/ viernes 5 de julio de 2024

La urgente necesidad de verdaderos lideres

Sin lugar a duda, el siglo XXI, ha dado lugar a un nuevo concepto del "liderazgo global" como consecuencia de un fenómeno social complejo, derivado de los escenarios, que enfrentamos por la influencia de la tecnología, además de los cambios socioeconómicos y políticos en muchas regiones del planeta.

De tal forma, que el rápido proceso de crecimiento y desarrollo, en las últimas décadas, requiere de profesionales en diversas áreas de trabajo, por supuesto con una nueva visión del mundo, en donde los valores, como: competencia, crecimiento mutuo, actitud positiva, compromiso, colaboración, honestidad, autodisciplina y otros más, estén presentes.

Estos valores, tienen que ver con uno de los términos más discutidos en la actualidad, del universo profesional y me refiero al “liderazgo”.

Es importante referir, que el término “líder” se empezó a utilizar desde el año 1300; pero la palabra “liderazgo” conocida en inglés como, […leadership…] se utiliza desde la primera mitad del siglo XIX.

Por lo que, a pesar del uso relativamente reciente, el término liderazgo, tiene varios significados; pero el más usual, es que representa el proceso de ejercer influencia, sobre una persona o un grupo de personas, que se esfuerzan por alcanzar un objetivo que puede ser: familiar, escolar y/o laboral.

Así que, quien ejerce el liderazgo, es una persona que influye y orienta, el rumbo de un compañero. Recordemos que el líder tiene la misión de facilitar la sinergia y cuidar que la mística, la disciplina y la confianza, faciliten los resultados esperados del equipo a su cargo.

El líder, es capaz de canalizar la atención de los involucrados y dirigirlos hacia ideales comunes, también de aproximar y ajustarintereses grupales e individuales, en consonancia con los objetivos de la organización y/o empresa; lo cual permite conseguir una alianza grupal, en relación a objetivos comunes, a través del compromiso de los involucrados.

Pero puede suceder que, en un grupo de trabajo de una empresa, sucedan emociones y sentimientos negativos como: el temor, la avaricia, el odio, los celos; además de las malas apreciaciones de mensajes y comunicación equivocada o mal interpretada, que finalmente conllevan a un caos interno.

Por otra parte, sabemos que no existe la sociedad ideal, o el grupo perfecto de trabajo, al cual podamos acceder, ya que siempre enfrentaremos, retos y desafíos provocados por terceros; además de personas mal intencionadas, que presentan resistencia a un cambio.

Pero ¿Por qué, no es posible lograr una sociedad justa, pacífica, feliz, libre y virtuosa?

Donde se hagan patentes valores, como: el respeto, la civilidad, y la honestidad, entre otros más.

O tal vez lo anterior parezca una verdadera utopía;

¿O se vale soñar?

Recordemos que la vida colectiva, en un grupo de trabajo, debe implementarse a través de la visión de verdaderos líderes, cuya filosofía y pensamiento, debiera ser de “fortalecimiento” hacia las personas; además de enfrentar y vencer vicios y manías, los cuales podrían llevar a la agonía y al fracaso de una empresa.

Porque no todo es informática y tecnología; posiblemente hemos olvidado valores fundamentales e indispensables, que sin duda nos brindan armonía, como son: libertad, seguridad, igualdad, justicia, conocimiento, otros más; que permiten la imaginación creativa y la espontaneidad, cuyo resultado es tangible por el conocimiento, la planeación y la organización.

Y regresando al concepto de un “líder”, si este personaje, muestra indolencia e indiferencia, o no tiene respuestas oportunas, claras y concisas, y que simplemente no comprenda preceptos como: información actualizada, retroalimentación, comunicación, motivación, desarrollo laboral, negar errores, no proteger al grupo que representa, no brindar libertad de opinión, y que además, no comprenda las necesidades de sus compañeros; o que siempre piensa que tiene la razón, y lo peor es que, no está comprometido y no controla emociones, para tomar decisiones, y muchas otras cosas más.

Aquella persona, simplemente no es el “líder” que se requiere, acorde a la dinámica del mundo globalizado.

Y pregunta obligada, en su lugar de trabajo:

¿Usted conoce a un verdadero líder?

No podemos dejar de mencionar: que el verdadero líder, pregona: humildad para seguir aprendiendo, voluntad para compartir lo aprendido y generosidad para convivir en una sociedad más justa para todos.

