/ sábado 19 de diciembre de 2020

¿Y ahora que sigue?

Muchas veces la enfermedad nace del mismo remedio.”

Con la aproximación del nuevo año, y con las vacunas autorizadas, crecen las esperanzas de poder controlar de una vez por todas, una enfermedad que a nivel mundial ha registrado más de 71 millones de casos confirmados y más de 1 millón 600 mil defunciones.

Pero la realidad, es que las vacunas no van a detener la pandemia de coronavirus de inmediato.

Desde luego que México es uno de los países más afectados por el virus, en donde se han reportado 1 millón 267 mil casos positivos y más de 116 mil defunciones.

Sin embargo por más que se quiera minimizar y ocultar el daño por el covid en la población, la estadística nos da a conocer la gravedad de lo que estamos viviendo.

Podría ser que no conozcamos con precisión las cifras de contagios y fallecimientos, porque existe la “cifra oficial” de la autoridad federal.

Sabemos que la realidad es otra, ya que los medios de comunicación y los testimonios de médicos en redes sociales, reflejan el desbordamiento de la capacidad de atención en algunos hospitales del sector salud.

Por otro lado diciembre aun no termina, y nos muestra los costos por la improvisación del manejo de la pandemia, entre discursos y señalamientos de los protagonistas, de la tan desgastada política mexicana, quienes arrojan sobre la mesa su versión y soluciones.

Sin ir muy lejos el ejemplo lo tenemos con la Ciudad de México, la […capital política del país…], que sin duda es uno de los múltiples escenarios del fracaso.

Somos testigos de que los fallecimientos no han logrado conseguir un punto de inflexión, que ya superan las 116 mil defunciones en todo el país.

Por otro lado sabemos que la Secretaría de Salud, informó que se eligió a la CDMX y al estado de Coahuila, como nodos de vacunación, porque fue en estas entidades, donde hubo un repunte de covid, además de que fueron elegidas por una “viabilidad logística”.

Lo que bien es cierto es que el color rojo de la semaforización, tiñe a otras entidades como son: el Estado de México, Veracruz, Puebla, Jalisco, Nuevo León, Baja California, Guanajuato, Sinaloa y Chihuahua.

Ahora falta saber qué sigue, por no contar con elementos sobre la posible eficacia de la vacuna (autorizada) y desde luego, no saber cuántos fallecidos más se acumularán.

El embrollo es inmenso: ¿Qué hacer con la increíble mediocridad de la mayoría de los gobiernos del mundo?

Por si fuera poco los países ricos ya compraron suficientes dosis de la vacuna contra el covid-19, para inmunizar a sus poblaciones, mientras tanto los países en desarrollo, se están quedando atrás en la carrera global, para poner fin a la pandemia de coronavirus

De acuerdo a People’s Vaccine Alliance, en los países más pobres, solo una de cada 10 personas puede esperar recibir una vacuna para finales de 2021.

A nadie se le debe impedir que reciba una vacuna que le salve la vida, debido al país en el que vive o si tiene el recurso, en el caso de comprarla.

Referente a lo anterior Oxfam y Amnistía Internacional, han advertido que 9 de cada 10 personas de países pobres, no podrán acceder a la vacuna en 2021 y exigen a Gobiernos y farmacéuticas, que se produzcan dosis suficientes para todos.

Por su parte los “países ricos” que representan solo el 14 por ciento de la población mundial- han comprado hasta el 53 % de todas las vacunas más prometedoras.

Así que millones de personas de todo el mundo no recibirán una vacuna segura y efectiva contra la covid-19 en los próximos años.

En el caso de México, la pandemia simplemente vino a desenmascarar la inmadurez de los líderes partidistas, que no saben qué hacer frente a la letalidad de este virus que está acabando con la vida de la población; solo dejan que el reloj prosiga su curso; ya que están más enfocados en las próximas elecciones que se avecinan, alistando la carta a Santa Claus para asegurar un “lugar” y no los dejen fuera del erario.

Lo que urge resolver, es que todos los mexicanos reciban la vacuna contra el covid evitando politizar el santo remedio.

[…Mientras tanto persiste la incertidumbre, el miedo y la duda, pero también el hartazgo y la pérdida de confianza en la población, sin contar el aumento de la pobreza y la incapacidad para proteger a los más desfavorecidos…]

De algo estamos conscientes, […lo que más desgasta de una enfermedad, es el agotamiento que provoca en la población…]