/ sábado 3 de febrero de 2024

¿Y usted que juegos juega?

Sabemos que el juego es una actividad vivencial, que nos permite encontrar los sentidos y significados, para comprender el acontecer de la vida.

Actividad que promueve la acción y reacción de una persona, para responder a las necesidades del juego. Porque jugar, es una apertura a la vida, para arrojarse a la propia existencia y otorgarse a sí mismo, la oportunidad de ser.

Curiosamente se suele pensar, que sólo al niño le es permitido jugar y ejercer con propiedad el derecho al juego como una manifestación social, o como un estímulo para la imaginación, pero lo cierto, es que no sólo el niño juega e imagina, sino que también, el adulto y el anciano juegan e imaginan y en algún momento coinciden y comparten el mismo juego; aquí, allá, ahora, siempre.

Esto nos hace recordar al historiador holandés Johan Huizinga, que en 1938 refería, que

todas las acciones e ideas del ser humano versan con el juego, ya que el juego es más antiguo que la cultura; además que, con toda seguridad, se puede afirmar que la “civilización” no ha añadido ninguna característica esencial al concepto del juego.

Por otra parte, las primeras expresiones artísticas del ser humano, nacen del juego y se mantienen en el límite de la alegría, la broma y la diversión; que conforman ese encanto heredado de la fiesta compartida.

Pero es necesario mencionar que, en toda mitología, los dioses son por esencia, jugadores y al jugar, simplemente crean.

De tal forma, que lo que distingue a los dioses de los humanos, es que ellos juegan y nosotros trabajamos.

Frente a esta premisa, los humanos no son necesarios; ya que no se sostienen por sí mismos; sino por una voluntad ajena, resultado de una creación.

Así que la creación, es un juego; contrario al trabajo; porque sin temor a equivocarse; en su origen todos los juegos obedecen a un ceremonial; pero con el trabajo se rompen todos los rituales, ya que no hay tiempo ni espacio para el juego.

Es necesario mencionar que el juego tiene reglas; ya que, sin reglas, no hay juego; no es que las reglas faciliten el juego, sino que lo hacen tangible frente los ojos del humano.

Reglas que pueden ser convencionales, arbitrarias y recurrentes. Así que el juego a través de las reglas, nos remite al rito; es decir al origen de la transparencia lúdica que causa exaltación, goce, alegría y emoción.

Curiosamente en el juego se presupone y se habla de igualdad ante las reglas. Se trata de paridad entre los “compañeros” que comparten un lenguaje universal, descrito por signos preconcebidos, que permiten comulgar con la adhesión, además de que nos podría provocar enajenación y un delirio colectivo.

También no podemos olvidar, que aquello que ha sido calificado como “arte” surge derivado de un aspecto evolutivo del juego.

En este caso, el que gesta el arte “crea un mundo que domina, como el niño que juega” así el arte y el juego otorgan; alegría, gracia, belleza y armonía en el cosmos del ser humano.

Y a propósito de juego y expresión; Octavio Paz, cuando tenía tan solo 17 años, le publicaron en el periódico El Nacional de la Ciudad de México, el poema “juego”, el 7 de junio de 1931.

¿Alguien lo recuerda?

Aquí un fragmento;

[…Saquearé a las estaciones. Jugaré con los meses y los años. (Días de invierno con caras rojas de verano.) Me raptaré a la primavera, para tenerla en casa, como una bailarina. En el tapete verde del espacio, apostaré a los días, que rodarán como los dados. Jugaré con los meses y los años…]

y Jorge Luis Borge mencionaba; […Cuando los jugadores se hayan ido, Cuando el tiempo los haya consumido, Ciertamente no habrá cesado el rito…]

Sin duda el juego desde sus orígenes, no dejará de asombrarnos, porque cualquier cosa se puede convertir en un juguete, el cual develará un inventario de recuerdos, imágenes y anécdotas, de todo aquello que nos vincula como seres humanos.

Por otra parte, siempre habrá algún escéptico, que se resista del juego por su arbitrariedad e ineficacia; ya que en su excesiva “conciencia”, estará convencido de que el juego es el […pudor del desesperado…]

Pero para otros, el juego siempre será un elemento lúdico, que conlleva magia y misterio, ya que les brinda plena existencia y la posibilidad de desarrollarse para “ser y estar” en este mundo; hoy y siempre.

Porque el juego podría estar frente a usted; tan solo es necesario descubrirlo.

“Cuando las camisas se secan al sol, el murmullo de las mangas juega con el viento, extrañando a su dueño”

¿Y usted que juegos juega?




