Por tener un predio que beneficiaba a grupos delictivos en el municipio de Huetamo, Michoacán, fue hostigado para dejar su vivienda e incluso hasta su estado, por lo que tomó a sus cuatro hijos, a su esposa con una hija que venía en camino e indicaron su travesía a esta ciudad fronteriza.
Don Jorge, dedicado a la siembra y con la intención de abrir un negocio, solo con eso se quedó el connacional desplazado por la violencia, el sueño de tener una tienda donde ofrecer sus cosechas y otros productos
➡️ Únete al canal de WhatsApp de El Heraldo de Juárez.
Con un semblante de tristeza en su rostro, recordó que tomó la decisión más difícil, dejar su patrimonio, sus tierras ante el temor de ser privado de la vida junto a su familia.
“Llegaron un día y solo me dijeron tu casa, ya no es tu casa, tus tierras ya cambiaron de dueño y en caso de negarte a entregar los papeles de las tierras volveremos, pero en mal plan, con groserías y como si fueran a golpearme”, relató con angustia.
El michoacano ante la desesperación y el miedo de perder a sus hijos y su esposa, dejó atrás los sueños de establecer un negocio, que consideró sería parte del patrimonio que heredaría.
“Volvieron al día siguiente y no me quedó más que entregar los papeles, no deje ni que terminaran de bajarse de sus trocas, salí para que no se dieran cuenta de que ya no estaba mi familia, les dije que me dieran dos días para sacar algunas cosas y pues huimos esa misma noche”, agregó.
Don Jorge cómo está acostumbrado que le llamen, agradeció que en su camino a esta ciudad fronteriza encontró buenas personas, ya que salió de Michoacán con rumbo a Guadalajara, donde estuvieron un par de días para luego llegar a Juárez, donde a falta de poder cruzar a Estados Unidos, decidieron establecerse e iniciar de cero.
“Hemos estado batallando, afortunadamente ya conseguimos una casita, allá para la colonia Parajes, a diario vamos hasta el Centro a vender frutas, verduras, mis chamacos me ayudan y dos de ellos siguen estudiando y la más chiquita, que espero también tenga sus estudios y después su empresa para que no sufra carencias”, agregó.
Una lágrima rodó por su mejilla: “solo puedo decir gracias a Dios y a las personas que tenemos cerca, estamos vivos, seguimos luchando, no dejaremos que nada nos lastime, somos trabajadores, de campo, aquí no siento temor”, dijo seguido de un suspiro.
Finalmente, Don Jorge agradeció los apoyos que ha recibido desde su llegada, por parte de los juarenses y pidió a otros connacionales desplazados por la violencia que no se desanimen, que sigan esforzándose por tener su patrimonio en donde la vida los coloque.