Porque sin duda, lo más difícil es la decisión de actuar.

¿Será cierto?

Sin lugar a duda, el siglo XXI, ha dado lugar a un nuevo concepto del "liderazgo global" como consecuencia de un fenómeno social complejo, derivado de los escenarios, que enfrentamos por la influencia de la tecnología, además de los cambios socioeconómicos y políticos en muchas regiones del planeta.

De tal forma, que el rápido proceso de crecimiento y desarrollo, en las últimas décadas, requiere de profesionales en diversas áreas de trabajo, por supuesto con una nueva visión del mundo, en donde los valores, como: competencia, crecimiento mutuo, actitud positiva, compromiso, colaboración, honestidad, autodisciplina y otros más, estén presentes.

Estos valores, tienen que ver con uno de los términos más discutidos en la actualidad, del universo profesional y me refiero al “liderazgo”.

Es importante referir, que el término “líder” se empezó a utilizar desde el año 1300; pero la palabra “liderazgo” conocida en inglés como, […leadership…] se utiliza desde la primera mitad del siglo XIX.

Por lo que, a pesar del uso relativamente reciente, el término liderazgo, tiene varios significados; pero el más usual, es que representa el proceso de ejercer influencia, sobre una persona o un grupo de personas, que se esfuerzan por alcanzar un objetivo que puede ser: familiar, escolar y/o laboral.

Así que, quien ejerce el liderazgo, es una persona que influye y orienta, el rumbo de un compañero. Recordemos que el líder tiene la misión de facilitar la sinergia y cuidar que la mística, la disciplina y la confianza, faciliten los resultados esperados del equipo a su cargo.

El líder, es capaz de canalizar la atención de los involucrados y dirigirlos hacia ideales comunes, también de aproximar y ajustarintereses grupales e individuales, en consonancia con los objetivos de la organización y/o empresa; lo cual permite conseguir una alianza grupal, en relación a objetivos comunes, a través del compromiso de los involucrados.

Pero puede suceder que, en un grupo de trabajo de una empresa, sucedan emociones y sentimientos negativos como: el temor, la avaricia, el odio, los celos; además de las malas apreciaciones de mensajes y comunicación equivocada o mal interpretada, que finalmente conllevan a un caos interno.

Por otra parte, sabemos que no existe la sociedad ideal, o el grupo perfecto de trabajo, al cual podamos acceder, ya que siempre enfrentaremos, retos y desafíos provocados por terceros; además de personas mal intencionadas, que presentan resistencia a un cambio.

Pero ¿Por qué, no es posible lograr una sociedad justa, pacífica, feliz, libre y virtuosa?

Donde se hagan patentes valores, como: el respeto, la civilidad, y la honestidad, entre otros más.

O tal vez lo anterior parezca una verdadera utopía;

¿O se vale soñar?

Recordemos que la vida colectiva, en un grupo de trabajo, debe implementarse a través de la visión de verdaderos líderes, cuya filosofía y pensamiento, debiera ser de “fortalecimiento” hacia las personas; además de enfrentar y vencer vicios y manías, los cuales podrían llevar a la agonía y al fracaso de una empresa.

Porque no todo es informática y tecnología; posiblemente hemos olvidado valores fundamentales e indispensables, que sin duda nos brindan armonía, como son: libertad, seguridad, igualdad, justicia, conocimiento, otros más; que permiten la imaginación creativa y la espontaneidad, cuyo resultado es tangible por el conocimiento, la planeación y la organización.

Y regresando al concepto de un “líder”, si este personaje, muestra indolencia e indiferencia, o no tiene respuestas oportunas, claras y concisas, y que simplemente no comprenda preceptos como: información actualizada, retroalimentación, comunicación, motivación, desarrollo laboral, negar errores, no proteger al grupo que representa, no brindar libertad de opinión, y que además, no comprenda las necesidades de sus compañeros; o que siempre piensa que tiene la razón, y lo peor es que, no está comprometido y no controla emociones, para tomar decisiones, y muchas otras cosas más.

Aquella persona, simplemente no es el “líder” que se requiere, acorde a la dinámica del mundo globalizado.

Y pregunta obligada, en su lugar de trabajo:

¿Usted conoce a un verdadero líder?

