/ martes 20 de octubre de 2020

No perdamos la esperanza, sí es posible avanzar en seguridad pública

Sin duda, una de las principales deudas que los gobiernos tenemos con la sociedad es la seguridad pública. Éste no es un reto menor, pues no depende solamente de una administración o de un nivel de gobierno, sino que es un tema de gran complejidad que abarca problemas nacionales e internacionales, y que requiere de un trabajo coordinado entre todos los entes gubernamentales y todas las instituciones de la sociedad civil, para poder verdaderamente lograr ese México pacífico que queremos.

Sin embargo, todos estos años de vivir de manera constante y prolongada con una sensación de inseguridad, nos ha hecho mucho daño a todos los ciudadanos; entre más tiempo pasemos sin la seguridad de que nosotros y nuestras familias podemos vivir de manera pacífica y con un estado de derecho garantizado, más vamos perdiendo la esperanza en que algún día podrá ser así.

En Chihuahua capital, durante los últimos cuatro años, hemos logrado disminuir los índices de incidencia delictiva, aún con el alza de éstos a nivel nacional. Esto ha sido gracias a la implementación de una estrategia integral centrada en el ciudadano, enfocada a la prevención, fortaleciendo la presencia de nuestra policía confiable y certificada por toda la ciudad. Sumado a ello, tenemos la implementación de la Plataforma Escudo Chihuahua, un sistema tecnológico de gobernanza inteligente que nos ha permitido vigilar en todo momento la ciudad, y así enviar un mensaje contundente a todos los delincuentes: que Chihuahua no es una ciudad impune, aquí hay gobernabilidad y se garantiza el Estado de derecho de toda persona.

Pero a pesar de nuestros buenos resultados, a veces pareciera que la gente no percibe su realidad con mayor seguridad. Esto puede ocurrir por muchas razones, tal vez tiene que ver que ya son muchos años de vivir con miedo todo el tiempo, o que se ha convertido en un reto tan grande y tan complejo que cada vez parece más insuperable. Lo cierto es que resulta muy preocupante que la gente parece haber perdido la esperanza de transformar esta lamentable situación.

No es para menos, pues constantemente nos muestran cifras del ámbito nacional que nos dicen que cada vez estamos peor, vemos gráficas en las que año con año superamos el récord de muertes y delitos graves en el país. Esta no es una realidad que podamos negar, pues constantemente escuchamos historias trágicas de personas que han sido afectadas por este cáncer que cada vez es más grande en México. Por ejemplo, en el caso de Ciudad Juárez, por muchos años hemos escuchado miles de casos de mujeres que han sido trágicamente victimizadas por la violencia que ahí existe. Esta situación resulta sumamente dolorosa, sobre todo en una ciudad tan importante como lo es Juárez; es lamentable que se haya convertido en algo común, e incluso en algo tristemente característico.

Sin embargo, es urgente que superemos la creencia de que no hay nada que podamos hacer. Si bien han sido muchos años de vivir en esta lamentable realidad, estoy convencida de que con el trabajo duro y con una estrategia bien planeada, bien estudiada y bien ejecutada Juárez y todas las demás ciudades pueden ser transformadas.

Así como en Chihuahua hemos logrado avanzar en la disminución de los índices delictivos, así también es posible avanzar en otras ciudades. Si bien sería absurdo afirmar que ya estamos llegando a la meta, pues sabemos que aún nos falta mucho por recorrer, también es cierto que estamos avanzando y ese avance debe ser un incentivo para la esperanza de todos nosotros. Si hacemos las cosas bien, con la voluntad de trabajar en coordinación todos los niveles de gobierno y toda la sociedad, sí se puede construir esa vida pacífica que nos merecemos y que todos anhelamos intensamente. Así que no perdamos la esperanza, sí es posible avanzar en seguridad pública.

Sin duda, una de las principales deudas que los gobiernos tenemos con la sociedad es la seguridad pública. Éste no es un reto menor, pues no depende solamente de una administración o de un nivel de gobierno, sino que es un tema de gran complejidad que abarca problemas nacionales e internacionales, y que requiere de un trabajo coordinado entre todos los entes gubernamentales y todas las instituciones de la sociedad civil, para poder verdaderamente lograr ese México pacífico que queremos.

Sin embargo, todos estos años de vivir de manera constante y prolongada con una sensación de inseguridad, nos ha hecho mucho daño a todos los ciudadanos; entre más tiempo pasemos sin la seguridad de que nosotros y nuestras familias podemos vivir de manera pacífica y con un estado de derecho garantizado, más vamos perdiendo la esperanza en que algún día podrá ser así.

En Chihuahua capital, durante los últimos cuatro años, hemos logrado disminuir los índices de incidencia delictiva, aún con el alza de éstos a nivel nacional. Esto ha sido gracias a la implementación de una estrategia integral centrada en el ciudadano, enfocada a la prevención, fortaleciendo la presencia de nuestra policía confiable y certificada por toda la ciudad. Sumado a ello, tenemos la implementación de la Plataforma Escudo Chihuahua, un sistema tecnológico de gobernanza inteligente que nos ha permitido vigilar en todo momento la ciudad, y así enviar un mensaje contundente a todos los delincuentes: que Chihuahua no es una ciudad impune, aquí hay gobernabilidad y se garantiza el Estado de derecho de toda persona.

Pero a pesar de nuestros buenos resultados, a veces pareciera que la gente no percibe su realidad con mayor seguridad. Esto puede ocurrir por muchas razones, tal vez tiene que ver que ya son muchos años de vivir con miedo todo el tiempo, o que se ha convertido en un reto tan grande y tan complejo que cada vez parece más insuperable. Lo cierto es que resulta muy preocupante que la gente parece haber perdido la esperanza de transformar esta lamentable situación.

No es para menos, pues constantemente nos muestran cifras del ámbito nacional que nos dicen que cada vez estamos peor, vemos gráficas en las que año con año superamos el récord de muertes y delitos graves en el país. Esta no es una realidad que podamos negar, pues constantemente escuchamos historias trágicas de personas que han sido afectadas por este cáncer que cada vez es más grande en México. Por ejemplo, en el caso de Ciudad Juárez, por muchos años hemos escuchado miles de casos de mujeres que han sido trágicamente victimizadas por la violencia que ahí existe. Esta situación resulta sumamente dolorosa, sobre todo en una ciudad tan importante como lo es Juárez; es lamentable que se haya convertido en algo común, e incluso en algo tristemente característico.

Sin embargo, es urgente que superemos la creencia de que no hay nada que podamos hacer. Si bien han sido muchos años de vivir en esta lamentable realidad, estoy convencida de que con el trabajo duro y con una estrategia bien planeada, bien estudiada y bien ejecutada Juárez y todas las demás ciudades pueden ser transformadas.

Así como en Chihuahua hemos logrado avanzar en la disminución de los índices delictivos, así también es posible avanzar en otras ciudades. Si bien sería absurdo afirmar que ya estamos llegando a la meta, pues sabemos que aún nos falta mucho por recorrer, también es cierto que estamos avanzando y ese avance debe ser un incentivo para la esperanza de todos nosotros. Si hacemos las cosas bien, con la voluntad de trabajar en coordinación todos los niveles de gobierno y toda la sociedad, sí se puede construir esa vida pacífica que nos merecemos y que todos anhelamos intensamente. Así que no perdamos la esperanza, sí es posible avanzar en seguridad pública.