/ martes 3 de diciembre de 2019

Los doce meses de AMLO

Esta semana es histórica, nace a la luz pública un nuevo proyecto periodístico que nos invita a ser parte de la opinión pública en México. Algo inusual en el país y en el mundo entero, desaparecen medios impresos y digitales pero hoy damos la bienvenida a El Heraldo de Juárez. Con ello se afianza un derecho a la información y la libertad de expresión, parte de las garantías individuales pasmadas en la Constitución mexicana. Agradezco la invitación a participar en este nuevo proyecto y deseo que sea un espacio plural de opinión responsable y sobretodo desearle larga vida. Felicidades al grupo editorial de la OEM y a sus directivos en Ciudad Juárez, México.

Como si no pasara el tiempo ha sido el gobierno de AMLO. 12 meses de declaraciones de gobierno que implican algo más que un sólo arribo de un partido político al poder en México. No se puede en 100 días decir el gobierno que funciona o no funciona. Sin embargo, ya son 12 meses, 365 días de gobierno y se puede hacer una valoración de los primeros resultados de un ejercicio diferente de hacer política y que marcará el rumbo del país. La valoración final la hará el ciudadano que puede percibir los indicadores y categorías de análisis de acuerdo a como le haya ido en la feria.

El choque de poderes y el regreso del presidencialismo. El control de las cámaras de diputados y de senadores es evidente. Cuando conviene, ellos, los senadores y diputados deciden y cuando no simplemente operan para tejer las indicaciones que pasan sin mayor problema. De esta forma, se dijo que los diputados y senadores eran los encargados de aprobar los presupuestos de las universidades, de los estados y municipios. El resultado final fue la disminución del presupuesto a estas instituciones. Se ha instalado un nuevo presidencialismo en México.

El golpe a las instituciones, pausada, sorda, de bajo perfil, pero con suma tendencia de secuestrar a las mismas ya sea por la imposición de nuevos liderazgos o bien por la amenaza velada que provoca el golpeteo político. El poder es para poder y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Nacional Electoral (INE), el Fondo de Cultura Económica (FCE) son ejemplos claros de las señales equivocas que se han mandado a las instituciones y a la propia sociedad. En ellas se han violado no sólo los preceptos constitucionales, reglamentos y formas. Se han modificado los artículos de la constitución en el mejor de los casos y en el peor se han violado los reglamentos internos. Así no se vale hablar de respeto a las instituciones.

La relación con los medios ha roto las normas no escritas de respeto a la libertad de expresión, se han contado al menos ocho casos de salida de periodistas incómodos al régimen de medios masivos de comunicación, los apoyos a los medios (quizá e injustificadamente excesivos en algunos casos) son la zanahoria y el garrote con el que hoy se amenaza a quienes no comparten la visión presidencial. Sigue igual el conteo de periodistas asesinados, al menos uno al mes en el territorio nacional, la tarea sigue pendiente.

Una sociedad dividida entre “chairos” y “fifís” es el resultado del discurso presidencial. Se ha divido a la sociedad como estrategia de obtención de votos. Si no eres afín a la figura presidencial “eres corrupto”la descalificación como preámbulo. No debe un presidente dividir a la población, lo único que hará es polarizar las opiniones, debe trabajar por una integración y claro hay que aplaudir lo bueno, pero también como exige respeto, debe ofrecer y dar respeto a la sociedad en su conjunto.

La violencia y el Estado de derecho, un área de oportunidad. La fallida operación en Sinaloa así como la masacre en contra de la familia Lebaron en Sonora han dado pie a establecer una inseguridad a nivel nacional. No son casos aislados, son parte de un todo que hoy vivimos como sociedad. La violencia no se combate con abrazos, ni con “fuchilas” y “guácalas”. Se combate con estrategias, ya tienen un año en el poder y deben empezar a dar resultados. Hoy sólo tenemos justificaciones, por cierto justificaciones que no convencen. El Estado de derecho se derrite o mejor dicho, con palabras modernas, es un “Estado líquido” parafraseando a Bauman.

En el campo de las relaciones internacionales, el conflicto boliviano con Evo Morales, es un desacierto. Es una intromisión en la vida política de otros países y luego exige el estado mexicano un respeto a la soberanía nacional. Cabe aclarar que Evo Morales renunció, no hubo un golpe de estado, Evo nunca solicito el asilo, la cancillería mexicana de Relaciones Internaciones (SRE) ofreció asilo violando pactos y tratados internacionales. El posicionamiento mexicano dejó mal parada una relación de respeto a los países latinoamericanos. Este es mi balance, con categorías e indicadores. Ustedes tienen la última palabra y le entramos al debate de las ideas, con respeto, sin división y desde un análisis político coyuntural no ideológico.

