/ sábado 6 de febrero de 2021

Alto Poder | Marín y Ancira, pruebas de fuego para la FGR

Cuando pensábamos que las añejas estrategias priistas para legitimar sus acciones de gobierno habían quedado en el pasado, la detención de Mario Marín y la extradición del empresario Alonso Ancira, ambas ocurridas esta semana, parece que volvimos en el tiempo y todo sigue igual como cuando gobernaba el tricolor.

La primera gran “detención” mediática organizada desde la Presidencia de la República, ocurrió una tarde del 10 de enero de 1989 en Ciudad Madero, Tamaulipas, cuando Carlos Salinas de Gortari mandó al Ejército a rafaguear la casa de María del Carmen Hernández, hija del entonces líder del sindicato petrolero, Joaquín Hernández Galicia, “la Quina”.

El entonces Presidente Salinas ordenó plantar un muerto y sembrar decenas de armas en la casa de “la Quina”; a punta de pistola lo llevaron a prisión y fue presentado tras las rejas.

¿De qué se le acusaba? No importó, porque la causa real fue que el dirigente sindical no apoyó a Salinas de Gortari durante su campaña en 1988, cuando el fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas, y el dirigente sindical advirtió al aspirante neoliberal que si privatizaba Pemex, iniciaría una huelga.

El destino le pagaría con la misma moneda a Carlos Salinas, porque su sucesor en la silla presidencial, Ernesto Zedillo, ordenó la detención de su hermano Raúl y comenzó una persecución contra la familia del exmandatario y sus amigos.

Por si el golpe a la familia de su antecesor no fue suficiente, en 1997 Zedillo otorgó amnistía a “la Quina”, quien salió de prisión e inmediatamente reclamó la recuperación de los bienes inmuebles que el salinismo le había arrebatado.

Durante la “decena trágica”, comprendida por los dos sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, el primero ofreció encarcelar a “peces gordos” sin lograr meter a prisión ni a un charal y, el segundo, no sólo protegió a los corruptos y delincuentes, sino que dejó un país bañado en sangre y sumergido en la total impunidad.

Al regreso del priismo, en 2012, Enrique Peña Nieto dio otra gran estocada mediática el 26 de febrero de 2013 cuando la entonces Procuraduría General de la República a Elba Esther Gordillo, entonces secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores, por el presunto desvío de 2 mil 600 millones de pesos.

En 2018, ya con AMLO como presidente electo, “la Maestra” fue liberada y recuperó gran parte de su fortuna, bienes inmuebles y todos esos lujos que adquirió.

LA MAESTRA DIO CLASES EN PRISIÓN

Acciones legales muy similares han ocurrido durante el gobierno de la Cuarta Transformación, la diferencia es que la Fiscalía General de la República ya es un organismo autónomo, no supeditado a las venganzas de la Presidencia.

La FGR, que encabeza el destacado Alejandro Gertz Manero, ha sido cuestionada porque, tal y como ocurría antes, ha logrado una importante cobertura mediática por las detenciones de exfuncionarios como Rosario Robles (Sedesol y Sedatu), Emilio Lozoya (Pemex), los exgobernadores César Duarte, de Chihuahua; y esta semana de Mario Marín, de Puebla.

Además, la actual administración logró la liberación del general Salvador Cienfuegos, extitular de la Secretaría de la Defensa Nacional, de quien el gobierno estadounidense no informó que lo investiga para detenerlo, lo que motivó una queja del gobierno mexicano y el exfuncionario fue repatriado. Al llegar al país, se fue a su casa.

Desde Palacio Nacional, durante la conferencia matutina, se ha defendido el respeto al debido proceso y la presunción de inocencia, dos derechos que tiene todo procesado, es correcto, pero ¿de qué sirve tanta publicidad y especulación si al final de cuentas el pueblo se quedará con el deseo de justicia contra quienes abusaron de sus cargos?

