/ jueves 14 de enero de 2021

Todos somos el Presidente

Hace poco termine de leer un libro del escritor Carlos Ramos Padilla, fue regalo de un buen amigo, pero de primera impresión me llamó la atención el nombre del libro: “Todos somos el Presidente”, lo cual me llevo a la reflexión.

Efectivamente, en nuestro sistema político mexicano recae sobre el ejecutivo una gran responsabilidad, incluso se llega a confundir como si este tuviera injerencia dentro de los demás poderes y de esto tienen la culpa los propios presidentes de la república. Recordemos a aquellos mandatarios faraónicos como Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez o que decir de José López Portillo, de todos sabido el exceso de poder que ostentaban en sus sexenios, la concentración total del poder. Acostumbrándonos a los mexicanos a pensar que ellos tienen la fórmula mágica para resolver todos los problemas que nos aquejan.

Cada seis años prometen solucionar el tema de la pobreza y al contrario la aumentan, el tema del combate a la corrupción, al crimen organizado y no se ven resultados, la seguridad social para todos que se ha visto disminuida, esto entre muchos otros temas. Sí, todos somos el Presidente porque tenemos parte de la responsabilidad de elegirlo y al ser oposición al momento de enfrentarlo, a lo largo de la historia hemos visto que han existido buenos y malos presidentes así como una oposición responsable y una oposición callada. Como ciudadanos nuestra responsabilidad no termina al momento de ejercer nuestro voto, al contrario, ahí es donde empieza la mayor responsabilidad ciudadana, darle seguimiento al cumplimiento de las promesas de campaña de nuestros representantes, exigir que se lleven a cabo, estar muy al pendiente de los órganos de transparencia, rendición de cuentas y siempre buscar el equilibrio del poder.

Escuchaba un discurso donde decían que efectivamente un presidente y la mala toma de sus decisiones pueden cambiar la vida del ciudadano; un servidor, en no sé si son muchos o pocos pero ya 31 años pesan, le ha tocado vivir a nivel local la mala toma de decisiones de los gobernantes, ya les había platicado que toda mi vida la he desarrollado en el centro histórico de esta amada ciudad y he visto como se ha ido deteriorando el comercio, los edificios históricos y la imagen del centro mismo, era muy joven pero supe distinguir cuando mataron el comercio de la avenida ferrocarril por una ocurrencia de una ciclo vía con un trayecto relativamente corto e inoperante que rompió la circulación y llevó a la quiebra de locales tan emblemáticos como aquella taquería famosa “La Cueva de Chucho”; permitiendo el comercio ambulante le dan en la torre al comercio formal, comercio que paga impuestos, que pagan rentas elevadas, comercios que emplean gente y dan seguridad social, pues todo eso por un gobierno blando, se va por la borda.

En contraste vemos ciudades en nuestro país que han cambiado totalmente y se ha mejorado la calidad de vida de los ciudadanos, está Mérida, Yucatán, una ciudad tradicional pero con un alto desarrollo y crecimiento económico que mantiene los índices más bajos en homicidios y más altos en transparencia y competitividad económica; Aguascalientes, una ciudad que se ha modernizado y tiene un fuerte crecimiento industrial; el corredor industrial de Guanajuato o es más, no nos vayamos tan lejos, basta con ver cómo ha cambiado la ciudad de Chihuahua estos últimos cinco años, donde vemos obra pública eficiente, desarrollo económico, presencia y programas sociales en las zonas más necesitadas, todo esto además de posicionarse como una de las ciudades mejor evaluadas en cuanto a gestión de gobierno, transparencia y prácticamente deuda pública en ceros.

Efectivamente todos somos el presidente, por eso ante este proceso electoral tenemos que estar muy conscientes a quien elegimos para gobernarnos, hay que ver la trayectoria de cada quien, la política es una lucha de pasiones y hay que saberlas administrar y que al gobernante no se le olvide que el pueblo es el que manda y que él solo es un servidor público más, como el cartero, el policía, el bombero y no se quiera convertir en un omnipotente.

Les mando un fuerte abrazo estimados lectores, agradeciéndoles sus comentarios e invitándolos a que me sigan a través de mis redes sociales Facebook, Twitter e Instagram @JoobQuintin.

