/ lunes 22 de junio de 2020

Reforma Electoral (Segunda parte)

La semana pasada se abordó en lo general las implicaciones de la propuesta de reforma electoral. Tuvo un impacto a nivel nacional, varios análisis que se vieron en los programas de opinión la tocaron suavemente y no a profundidad, pero llamó la atención que fueron comentarios a favor de la misma, esa parte de la comunicación social si impacto, pero se ha un construido un frente opositor desde el mismo partido en el poder en contra de la propuesta. Las relaciones de poder que sostiene el gobierno de Javier Corral con los partidos políticos de oposición han tenido una fuerte tensión y se complica a medida que vencen los plazos para aprobar o desechar la propuesta de reforma electoral.

En cuanto a la participación ciudadana, en regiones como el municipio de Juárez se observan niveles bajos de participación e incluso existen distritos electorales federales que reflejan las tasas más bajas de votación a nivel nacional, el abstencionismo se ha regocijado a placer y a sus anchas sin que nada ni nadie lo detenga. De una participación del 30% se que se registró históricamente durante varios procesos hasta el año 2015 pasó a un 42% en el año 2016. En el año 2018, se alcanzó un porcentaje del 48.5%. Históricamente es una región de baja participación. Por ello es importante dar una sacudida a los procesos.

Bajo este contexto, creemos que una organización de elecciones primarias impulsaría esa participación ciudadana y provocarían una democratización en sus procesos internos de los partidos políticos. Las primarias estarían siendo llevadas a cabo con un proceso de urna electrónica, lo cual permitirá ahorrar recursos, dará confianza al proceso de las primarias, los tiempos serán reducidos y con la observancia de todos los actores políticos involucrados: partidos, precandidatos y ciudadanos.

El otro tema de interés, es la elección directa de los integrantes de los ayuntamientos, no sería ya una elección por planilla sino individualizada. Los regidores, electos de manera directa y unipersonal de acuerdo a la representación territorial. Ayudaría en las finanzas públicas al disminuir la burocracia (al bajar el número de regidores en cada municipalidad) y los empleos indirectos como lo es la contratación de asesores y personal de apoyo que laboran en las presidencias municipales mejorarían las finanzas públicas. En este caso se debe cuidar la honorabilidad del Ayuntamiento ya que como bien dice el dicho “El poder corrompe” y habrá que blindar con pinzas el ejercicio y función de los integrantes del cabildo.

Es una reforma que mueve las estructuras de los partidos políticos. Cimbra las anquilosadas maneras en el cómo se dan las relaciones de poder entre el gobierno, los partidos políticos y los ciudadanos. Implica la participación ciudadana al interior de los partidos políticos, rescata como se ha comentado los derechos políticos de los ciudadanos, anexa una nueva forma de participación a las existentes como el plebiscito, la iniciativa ciudadana, la revocación de mandato y el referéndum.

Es entonces, en su conjunto una reforma política: Reforma en las relaciones de poder y del gobierno en su esfera municipal. El ciudadano se deberá ver empoderado, los partidos políticos se ven amenazados por la pérdida de feudos y canonjías. La propuesta es un gran paso a la consolidación democrática en el país y más en sus regiones.

Una consideración importante es también la observancia de los tiempos electorales, los municipios con altos padrones y listados nominales requieren más tiempo para cumplir sus funciones (preparar documentación para la jornada electoral, contabilizar votos, integrar paquetes electorales, hacer el cómputo de la elección, integrar el expediente de la sesión de cómputo de cada una de las elecciones y están muy justos, sin margen para garantizar cero errores) y requieren además el uso de las nuevas tecnologías de la información. No es posible que se siga con formatos análogos en procesos electorales donde se cuentan millones de boletas electorales en pocas horas (por eso los errores humanos) que garanticen la certidumbre en el proceso electoral.

La asignatura pendiente está en el consenso y propuesta que no se incluyó de una “segunda vuelta” en la elección general, donde el ganador sea quien obtenga más del 50% de los votos de los ciudadanos. Ese será otro tema, de otra reforma. Se complejiza en sus funciones el trabajo del órgano electoral, pero deberá profesionalizarse una vez más, y aportar al proceso con las experiencias acumuladas (ya no más procesos de aprendizaje) ya que no puede darse el lujo de experimentar y quedar mal ante los ojos de los ciudadanos.

