/ jueves 20 de agosto de 2020

¡Protestas de vecinos!

Cuando los gobiernos, ya sea voluntaria o involuntariamente ejecutan o autorizan obras que ponen en riesgo o perjudican a sectores muy específicos de la población la respuesta es la organización y protesta vecinal, en un sistema democrático las manifestaciones localizadas generadas por fallas o amenazas que involucran a demarcaciones en concreto son deseables ya que fomentan la cultura política crítica, aunque muchas veces eso no es del agrado de quienes gobiernan.

A diferencia de las grandes manifestaciones relacionadas con los movimientos sociales, las protestas vecinales responden a amenazas que colocan en riesgo a la cotidianidad individual o familiar, lejos de las macro – ventanas de oportunidad como la corrupción, el desempleo, las malas condiciones laborales o los fraudes electorales . La falta de mantenimiento de un parque, los constantes robos en un barrio, las malas condiciones de la calles del vecindario o la carencia de alumbrado válido para la convivencia de las y los niños son algunas de las causas por las que los vecinos se organizan, exigen o repudian desatenciones gubernamentales.

En el tema de protestas, Ciudad Juárez no las experimenta de acuerdo a sus carencias, es decir, a pesar del visible atraso social o de infraestructura urbana, los habitantes de esta urbe fronteriza no solemos organizarnos para expresar inconformidades o exigir mejores beneficios, aún así, los fronterizos hemos vivido con agrado los días del “verano Caliente”, los de protestas por el vertedero nuclear en Sierra Blanca, Texas, los días de las manifestaciones binacionales en contra de la violencia hacia las mujeres o cuando protestamos por las adversidades de la “Guerra contra el narcotráfico”. Tal vez los problemas diarios o las preocupaciones habituales nos impiden expresarnos o hacernos visibles, la falta de organización vecinal beneficia solamente a quienes buscan resquicios para beneficiarse o para desarrollar acciones excluyentes. No lo debemos permitir.

Es por ello que con agrado nos enteramos en las últimas semanas de dos protestas vecinales que irrumpen entre los 40 grados de temperatura y en contingencia sanitaria. No hay impedimento para reclamar por lo justo.

La primer manifestación surge por la iniciativa empresarial y la autorización gubernamental de construir una estación de venta de gasolinas justo en el único acceso a un fraccionamiento, colindante con casas y parques en los que conviven a diario niñas y niños. Como debe ser, los vecinos se organizaron y dibujaron la ruta para impedir ese abuso: bloquearon una avenida principal, impidieron el avance en la obra civil, boicotearon una tienda de conveniencia (propiedad de los mismos empresarios que buscan construir la estación de servicio) y se asesoraron en el tema jurídico. La respuesta de la empresa ha sido de apertura al diálogo, por el momento la obra se encuentra suspendida. Autoridades públicas y representantes populares se han acercado con los vecinos, por igual han mostrado solidaridad a la demanda. Entonces porqué autorizaron esa construcción?

La otra acción de organización y protesta vecinal surge por la falta de accesos de tránsito en la construcción de una obra vial que forma parte del proyecto de infraestructura urbana más importante de la actual administración estatal. Cómo es posible que los planeadores se hayan olvidado de ese acceso? Motivo suficiente para que cientos de vecinos se manifestaran y exigieran accesos seguros y viables a las necesidades propias. Las autoridades se han mostrado consientes de la necesidad de los vecinos y han actuado en consecuencia, por el momento el acceso ha vuelto.

Ambas acciones muestran que la sociedad emprendedora y crítica influye en su propio bienestar. En los casos bajo comento, aún falta la cancelación definitiva de la gasolinera y la habilitación del acceso vial con todas las normas de tránsito, pero el primer paso se ha dado.

Los gobiernos deben considerar a los vecinos al momento de planear una obra, la legitimación podría aumentar igual que la satisfacción, una gaza vial necesaria para el tránsito de nuestra ciudad debería involucrar los puntos de vista de todas y todos los involucrados. De la misma manera, los empresarios deberían ser prudentes al momento de decidir lugares en los que operarán sus negocios, no es suficiente con cumplir normas o requisitos, es pertinente la aceptación de los vecinos, eso conlleva la responsabilidad social empresarial.