Hace poco termine de leer un libro del escritor Carlos Ramos Padilla, fue regalo de un buen amigo, pero de primera impresión me llamó la atención el nombre del libro: “Todos somos el Presidente”, lo cual me llevo a la reflexión.

Efectivamente, en nuestro sistema político mexicano recae sobre el ejecutivo una gran responsabilidad, incluso se llega a confundir como si este tuviera injerencia dentro de los demás poderes y de esto tienen la culpa los propios presidentes de la república. Recordemos a aquellos mandatarios faraónicos como Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez o que decir de José López Portillo, de todos sabido el exceso de poder que ostentaban en sus sexenios, la concentración total del poder. Acostumbrándonos a los mexicanos a pensar que ellos tienen la fórmula mágica para resolver todos los problemas que nos aquejan.

Cada seis años prometen solucionar el tema de la pobreza y al contrario la aumentan, el tema del combate a la corrupción, al crimen organizado y no se ven resultados, la seguridad social para todos que se ha visto disminuida, esto entre muchos otros temas. Sí, todos somos el Presidente porque tenemos parte de la responsabilidad de elegirlo y al ser oposición al momento de enfrentarlo, a lo largo de la historia hemos visto que han existido buenos y malos presidentes así como una oposición responsable y una oposición callada. Como ciudadanos nuestra responsabilidad no termina al momento de ejercer nuestro voto, al contrario, ahí es donde empieza la mayor responsabilidad ciudadana, darle seguimiento al cumplimiento de las promesas de campaña de nuestros representantes, exigir que se lleven a cabo, estar muy al pendiente de los órganos de transparencia, rendición de cuentas y siempre buscar el equilibrio del poder.

Escuchaba un discurso donde decían que efectivamente un presidente y la mala toma de sus decisiones pueden cambiar la vida del ciudadano; un servidor, en no sé si son muchos o pocos pero ya 31 años pesan, le ha tocado vivir a nivel local la mala toma de decisiones de los gobernantes, ya les había platicado que toda mi vida la he desarrollado en el centro histórico de esta amada ciudad y he visto como se ha ido deteriorando el comercio, los edificios históricos y la imagen del centro mismo, era muy joven pero supe distinguir cuando mataron el comercio de la avenida ferrocarril por una ocurrencia de una ciclo vía con un trayecto relativamente corto e inoperante que rompió la circulación y llevó a la quiebra de locales tan emblemáticos como aquella taquería famosa “La Cueva de Chucho”; permitiendo el comercio ambulante le dan en la torre al comercio formal, comercio que paga impuestos, que pagan rentas elevadas, comercios que emplean gente y dan seguridad social, pues todo eso por un gobierno blando, se va por la borda.

En contraste vemos ciudades en nuestro país que han cambiado totalmente y se ha mejorado la calidad de vida de los ciudadanos, está Mérida, Yucatán, una ciudad tradicional pero con un alto desarrollo y crecimiento económico que mantiene los índices más bajos en homicidios y más altos en transparencia y competitividad económica; Aguascalientes, una ciudad que se ha modernizado y tiene un fuerte crecimiento industrial; el corredor industrial de Guanajuato o es más, no nos vayamos tan lejos, basta con ver cómo ha cambiado la ciudad de Chihuahua estos últimos cinco años, donde vemos obra pública eficiente, desarrollo económico, presencia y programas sociales en las zonas más necesitadas, todo esto además de posicionarse como una de las ciudades mejor evaluadas en cuanto a gestión de gobierno, transparencia y prácticamente deuda pública en ceros.

Efectivamente todos somos el presidente, por eso ante este proceso electoral tenemos que estar muy conscientes a quien elegimos para gobernarnos, hay que ver la trayectoria de cada quien, la política es una lucha de pasiones y hay que saberlas administrar y que al gobernante no se le olvide que el pueblo es el que manda y que él solo es un servidor público más, como el cartero, el policía, el bombero y no se quiera convertir en un omnipotente.

Les mando un fuerte abrazo estimados lectores, agradeciéndoles sus comentarios e invitándolos a que me sigan a través de mis redes sociales Facebook, Twitter e Instagram @JoobQuintin.