La semana pasada se abordó en lo general las implicaciones de la propuesta de reforma electoral. Tuvo un impacto a nivel nacional, varios análisis que se vieron en los programas de opinión la tocaron suavemente y no a profundidad, pero llamó la atención que fueron comentarios a favor de la misma, esa parte de la comunicación social si impacto, pero se ha un construido un frente opositor desde el mismo partido en el poder en contra de la propuesta. Las relaciones de poder que sostiene el gobierno de Javier Corral con los partidos políticos de oposición han tenido una fuerte tensión y se complica a medida que vencen los plazos para aprobar o desechar la propuesta de reforma electoral.

En cuanto a la participación ciudadana, en regiones como el municipio de Juárez se observan niveles bajos de participación e incluso existen distritos electorales federales que reflejan las tasas más bajas de votación a nivel nacional, el abstencionismo se ha regocijado a placer y a sus anchas sin que nada ni nadie lo detenga. De una participación del 30% se que se registró históricamente durante varios procesos hasta el año 2015 pasó a un 42% en el año 2016. En el año 2018, se alcanzó un porcentaje del 48.5%. Históricamente es una región de baja participación. Por ello es importante dar una sacudida a los procesos.

Bajo este contexto, creemos que una organización de elecciones primarias impulsaría esa participación ciudadana y provocarían una democratización en sus procesos internos de los partidos políticos. Las primarias estarían siendo llevadas a cabo con un proceso de urna electrónica, lo cual permitirá ahorrar recursos, dará confianza al proceso de las primarias, los tiempos serán reducidos y con la observancia de todos los actores políticos involucrados: partidos, precandidatos y ciudadanos.

El otro tema de interés, es la elección directa de los integrantes de los ayuntamientos, no sería ya una elección por planilla sino individualizada. Los regidores, electos de manera directa y unipersonal de acuerdo a la representación territorial. Ayudaría en las finanzas públicas al disminuir la burocracia (al bajar el número de regidores en cada municipalidad) y los empleos indirectos como lo es la contratación de asesores y personal de apoyo que laboran en las presidencias municipales mejorarían las finanzas públicas. En este caso se debe cuidar la honorabilidad del Ayuntamiento ya que como bien dice el dicho “El poder corrompe” y habrá que blindar con pinzas el ejercicio y función de los integrantes del cabildo.

Es una reforma que mueve las estructuras de los partidos políticos. Cimbra las anquilosadas maneras en el cómo se dan las relaciones de poder entre el gobierno, los partidos políticos y los ciudadanos. Implica la participación ciudadana al interior de los partidos políticos, rescata como se ha comentado los derechos políticos de los ciudadanos, anexa una nueva forma de participación a las existentes como el plebiscito, la iniciativa ciudadana, la revocación de mandato y el referéndum.

Es entonces, en su conjunto una reforma política: Reforma en las relaciones de poder y del gobierno en su esfera municipal. El ciudadano se deberá ver empoderado, los partidos políticos se ven amenazados por la pérdida de feudos y canonjías. La propuesta es un gran paso a la consolidación democrática en el país y más en sus regiones.

Una consideración importante es también la observancia de los tiempos electorales, los municipios con altos padrones y listados nominales requieren más tiempo para cumplir sus funciones (preparar documentación para la jornada electoral, contabilizar votos, integrar paquetes electorales, hacer el cómputo de la elección, integrar el expediente de la sesión de cómputo de cada una de las elecciones y están muy justos, sin margen para garantizar cero errores) y requieren además el uso de las nuevas tecnologías de la información. No es posible que se siga con formatos análogos en procesos electorales donde se cuentan millones de boletas electorales en pocas horas (por eso los errores humanos) que garanticen la certidumbre en el proceso electoral.

La asignatura pendiente está en el consenso y propuesta que no se incluyó de una “segunda vuelta” en la elección general, donde el ganador sea quien obtenga más del 50% de los votos de los ciudadanos. Ese será otro tema, de otra reforma. Se complejiza en sus funciones el trabajo del órgano electoral, pero deberá profesionalizarse una vez más, y aportar al proceso con las experiencias acumuladas (ya no más procesos de aprendizaje) ya que no puede darse el lujo de experimentar y quedar mal ante los ojos de los ciudadanos.