Una mejor ciudad es posible, aunque en su logro sea necesario protestar.

Cuando los gobiernos, ya sea voluntaria o involuntariamente ejecutan o autorizan obras que ponen en riesgo o perjudican a sectores muy específicos de la población la respuesta es la organización y protesta vecinal, en un sistema democrático las manifestaciones localizadas generadas por fallas o amenazas que involucran a demarcaciones en concreto son deseables ya que fomentan la cultura política crítica, aunque muchas veces eso no es del agrado de quienes gobiernan.

A diferencia de las grandes manifestaciones relacionadas con los movimientos sociales, las protestas vecinales responden a amenazas que colocan en riesgo a la cotidianidad individual o familiar, lejos de las macro – ventanas de oportunidad como la corrupción, el desempleo, las malas condiciones laborales o los fraudes electorales . La falta de mantenimiento de un parque, los constantes robos en un barrio, las malas condiciones de la calles del vecindario o la carencia de alumbrado válido para la convivencia de las y los niños son algunas de las causas por las que los vecinos se organizan, exigen o repudian desatenciones gubernamentales.

En el tema de protestas, Ciudad Juárez no las experimenta de acuerdo a sus carencias, es decir, a pesar del visible atraso social o de infraestructura urbana, los habitantes de esta urbe fronteriza no solemos organizarnos para expresar inconformidades o exigir mejores beneficios, aún así, los fronterizos hemos vivido con agrado los días del “verano Caliente”, los de protestas por el vertedero nuclear en Sierra Blanca, Texas, los días de las manifestaciones binacionales en contra de la violencia hacia las mujeres o cuando protestamos por las adversidades de la “Guerra contra el narcotráfico”. Tal vez los problemas diarios o las preocupaciones habituales nos impiden expresarnos o hacernos visibles, la falta de organización vecinal beneficia solamente a quienes buscan resquicios para beneficiarse o para desarrollar acciones excluyentes. No lo debemos permitir.

Es por ello que con agrado nos enteramos en las últimas semanas de dos protestas vecinales que irrumpen entre los 40 grados de temperatura y en contingencia sanitaria. No hay impedimento para reclamar por lo justo.

La primer manifestación surge por la iniciativa empresarial y la autorización gubernamental de construir una estación de venta de gasolinas justo en el único acceso a un fraccionamiento, colindante con casas y parques en los que conviven a diario niñas y niños. Como debe ser, los vecinos se organizaron y dibujaron la ruta para impedir ese abuso: bloquearon una avenida principal, impidieron el avance en la obra civil, boicotearon una tienda de conveniencia (propiedad de los mismos empresarios que buscan construir la estación de servicio) y se asesoraron en el tema jurídico. La respuesta de la empresa ha sido de apertura al diálogo, por el momento la obra se encuentra suspendida. Autoridades públicas y representantes populares se han acercado con los vecinos, por igual han mostrado solidaridad a la demanda. Entonces porqué autorizaron esa construcción?

La otra acción de organización y protesta vecinal surge por la falta de accesos de tránsito en la construcción de una obra vial que forma parte del proyecto de infraestructura urbana más importante de la actual administración estatal. Cómo es posible que los planeadores se hayan olvidado de ese acceso? Motivo suficiente para que cientos de vecinos se manifestaran y exigieran accesos seguros y viables a las necesidades propias. Las autoridades se han mostrado consientes de la necesidad de los vecinos y han actuado en consecuencia, por el momento el acceso ha vuelto.

Ambas acciones muestran que la sociedad emprendedora y crítica influye en su propio bienestar. En los casos bajo comento, aún falta la cancelación definitiva de la gasolinera y la habilitación del acceso vial con todas las normas de tránsito, pero el primer paso se ha dado.

Los gobiernos deben considerar a los vecinos al momento de planear una obra, la legitimación podría aumentar igual que la satisfacción, una gaza vial necesaria para el tránsito de nuestra ciudad debería involucrar los puntos de vista de todas y todos los involucrados. De la misma manera, los empresarios deberían ser prudentes al momento de decidir lugares en los que operarán sus negocios, no es suficiente con cumplir normas o requisitos, es pertinente la aceptación de los vecinos, eso conlleva la responsabilidad social empresarial.

Una mejor ciudad es posible, aunque en su logro sea necesario protestar.