con carencias en equipamiento urbano, que ofrece un mal servicio de transporte público entre otras cosas, pero con sociedad resiliente que se organiza para generar alternativas de solución a los retos enfrentados. Así, los juarenses hemos acordado sobre temas tan diversos como protección a la mujer, medioambiente, migración, seguridad ciudadana, gobernanza o participación ciudadana.
Recordemos que en 1986 la sociedad civil respondió a lo que consideró un burdo fraude electoral y emergió el “Verano caliente”, fuimos el primer municipio importante en México en ser gobernado por un Alcalde Independiente, en lo electoral existe competitividad, en su momento fuimos señalados por ser cuna de la democracia en el país, es decir, los juarenses somos demócratas avanzados.
Sin embargo, las cosas en nuestra ciudad cumpleañera no marchan como lo merecemos: las crisis de inseguridad son recurrentes, después de las lluvias vienen los incontables baches, las leyes de distribución fiscal no nos favorecen, persiste la dispersión urbana. A pesar de algunos buenos gobernantes y de sus innegables intenciones de mejora, no estamos como debemos.
Las marcadas necesidades en nuestra ciudad dan pie para que políticas y políticos en campaña ofrezcan soluciones. Ante el elevado número de vialidades sin pavimentar, en el 2007 un aspirante a presidente municipal ofreció “pavimentar todas las calles de Juárez” y ante la inseguridad él mismo enfatizó en “poner un policía en cada escuela”. Los políticos en campaña para todo encuentran solución, para remediar el serio problema de tráfico, durante los comicios del 2013 uno de ellos prometió “construir una línea de metro” y “cambiar todas las ruteras (autobuses) una por una”. A pesar de que algunos de ellos fueron favorecidos por el electorado, sus ofrecimientos no se concretaron.
También los candidatos a presidente de la república profesan su responsabilidad por Ciudad Juárez, en el 2012 uno de ellos se comprometió a “hacer crecer la economía de la frontera un 5% anual”, mientras que en el 2018 la expectativa social se generó en torno a dos propuestas “reducir el I.V.A. a la mitad” y “aumentar el salario mínimo al doble”. Las soluciones espectaculares por decreto a nuestros problemas no se limitan a candidatos a puestos de elección popular, el presidente municipal 2013 – 2016 decidió erradicar la corrupción, en su mandato se ventilaron casos espantosos de malos manejos, el gobernador 2010 – 2016 decretó que “las vías del ferrocarril saldrían del centro de la ciudad”, el tren sigue partiendo en dos a la ciudad.
Desafortunadamente las propuestas de campaña y las buenas intenciones de los gobernantes han quedado en eso, buenas intenciones. A pesar de sus 360 años, Ciudad Juárez presenta serias desigualdades en comparación con otras urbes fronterizas o con ciudades similares en población, pareciera que la modernidad rehúye a la antigua Misión de Nuestra Señora de Guadalupe de los Indios Mansos del Paso del Norte. Será que la organización social es insuficiente? Se requiere mayor responsabilidad de los gobernantes? Qué debemos hacer los juarenses para contar con la ciudad que merecemos? Preguntas que parecen sencillas pero conllevan trasfondo, y más si consideramos que los retos sociales son continuos y emergentes, como el arribo a la ciudad de miles de migrantes. La vida adversa experimentada por hombres y mujeres migrantes, su arribo a la ciudad y la gestión público – social del fenómeno tal vez sea el ejemplo contundente de rápida respuesta social e interés gubernamental que se aglutinan para ofrecer alternativas de solución que no siempre satisfacen a todos, pero por lo pronto ya contamos con una Pequeña Habana. Es decir, si existe compromiso y trabajamos coordinados los juarenses solucionamos, o por lo menos intentamos dar respuesta a carestías generales. Eso es muy bueno.
Aún con adversidades, Ciudad Juárez es atractiva para negocios, próspera en trabajo, abierta a la diversidad, con universidades de prestigio, hospitalaria, su gente es amable y de buen trato y con un equipo de futbol en la primera división. Así que bienvenidos sus primeros 360 años!
Sirva la oportunidad para augurar el mejor de los éxitos a El Heraldo de Juárez y al mismo tiempo agradecer el espacio para verter mi opinión a la Organización Editorial Mexicana.