/ jueves 27 de enero de 2022

Curas para problemas pandémicos ( I de II partes)

Recientemente, y a raíz de diversas manifestaciones sociales, se ha avivado un debate que si bien ya había estado presente con anterioridad -probablemente no como una discusión ante otras personas, pero muy seguramente como un debate interno- surge de nueva cuenta, motivado por el paso del tiempo y por las medidas de confinamiento nuevamente aplicadas en las escuelas y que han propiciado incluso marchas y peticiones formales por parte de las familias hacia las autoridades estatales.

Ante el desconocimiento, al inicio de la pandemia la atención se dirigió hacia las personas de la tercera edad y aquellas con alguna comorbilidad debido a que se consideró que en principio era el sector más vulnerable; lo anterior se ha ido desvaneciendo conforme la estrategia de vacunación avanza en sus objetivos y nos enfrenta súbitamente ante lo que se había postergado: las repercusiones a la salud mental y emocional de niños y adolescentes que han enfrentado diversas circunstancias a raíz del confinamiento y para quienes las consecuencias permanecerán por más tiempo del que quisiéramos aceptar.

Debido a que los menores de edad han visto coartado su derecho a la educación, además de la obvia limitación de la convivencia entre sus pares, se ha llegado incluso a -como lo prevén Unicef y la Organización Internacional del Trabajo- recaer en indignantes prácticas de trabajo infantil a raíz de la difícil situación económica familiar. Poniendo lo anterior en perspectiva, siete de cada diez hogares mexicanos con algún menor de edad en casa señalaban una importante reducción de ingresos, ya que al menos el 62% de las familias bajo estas condiciones labora en el sector informal. Aunque no sólo el trabajo infantil es una situación que se ha recrudecido, ya que de igual manera lo han hecho situaciones de diversos tipos de abuso a menores.

Nadie se puede volver ojo de hormiga ante las vulneraciones de las que este sector de la población ha sido víctima. Condiciones para muchos de nosotros impensables, pero para muchos otros lamentablemente normalizadas. Si bien para algún grupo de menores la salida era la escuela, para todos los menores la educación presencial es lo ideal… pero: ¿Realmente considera usted que podemos garantizar las condiciones idóneas para un regreso a clases con el mínimo de contagios? Y hablo en plural, ya que el regreso seguro a clases es una utopía que se alcanza cuando no sólo dejamos la responsabilidad a los maestros, sino cuando como familia dejamos de pensar en nuestra realidad y asumimos un compromiso con todas las personas con las que nuestros hijos interactúan al asistir al aula.