Incluso, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, reconoció que “sería suicida” no hacer nada contra Cienfuegos, cuando fuera enviado a México. Tras la liberación de Cienfuegos, el canciller dijo:

“Lo que nos informa la Fiscalía es que de los elementos que proporcionó el Fiscal general de los Estados Unidos, confrontados con la defensa de Cienfuegos, investigados por el Ministerio Público, no hay elementos para sustanciar la causa en contra del General, es lo que dice.” Y el General se fue a su casa.

ANCIRA Y MARÍN, UN GOLPE ELECTORAL DE MORENA

Ahora con Mario Marín la situación es otra, porque existe una parte acusadora, la escritora Lydia Cacho, quien lo señala de haber ordenado torturarla. Esta denuncia no es una venganza política, aunque sí sirvió a la Fiscalía para justificar su labor en la impartición de justicia y a Morena para golpear electoralmente al PRI y sus adversarios, ahora reunidos en una alianza anti natura.

Por otra parte, el caso de Alonso Ancira servirá al gobierno de la Cuarta Transformación para demostrar que sabe negociar y convencer a los abusivos que devuelvan el dinero que obtuvieron de manera indecorosa.

Más allá de ver al empresario en prisión, la petición popular es recuperar los millones de dólares que Lozoya entregó a Ancira por el cascajo de una planta de fertilizantes, como dice el Presidente “devolver al pueblo lo robado”.

De momento, las liberaciones de Cienfuegos y Lozoya parecen olvidadas de la memoria masiva, así como el encarcelamiento de Rosario Robles, cuyo juicio parece no ir ni para delante ni para tras, mientras que la exfuncionaria del gobierno de Enrique Peña Nieto sigue en prisión.

Ahora, toda la atención se centró en Marín, Ancira y en la labor que desarrolle la Fiscalía General de la República, porque no hay excusa para argumentar que la investigación estuvo mal fincada, que hubo errores en el papeleo, ni ninguna otra excusa para liberarlos.

Ayer se rememoró un año más de la Constitución Política y es momento que el gobierno lopezobradorista demuestre que verdaderamente la sabe respetar y cumplir sin ningún temor ni impunidad para nadie.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.


manuelmejidot@gmail.com

Cuando pensábamos que las añejas estrategias priistas para legitimar sus acciones de gobierno habían quedado en el pasado, la detención de Mario Marín y la extradición del empresario Alonso Ancira, ambas ocurridas esta semana, parece que volvimos en el tiempo y todo sigue igual como cuando gobernaba el tricolor.

La primera gran “detención” mediática organizada desde la Presidencia de la República, ocurrió una tarde del 10 de enero de 1989 en Ciudad Madero, Tamaulipas, cuando Carlos Salinas de Gortari mandó al Ejército a rafaguear la casa de María del Carmen Hernández, hija del entonces líder del sindicato petrolero, Joaquín Hernández Galicia, “la Quina”.

El entonces Presidente Salinas ordenó plantar un muerto y sembrar decenas de armas en la casa de “la Quina”; a punta de pistola lo llevaron a prisión y fue presentado tras las rejas.

¿De qué se le acusaba? No importó, porque la causa real fue que el dirigente sindical no apoyó a Salinas de Gortari durante su campaña en 1988, cuando el fraude electoral contra Cuauhtémoc Cárdenas, y el dirigente sindical advirtió al aspirante neoliberal que si privatizaba Pemex, iniciaría una huelga.

El destino le pagaría con la misma moneda a Carlos Salinas, porque su sucesor en la silla presidencial, Ernesto Zedillo, ordenó la detención de su hermano Raúl y comenzó una persecución contra la familia del exmandatario y sus amigos.

Por si el golpe a la familia de su antecesor no fue suficiente, en 1997 Zedillo otorgó amnistía a “la Quina”, quien salió de prisión e inmediatamente reclamó la recuperación de los bienes inmuebles que el salinismo le había arrebatado.

Durante la “decena trágica”, comprendida por los dos sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, el primero ofreció encarcelar a “peces gordos” sin lograr meter a prisión ni a un charal y, el segundo, no sólo protegió a los corruptos y delincuentes, sino que dejó un país bañado en sangre y sumergido en la total impunidad.