Esta semana es histórica, nace a la luz pública un nuevo proyecto periodístico que nos invita a ser parte de la opinión pública en México. Algo inusual en el país y en el mundo entero, desaparecen medios impresos y digitales pero hoy damos la bienvenida a El Heraldo de Juárez. Con ello se afianza un derecho a la información y la libertad de expresión, parte de las garantías individuales pasmadas en la Constitución mexicana. Agradezco la invitación a participar en este nuevo proyecto y deseo que sea un espacio plural de opinión responsable y sobretodo desearle larga vida. Felicidades al grupo editorial de la OEM y a sus directivos en Ciudad Juárez, México.

Como si no pasara el tiempo ha sido el gobierno de AMLO. 12 meses de declaraciones de gobierno que implican algo más que un sólo arribo de un partido político al poder en México. No se puede en 100 días decir el gobierno que funciona o no funciona. Sin embargo, ya son 12 meses, 365 días de gobierno y se puede hacer una valoración de los primeros resultados de un ejercicio diferente de hacer política y que marcará el rumbo del país. La valoración final la hará el ciudadano que puede percibir los indicadores y categorías de análisis de acuerdo a como le haya ido en la feria.

El choque de poderes y el regreso del presidencialismo. El control de las cámaras de diputados y de senadores es evidente. Cuando conviene, ellos, los senadores y diputados deciden y cuando no simplemente operan para tejer las indicaciones que pasan sin mayor problema. De esta forma, se dijo que los diputados y senadores eran los encargados de aprobar los presupuestos de las universidades, de los estados y municipios. El resultado final fue la disminución del presupuesto a estas instituciones. Se ha instalado un nuevo presidencialismo en México.

El golpe a las instituciones, pausada, sorda, de bajo perfil, pero con suma tendencia de secuestrar a las mismas ya sea por la imposición de nuevos liderazgos o bien por la amenaza velada que provoca el golpeteo político. El poder es para poder y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Nacional Electoral (INE), el Fondo de Cultura Económica (FCE) son ejemplos claros de las señales equivocas que se han mandado a las instituciones y a la propia sociedad. En ellas se han violado no sólo los preceptos constitucionales, reglamentos y formas. Se han modificado los artículos de la constitución en el mejor de los casos y en el peor se han violado los reglamentos internos. Así no se vale hablar de respeto a las instituciones.

La relación con los medios ha roto las normas no escritas de respeto a la libertad de expresión, se han contado al menos ocho casos de salida de periodistas incómodos al régimen de medios masivos de comunicación, los apoyos a los medios (quizá e injustificadamente excesivos en algunos casos) son la zanahoria y el garrote con el que hoy se amenaza a quienes no comparten la visión presidencial. Sigue igual el conteo de periodistas asesinados, al menos uno al mes en el territorio nacional, la tarea sigue pendiente.

Una sociedad dividida entre “chairos” y “fifís” es el resultado del discurso presidencial. Se ha divido a la sociedad como estrategia de obtención de votos. Si no eres afín a la figura presidencial “eres corrupto”la descalificación como preámbulo. No debe un presidente dividir a la población, lo único que hará es polarizar las opiniones, debe trabajar por una integración y claro hay que aplaudir lo bueno, pero también como exige respeto, debe ofrecer y dar respeto a la sociedad en su conjunto.

La violencia y el Estado de derecho, un área de oportunidad. La fallida operación en Sinaloa así como la masacre en contra de la familia Lebaron en Sonora han dado pie a establecer una inseguridad a nivel nacional. No son casos aislados, son parte de un todo que hoy vivimos como sociedad. La violencia no se combate con abrazos, ni con “fuchilas” y “guácalas”. Se combate con estrategias, ya tienen un año en el poder y deben empezar a dar resultados. Hoy sólo tenemos justificaciones, por cierto justificaciones que no convencen. El Estado de derecho se derrite o mejor dicho, con palabras modernas, es un “Estado líquido” parafraseando a Bauman.

En el campo de las relaciones internacionales, el conflicto boliviano con Evo Morales, es un desacierto. Es una intromisión en la vida política de otros países y luego exige el estado mexicano un respeto a la soberanía nacional. Cabe aclarar que Evo Morales renunció, no hubo un golpe de estado, Evo nunca solicito el asilo, la cancillería mexicana de Relaciones Internaciones (SRE) ofreció asilo violando pactos y tratados internacionales. El posicionamiento mexicano dejó mal parada una relación de respeto a los países latinoamericanos. Este es mi balance, con categorías e indicadores. Ustedes tienen la última palabra y le entramos al debate de las ideas, con respeto, sin división y desde un análisis político coyuntural no ideológico.