/ sábado 25 de abril de 2020

El malestar por el COVID 19

Es imposible pensar en otra cosa; el coronavirus ha provocado preocupación y al mismo tiempo un malestar emocional en la población, por la incertidumbre que genera la rápida diseminación y contagio de este virus.

El resultado es el miedo que domina en la población, emoción desagradable, que podría anular la capacidad de reaccionar para buscar soluciones que nos ayuden a lograr un bienestar, y restablecer las actividades que hemos dejado de hacer.

El virus simplemente nos ha tomado por sorpresa y nos hace ver la realidad que somos vulnerables, porque hasta este momento nadie nos asegura estar exentos del contagio.

Los especialistas simplemente nos recomiendan mantener la calma, y estar en casa atentos a las directrices de las autoridades.

Sin embargo el desconocimiento y la incertidumbre se incrementan, creando un malestar en la población, por la condición que estamos viviendo.

A lo que podemos referir, el libro titulado “El Malestar en la Cultura”, ensayo de Sigmund Freud, publicado en 1930, cuando en ese tiempo, la sociedad vivía el ascenso del nazismo, la crisis económica mundial y el fatal derrumbe de la bolsa de New York.

Freud revisa en esta obra, el malestar provocado por la insatisfacción del individuo y la conexión que tiene con sus semejantes, frente a lo que llamamos […cultura…]

Pero si el ser humano no encuentra la felicidad en la cultura, también sabemos que sin ella, no puede sobrevivir.

Así que para disminuir “el malestar”, en el individuo se crean vínculos que sustituyen la satisfacción de sus deseos.

Es evidente que dicho “malestar” es variable por condiciones geográficas e idiosincrasia del ser humano, ya la cultura debe proporcionar un equilibrio, que permita el satisfactor de un beneficio.

De este modo la cultura es uno de los destinos del placer, sin olvidar formas obligadas de convivencia establecidas por la sociedad.

Uno de los objetivos primordiales de la cultura, es ofrecer diferentes destinos al individuo, procurando dentro de ciertos límites la satisfacción del mismo. Pero para acceder a sus beneficios y poder convivir en sociedad, el sujeto deberá renunciar a una serie de impulsos que puede controlar.

Sin embargo todo esto se dificulta cuando hay crisis y catástrofes, tal y como ocurre con la pandemia que estamos viviendo del coronavirus; de tal forma que la población se encuentra en un malestar e incomodidad; que no solo es local o regional, sino que el malestar tiene un alcance mundial.

La pandemia ha generado un descontrol total para los gobiernos, pero la población se encuentra en crisis, incertidumbre, frustración, melancolía, ansiedad, tristeza, depresión, enojo, agresividad, violencia y pérdida de ubicación dentro de la sociedad, además de ser detonantes que ponen en riesgo la vida de una persona.

Al cumplirse 90 años de su publicación “El Malestar en la Cultura” y que el título original en alemán […Unbehagen…] puede ser traducido como pesadez, incomodidad o desazón.

Esa desazón es precisamente la que el autor muestra en la obra; nos da a conocer la incomodidad y las preocupaciones de sus contemporáneos más jóvenes, proyectados hacia el futuro cercano.

Es importante mencionar que para Freud el término “cultura”, no significa ilustración o formación intelectual; sino el conjunto de las normas restrictivas de los impulsos humanos.

Aunque en el mundo cultural como sabemos, haya un sinfín de valores positivos, evitando el dolor y el sufrimiento a través de la convivencia de las relaciones sociales, en las que se la exalta la felicidad del goce y el placer; sin olvidar ilusiones, anhelos y deseos compartidos a través de la fe y la religión, además de la creación del arte y muchos otros más, que nos permiten un beneficio común.

De esta forma la obra de Sigmund Freud, sigue siendo una consulta obligada, sobre todo para aquellos, que están interesados en los procesos relacionados con el desarrollo de la cultura, considerando al autor como un pensador y crítico de la cultura.

Lo que podríamos interpretar, es que todo ser humano con plena consciencia de la vida intenta y hace lo imposible por conseguir la felicidad.

La pandemia del coronavirus, nos está dejando experiencia y aprendizaje.

Un aprendizaje que puede ser doloroso para muchos, por lo que es el momento de darnos el tiempo de reorientar espacios, para compartir la vida con nuestros semejantes, que como sabemos el ser humano no solo vive, sino que dirige su vida, y ese es un gran compromiso para todos.



