/ jueves 10 de marzo de 2022

De techos de cristal y cercos de acero

En el marco de la conmemoración de un Día Internacional de la Mujer más, inician estas letras con tanto que decir pero tan poco espacio. A diferencia de quienes romantizan este día exaltando las cualidades de las mujeres -lo cual no es tema de debate- creo que más conviene echar un vistazo a la realidad como mínimo para no olvidar a aquellas mujeres y niñas que ya no están y que dan sentido a la lucha que increíblemente persiste ya que nacer mujer en México es un factor de riesgo.

El llamado 8M se instituye a partir de una protesta, como esas que aun al día de hoy se tratan de censurar, de condenar… vaya, de controlar instalando vallas con publicidad gubernamental ¿Será que se incluyen los nombres de las víctimas de feminicidio que dieron lugar a la declaratoria de Alerta de Género?

Precisamente, respecto a dicho mecanismo tenemos que a pesar de haber sido declarado para los municipios de Chihuahua, Juárez, Cuauhtémoc, Parral y Guadalupe y Calvo, donde se concentraron el 89.3% de los feminicidios, de nada ha servido ya que precisamente los presupuestos de egresos de estas localidades debieron haber sido diseñados tomando en cuenta la declaratoria de Alerta de Género vigente y las acciones de un plan de trabajo que, debiendo haberse elaborado a finales del año pasado, aún no existe.

Lo anterior es grave, sin embargo hoy quisiera hacer hincapié en pedirle a la persona que nos lee que no olvidemos que en ocasiones el enemigo está en casa. Las mujeres mexicanas no se sienten seguras ni siquiera dentro de sus hogares, ya que, de acuerdo con el Inegi, 23% de los feminicidios ocurren dentro de estos espacios. Sin llegar al extremo de privar de la vida, la violencia de género puede manifestarse de otras maneras, derivado de las relaciones de poder, así como de cuestiones históricas y culturales que la han sistematizado lamentablemente. Aquellas prácticas de control y agresiones al interior de los hogares mantienen este tipo de violencia invisibilizada, haciéndola cómplice y provocando duda en quien la sufre evitando el reconocimiento como víctimas a niñas y mujeres.

Pero más allá de pretender convertir este espacio en un prontuario, quisiera compartirle la siguiente reflexión: Los techos de cristal pueden romperse, pero no olvidemos los cercos de acero, que marcan una gran brecha entre gobierno y gobernadas, quienes, desesperadas e impotentes no hacen más que exigir justicia; no olvidemos que al blindarnos corremos el riesgo de quedar prisioneros de nuestros propios errores.

Tomando el 8M de pretexto, sirvan estas letras ya no para alguna cita o frase, sino para reconocer la labor de aquellas mujeres que, siempre sororas y ejerciendo más de un rol, levantan en brazos no sólo a sus familias, sino a aquellas otras mujeres que con un ápice de fuerza caminan exigiendo justicia. Rompan los techos, rompan los cercos, pero sobre todo, rompamos juntos los ciclos de violencia de género a través de la responsabilidad.

Economista. Diputado local

En el marco de la conmemoración de un Día Internacional de la Mujer más, inician estas letras con tanto que decir pero tan poco espacio. A diferencia de quienes romantizan este día exaltando las cualidades de las mujeres -lo cual no es tema de debate- creo que más conviene echar un vistazo a la realidad como mínimo para no olvidar a aquellas mujeres y niñas que ya no están y que dan sentido a la lucha que increíblemente persiste ya que nacer mujer en México es un factor de riesgo.

El llamado 8M se instituye a partir de una protesta, como esas que aun al día de hoy se tratan de censurar, de condenar… vaya, de controlar instalando vallas con publicidad gubernamental ¿Será que se incluyen los nombres de las víctimas de feminicidio que dieron lugar a la declaratoria de Alerta de Género?

Precisamente, respecto a dicho mecanismo tenemos que a pesar de haber sido declarado para los municipios de Chihuahua, Juárez, Cuauhtémoc, Parral y Guadalupe y Calvo, donde se concentraron el 89.3% de los feminicidios, de nada ha servido ya que precisamente los presupuestos de egresos de estas localidades debieron haber sido diseñados tomando en cuenta la declaratoria de Alerta de Género vigente y las acciones de un plan de trabajo que, debiendo haberse elaborado a finales del año pasado, aún no existe.

Lo anterior es grave, sin embargo hoy quisiera hacer hincapié en pedirle a la persona que nos lee que no olvidemos que en ocasiones el enemigo está en casa. Las mujeres mexicanas no se sienten seguras ni siquiera dentro de sus hogares, ya que, de acuerdo con el Inegi, 23% de los feminicidios ocurren dentro de estos espacios. Sin llegar al extremo de privar de la vida, la violencia de género puede manifestarse de otras maneras, derivado de las relaciones de poder, así como de cuestiones históricas y culturales que la han sistematizado lamentablemente. Aquellas prácticas de control y agresiones al interior de los hogares mantienen este tipo de violencia invisibilizada, haciéndola cómplice y provocando duda en quien la sufre evitando el reconocimiento como víctimas a niñas y mujeres.

Pero más allá de pretender convertir este espacio en un prontuario, quisiera compartirle la siguiente reflexión: Los techos de cristal pueden romperse, pero no olvidemos los cercos de acero, que marcan una gran brecha entre gobierno y gobernadas, quienes, desesperadas e impotentes no hacen más que exigir justicia; no olvidemos que al blindarnos corremos el riesgo de quedar prisioneros de nuestros propios errores.

Tomando el 8M de pretexto, sirvan estas letras ya no para alguna cita o frase, sino para reconocer la labor de aquellas mujeres que, siempre sororas y ejerciendo más de un rol, levantan en brazos no sólo a sus familias, sino a aquellas otras mujeres que con un ápice de fuerza caminan exigiendo justicia. Rompan los techos, rompan los cercos, pero sobre todo, rompamos juntos los ciclos de violencia de género a través de la responsabilidad.

Economista. Diputado local