Sabemos que el juego es una actividad vivencial, que nos permite encontrar los sentidos y significados, para comprender el acontecer de la vida.

Actividad que promueve la acción y reacción de una persona, para responder a las necesidades del juego. Porque jugar, es una apertura a la vida, para arrojarse a la propia existencia y otorgarse a sí mismo, la oportunidad de ser.

Curiosamente se suele pensar, que sólo al niño le es permitido jugar y ejercer con propiedad el derecho al juego como una manifestación social, o como un estímulo para la imaginación, pero lo cierto, es que no sólo el niño juega e imagina, sino que también, el adulto y el anciano juegan e imaginan y en algún momento coinciden y comparten el mismo juego; aquí, allá, ahora, siempre.

Esto nos hace recordar al historiador holandés Johan Huizinga, que en 1938 refería, que

todas las acciones e ideas del ser humano versan con el juego, ya que el juego es más antiguo que la cultura; además que, con toda seguridad, se puede afirmar que la “civilización” no ha añadido ninguna característica esencial al concepto del juego.

Por otra parte, las primeras expresiones artísticas del ser humano, nacen del juego y se mantienen en el límite de la alegría, la broma y la diversión; que conforman ese encanto heredado de la fiesta compartida.

Pero es necesario mencionar que, en toda mitología, los dioses son por esencia, jugadores y al jugar, simplemente crean.

De tal forma, que lo que distingue a los dioses de los humanos, es que ellos juegan y nosotros trabajamos.

Frente a esta premisa, los humanos no son necesarios; ya que no se sostienen por sí mismos; sino por una voluntad ajena, resultado de una creación.

Así que la creación, es un juego; contrario al trabajo; porque sin temor a equivocarse; en su origen todos los juegos obedecen a un ceremonial; pero con el trabajo se rompen todos los rituales, ya que no hay tiempo ni espacio para el juego.

Es necesario mencionar que el juego tiene reglas; ya que, sin reglas, no hay juego; no es que las reglas faciliten el juego, sino que lo hacen tangible frente los ojos del humano.

Reglas que pueden ser convencionales, arbitrarias y recurrentes. Así que el juego a través de las reglas, nos remite al rito; es decir al origen de la transparencia lúdica que causa exaltación, goce, alegría y emoción.

Curiosamente en el juego se presupone y se habla de igualdad ante las reglas. Se trata de paridad entre los “compañeros” que comparten un lenguaje universal, descrito por signos preconcebidos, que permiten comulgar con la adhesión, además de que nos podría provocar enajenación y un delirio colectivo.

También no podemos olvidar, que aquello que ha sido calificado como “arte” surge derivado de un aspecto evolutivo del juego.

En este caso, el que gesta el arte “crea un mundo que domina, como el niño que juega” así el arte y el juego otorgan; alegría, gracia, belleza y armonía en el cosmos del ser humano.

Y a propósito de juego y expresión; Octavio Paz, cuando tenía tan solo 17 años, le publicaron en el periódico El Nacional de la Ciudad de México, el poema “juego”, el 7 de junio de 1931.

¿Alguien lo recuerda?

Aquí un fragmento;

[…Saquearé a las estaciones. Jugaré con los meses y los años. (Días de invierno con caras rojas de verano.) Me raptaré a la primavera, para tenerla en casa, como una bailarina. En el tapete verde del espacio, apostaré a los días, que rodarán como los dados. Jugaré con los meses y los años…]

y Jorge Luis Borge mencionaba; […Cuando los jugadores se hayan ido, Cuando el tiempo los haya consumido, Ciertamente no habrá cesado el rito…]

Sin duda el juego desde sus orígenes, no dejará de asombrarnos, porque cualquier cosa se puede convertir en un juguete, el cual develará un inventario de recuerdos, imágenes y anécdotas, de todo aquello que nos vincula como seres humanos.

Por otra parte, siempre habrá algún escéptico, que se resista del juego por su arbitrariedad e ineficacia; ya que en su excesiva “conciencia”, estará convencido de que el juego es el […pudor del desesperado…]

Pero para otros, el juego siempre será un elemento lúdico, que conlleva magia y misterio, ya que les brinda plena existencia y la posibilidad de desarrollarse para “ser y estar” en este mundo; hoy y siempre.

Porque el juego podría estar frente a usted; tan solo es necesario descubrirlo.

“Cuando las camisas se secan al sol, el murmullo de las mangas juega con el viento, extrañando a su dueño”

¿Y usted que juegos juega?