Es imposible pensar en otra cosa; el coronavirus ha provocado preocupación y al mismo tiempo un malestar emocional en la población, por la incertidumbre que genera la rápida diseminación y contagio de este virus.

El resultado es el miedo que domina en la población, emoción desagradable, que podría anular la capacidad de reaccionar para buscar soluciones que nos ayuden a lograr un bienestar, y restablecer las actividades que hemos dejado de hacer.

El virus simplemente nos ha tomado por sorpresa y nos hace ver la realidad que somos vulnerables, porque hasta este momento nadie nos asegura estar exentos del contagio.

Los especialistas simplemente nos recomiendan mantener la calma, y estar en casa atentos a las directrices de las autoridades.

Sin embargo el desconocimiento y la incertidumbre se incrementan, creando un malestar en la población, por la condición que estamos viviendo.

A lo que podemos referir, el libro titulado “El Malestar en la Cultura”, ensayo de Sigmund Freud, publicado en 1930, cuando en ese tiempo, la sociedad vivía el ascenso del nazismo, la crisis económica mundial y el fatal derrumbe de la bolsa de New York.

Freud revisa en esta obra, el malestar provocado por la insatisfacción del individuo y la conexión que tiene con sus semejantes, frente a lo que llamamos […cultura…]

Pero si el ser humano no encuentra la felicidad en la cultura, también sabemos que sin ella, no puede sobrevivir.

Así que para disminuir “el malestar”, en el individuo se crean vínculos que sustituyen la satisfacción de sus deseos.

Es evidente que dicho “malestar” es variable por condiciones geográficas e idiosincrasia del ser humano, ya la cultura debe proporcionar un equilibrio, que permita el satisfactor de un beneficio.

De este modo la cultura es uno de los destinos del placer, sin olvidar formas obligadas de convivencia establecidas por la sociedad.

Uno de los objetivos primordiales de la cultura, es ofrecer diferentes destinos al individuo, procurando dentro de ciertos límites la satisfacción del mismo. Pero para acceder a sus beneficios y poder convivir en sociedad, el sujeto deberá renunciar a una serie de impulsos que puede controlar.

Sin embargo todo esto se dificulta cuando hay crisis y catástrofes, tal y como ocurre con la pandemia que estamos viviendo del coronavirus; de tal forma que la población se encuentra en un malestar e incomodidad; que no solo es local o regional, sino que el malestar tiene un alcance mundial.

La pandemia ha generado un descontrol total para los gobiernos, pero la población se encuentra en crisis, incertidumbre, frustración, melancolía, ansiedad, tristeza, depresión, enojo, agresividad, violencia y pérdida de ubicación dentro de la sociedad, además de ser detonantes que ponen en riesgo la vida de una persona.

Al cumplirse 90 años de su publicación “El Malestar en la Cultura” y que el título original en alemán […Unbehagen…] puede ser traducido como pesadez, incomodidad o desazón.

Esa desazón es precisamente la que el autor muestra en la obra; nos da a conocer la incomodidad y las preocupaciones de sus contemporáneos más jóvenes, proyectados hacia el futuro cercano.

Es importante mencionar que para Freud el término “cultura”, no significa ilustración o formación intelectual; sino el conjunto de las normas restrictivas de los impulsos humanos.

Aunque en el mundo cultural como sabemos, haya un sinfín de valores positivos, evitando el dolor y el sufrimiento a través de la convivencia de las relaciones sociales, en las que se la exalta la felicidad del goce y el placer; sin olvidar ilusiones, anhelos y deseos compartidos a través de la fe y la religión, además de la creación del arte y muchos otros más, que nos permiten un beneficio común.

De esta forma la obra de Sigmund Freud, sigue siendo una consulta obligada, sobre todo para aquellos, que están interesados en los procesos relacionados con el desarrollo de la cultura, considerando al autor como un pensador y crítico de la cultura.

Lo que podríamos interpretar, es que todo ser humano con plena consciencia de la vida intenta y hace lo imposible por conseguir la felicidad.

La pandemia del coronavirus, nos está dejando experiencia y aprendizaje.

Un aprendizaje que puede ser doloroso para muchos, por lo que es el momento de darnos el tiempo de reorientar espacios, para compartir la vida con nuestros semejantes, que como sabemos el ser humano no solo vive, sino que dirige su vida, y ese es un gran compromiso para todos.