La participación activa de las mujeres dentro de la vida pública a lo largo de las últimas décadas a nivel global ha sentado las bases para ir consolidando una sociedad donde en los hechos se busque una equidad dentro de los espacios en la toma de decisiones. En distintos países del mundo hemos visto dignas representaciones de mujeres cuyo liderazgo ha sido referente de buena gobernabilidad y capacidad en sus cargos. Como ejemplo tenemos el caso de Angela Merkel, Canciller en Alemania; Christine Lagarde, primera mujer en dirigir el Fondo Monetario Internacional; Nancy Pelosi, Presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos o en Latinoamérica el ejemplo de Michelle Bachelet y Cristina Fernández, ex presidentas de Chile y Argentina, respectivamente.
El derecho al voto de la mujer en México comenzó el 12 de febrero de 1947, con la publicación en el Diario Oficial de la Federación del Decreto de adición al artículo 115 para permitirles la participación como votantes y como candidatas, quedando establecido que: “En las elecciones municipales participarán las mujeres, en igualdad de condición que los varones, con el derecho de votar y ser votadas”. Sin embargo, fue el 3 de julio de 1955, cuando las mujeres en México sufragaron por primera vez en una elección federal.
En las elecciones federales de 1955, las mujeres acudieron por primera vez a las urnas a emitir su voto. En esa ocasión se elegía a diputados federales para la XLIII Legislatura. Pese a la importancia que tenía este evento histórico, por ser el primer ejercicio de libertad de decisión de la mujer, la verdadera democratización de la ciudadanía tardó muchos años más en germinar, ya que la tradición estaba aún arraigada en nuestro país.
El sufragio femenino significó el reconocimiento a la igualdad en la participación política. A partir de entonces ha continuado la lucha de las mujeres por sus derechos a participar en la toma de decisiones del país. En Chihuahua contamos con el ejemplo de Florentina Villalobos, periodista y profesora normalista nacida en Parral y que en 1964 fue electa como diputada federal por el Distrito 2 de Chihuahua, para la XLVI Legislatura siendo así la primera diputada de oposición en la historia de México.
Ahora bien, en tiempos más actuales, el principio de paridad ha sido incorporado a nuestra Constitución en el año 2014. El artículo 41 Constitucional establece que “Los partidos políticos tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, fomentar el principio de paridad de género, contribuir a la integración de los órganos de representación política, y como organizaciones ciudadanas, hacer posible su acceso al ejercicio del poder público, de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan y mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo...” La paridad es igualdad. Así de claro y contundente. La paridad no es una medida de acción afirmativa de carácter temporal. No es una medida compensatoria. La paridad es un principio constitucional que tiene como finalidad la igualdad entre los sexos, que adopta nuestro país como parte de los compromisos internacionales que ha adquirido con el objeto de que los derechos político electorales de las y los ciudadanos se ejerzan en condiciones de igualdad. La paridad es una medida permanente para lograr la inclusión de mujeres en los espacios de decisión pública.
En resumidas cuentas, estas medidas normativas y constitucionales son herramientas fundamentales para hacer valer la paridad así como la igualdad de derechos que tienen hombres y mujeres para integrar espacios de representación popular, con el tiempo esperemos también un equilibrio dentro de otros espacios públicos como en el gobierno mismo, donde las mujeres son un ejemplo de buen gobierno a través de la titularidad en alcaldías y el próximo año seguramente veremos esos liderazgos encabezando las gubernaturas.
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