No podemos dejar de mencionar: que el verdadero líder, pregona: humildad para seguir aprendiendo, voluntad para compartir lo aprendido y generosidad para convivir en una sociedad más justa para todos.

Porque sin duda, lo más difícil es la decisión de actuar.

¿Será cierto?

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¿Y usted tiene discreción?

En el mundo dominado por las redes sociales, la premisa es publicar todo lo que hacemos; así. que es muy común, que las personas siempre estemos presumiendo de nuestros logros o nuestros méritos, buscando la admiración de los demás. Por lo que, exponernos y exponer todo lo que hacemos está de moda. Da igual de lo que se trate: lo que cocinamos, cuándo viajamos, qué ropa utilizamos y dónde la compramos, los logros de nuestros hijos, o qué hacemos cuando nos aburrimos, y hasta las peripecias que hace nuestro perro. El propósito es compartir y exponer la vida privada, la cotidianeidad de cada uno, para que la “vean” nuestras amistades más cercanas, pero además la mayor cantidad de gente. Así, en un mundo de infinitos escaparates, la discreción parece ser un valor que ha quedado en desuso, o en todo caso olvidado. La discreción, hace referencia a la cautela, para no contar lo que uno sabe o para guardar un secreto, cuando no hay necesidad de que lo sepan o conozcan los demás. A veces somos tan abiertos con otras personas, que incurrimos en riesgos, que ni siquiera sabemos que existen, ni las consecuencias que nos van a generar. Además, es habitual entre nosotros, que compitamos con quienes nos rodean, para conseguir figurar en los primeros puestos, buscando el reconocimiento social. Curiosamente en este contexto, la discreción resulta ser una virtud escasa, que facilita la convivencia y las relaciones personales, tanto en los entornos laborales, como en los domésticos o familiares. Frente a estos escenarios, una persona discreta sabe ser cautelosa y callar cuando es conveniente; además también es reservada, especialmente con los asuntos de los demás. Curiosamente una persona con estas cualidades, es confiable y un confidente ideal, con la que podríamos compartir una preocupación, un problema o incluso confiarle un secreto íntimo o privado. Porque estos secretos, no serán compartidos, ni medio compartidos, con otros. Una persona discreta, sabe actuar y hablar con tacto, desde la cercanía, haciendo siempre sentir cómoda a otra persona. Suele ser sensata y no busca figurar, ni ser protagónico. Por lo general no habla de sí misma, ni de sus virtudes ni de sus méritos frente a terceros. Aunque es consciente de ellos y de su valor, se siente más cómoda haciendo visibles las virtudes y los méritos de los demás. No tiene prisa, ya que siempre sabe esperar, hasta que llega el momento oportuno para actuar. Es importante referir, que las personas faltas de discreción, se verán en dificultades para ocultar su verdadero ser, y tratarán de enmascarar todo con excusas. Podríamos mencionar que el valor de la discreción, es directamente proporcional a la prudencia. La discreción es simplemente la base de la confianza. Que extraño se “escucha” que la discreción es la base la confianza; recordemos que la confianza, es resultado de un proceso de conocimiento y aprendizaje, la cual podemos perder en un instante. Porque estimado lector sin dudarlo, usted y un servidor, no nos sentiríamos seguros de compartir información, con personas que puedan darla a conocer con otras personas, con quienes no tenemos empatía o no conocemos. Lo más recomendable es que, si usted desea ser generoso, hágalo con cualquier cosa, menos con la información de los otros. Recuerde que una persona prudente se comporta, con sensatez, eligiendo en cada momento el comentario oportuno, también tiene el control con la información, al ejercer la discreción evitando traicionar el secreto o la intimidad de otros. Esto es un ejemplo de respeto, hacia quien le ha confiado información personal y privada; además es una muestra de lealtad. Y lo más importante una persona discreta y prudente, entiende y valora las emociones que puede sentir el otro y procura no provocar su dolor. Porque una frase o una conducta imprudente, acaban con todo y cambian la opinión que los demás tienen de usted. Recuerde que la confianza, es básica en las relaciones personales. Sin ella no podemos mantener relaciones profundas, tan solo frívolas, y superficiales. Porque una de las ventajas de ser prudente, es que usted consigue tener relaciones personales de calidad y respeto. Así que estimado lector, la pregunta obligada: ¿Y usted tiene el poder de la discreción?

Roberto Espíndola

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