Al regreso del priismo, en 2012, Enrique Peña Nieto dio otra gran estocada mediática el 26 de febrero de 2013 cuando la entonces Procuraduría General de la República a Elba Esther Gordillo, entonces secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores, por el presunto desvío de 2 mil 600 millones de pesos.

En 2018, ya con AMLO como presidente electo, “la Maestra” fue liberada y recuperó gran parte de su fortuna, bienes inmuebles y todos esos lujos que adquirió.

LA MAESTRA DIO CLASES EN PRISIÓN

Acciones legales muy similares han ocurrido durante el gobierno de la Cuarta Transformación, la diferencia es que la Fiscalía General de la República ya es un organismo autónomo, no supeditado a las venganzas de la Presidencia.

La FGR, que encabeza el destacado Alejandro Gertz Manero, ha sido cuestionada porque, tal y como ocurría antes, ha logrado una importante cobertura mediática por las detenciones de exfuncionarios como Rosario Robles (Sedesol y Sedatu), Emilio Lozoya (Pemex), los exgobernadores César Duarte, de Chihuahua; y esta semana de Mario Marín, de Puebla.

Además, la actual administración logró la liberación del general Salvador Cienfuegos, extitular de la Secretaría de la Defensa Nacional, de quien el gobierno estadounidense no informó que lo investiga para detenerlo, lo que motivó una queja del gobierno mexicano y el exfuncionario fue repatriado. Al llegar al país, se fue a su casa.

Desde Palacio Nacional, durante la conferencia matutina, se ha defendido el respeto al debido proceso y la presunción de inocencia, dos derechos que tiene todo procesado, es correcto, pero ¿de qué sirve tanta publicidad y especulación si al final de cuentas el pueblo se quedará con el deseo de justicia contra quienes abusaron de sus cargos?

Incluso, Marcelo Ebrard, secretario de Relaciones Exteriores, reconoció que “sería suicida” no hacer nada contra Cienfuegos, cuando fuera enviado a México. Tras la liberación de Cienfuegos, el canciller dijo:

“Lo que nos informa la Fiscalía es que de los elementos que proporcionó el Fiscal general de los Estados Unidos, confrontados con la defensa de Cienfuegos, investigados por el Ministerio Público, no hay elementos para sustanciar la causa en contra del General, es lo que dice.” Y el General se fue a su casa.

ANCIRA Y MARÍN, UN GOLPE ELECTORAL DE MORENA

Ahora con Mario Marín la situación es otra, porque existe una parte acusadora, la escritora Lydia Cacho, quien lo señala de haber ordenado torturarla. Esta denuncia no es una venganza política, aunque sí sirvió a la Fiscalía para justificar su labor en la impartición de justicia y a Morena para golpear electoralmente al PRI y sus adversarios, ahora reunidos en una alianza anti natura.

Por otra parte, el caso de Alonso Ancira servirá al gobierno de la Cuarta Transformación para demostrar que sabe negociar y convencer a los abusivos que devuelvan el dinero que obtuvieron de manera indecorosa.

Más allá de ver al empresario en prisión, la petición popular es recuperar los millones de dólares que Lozoya entregó a Ancira por el cascajo de una planta de fertilizantes, como dice el Presidente “devolver al pueblo lo robado”.

De momento, las liberaciones de Cienfuegos y Lozoya parecen olvidadas de la memoria masiva, así como el encarcelamiento de Rosario Robles, cuyo juicio parece no ir ni para delante ni para tras, mientras que la exfuncionaria del gobierno de Enrique Peña Nieto sigue en prisión.

Ahora, toda la atención se centró en Marín, Ancira y en la labor que desarrolle la Fiscalía General de la República, porque no hay excusa para argumentar que la investigación estuvo mal fincada, que hubo errores en el papeleo, ni ninguna otra excusa para liberarlos.

Ayer se rememoró un año más de la Constitución Política y es momento que el gobierno lopezobradorista demuestre que verdaderamente la sabe respetar y cumplir sin ningún temor ni impunidad para nadie.

Y hasta la próxima semana, en este mismo espacio.


manuelmejidot@gmail.com