/ sábado 13 de agosto de 2022

La ética acechada

“La vida del ser humano está pletórica de azares y accidentes”


Jean Paul Sartre, definió al hombre contemporáneo como un ser condenado a la libertad. Condenado a elegir constantemente para tomar decisiones de carácter ético, con fundamento en sus propias convicciones.

Recordemos que la ética del mundo globalizado del siglo XXI, se ha convertido en el arte de cuidar la relación consigo mismo y con el otro, frente a un mundo que arde y se agota por la violencia.

Por supuesto que no estamos exentos, ya que fuimos testigos de varios eventos de violencia en Cd Juárez, el jueves pasado en los que desafortunadamente perdieron la vida seres humanos, sin contar con los daños materiales a negocios.

Así que surgen las preguntas:

¿Por qué y hasta cuando seguiremos inmersos en esta violencia que tanto daño causa a las familias?

No podemos seguir en la misma retórica perversa de que “existen santos que no son santos”; por aquellos que hoy están de nuevo presentes en las calles de Cd. Juárez, violentando los derechos humanos valiéndose del terrorismo.

Simplemente no es justo que las personas de la comunidad estemos a merced de aquellos que ejercen antivalores, con el alto costo del daño a negocios y quitarle la vida a un semejante.

Por supuesto que los tiempos de violencia e inseguridad que se viven en México, no son la excepción, hoy más que nunca es de vital importancia aprender a vivir con ética, para así poder convivir con civilidad y respeto con los demás.

Podría ser una utopía; pero es necesario insistir, que el cambio debe suceder desde casa y hacerlo extensivo en las escuelas. Tener civilidad y respeto, sí pero también de hacernos responsables de nuestros actos, para tener un entorno con mayor estabilidad, ejerciendo los derechos humanos en especial el derecho a la vida de una persona.

Sabemos que “violencia” es un término genérico que incluye todo tipo de abusos capaces de humillar, degradar y dañar el bienestar, la dignidad y el valor de las personas; que se manifiesta “como un poder sin medida, sin armonía”, conducta que se torna destructiva, porque impide la plenitud de las personas, ya que las manipula y las utiliza.

De tal forma que coarta la libertad mediante la fuerza física, la presión psicológica o impidiendo la toma de decisiones.

Desde una perspectiva ética, se puede mencionar que la violencia niega valores universales como: la libertad, la igualdad y la justicia, atentando contra la posibilidad de construcción de una sociedad libre.

Además representa una permanente amenaza a la vida, desafortunadamente se genera una violación absoluta a los derechos humanos.

Más allá del acto criminal en sí mismo, el fenómeno de la violencia ha despertado un sentimiento de incertidumbre e irritación entre los habitantes.

Ahora salir a la calle, se ha convertido en una desventura, donde igual se ve en el acompañante de asiento del transporte público, en el supermercado, en la vía pública o simplemente esperando en un automóvil, el cambio a color verde de un semáforo, para presenciar un evento de violencia con el riesgo de perder la vida.

Además debemos tomar en cuenta, que la inseguridad se manifiesta en la proliferación de invasiones y daños a propiedades públicas y privadas, así como en asaltos y robos a individuos y/o empresas, entre muchas otras trasgresiones.

Sin temor a equivocarse la delincuencia representa una carga muy onerosa para la sociedad, por los daños físicos y económicos ejercidos sobre las víctimas.

Además a mediano plazo, la delincuencia puede inhibir el consumo y detener proyectos de inversión, lo que, aunado a la desviación de recursos para combatir la inseguridad, resulta en menores niveles de productividad, actividad económica y bienestar.

Recordemos que la ética está relacionada con las reglas que rigen la conducta y los actos del ser humano.

Porque todos tenemos reglas que cumplir, lo deseemos o no.

De tal forma que usted tomara la decisión, si cumple o no las reglas para pertenecer o ser expulsado de un grupo social de cualquier cultura y región del planeta; porque sin temor a equivocarse aun en casa también hay reglas que debemos cumplir, antes de abrir la puerta al caos, el cual podría generar malestar, desorden o caos y por supuesto un daño que afecte a su familia o un ser querido.

Porque la retórica es arcaica y disímbola, cuando no puede convencer a nadie, mientras la sociedad vive bajo la sombra de la violencia.




“La vida del ser humano está pletórica de azares y accidentes”


Jean Paul Sartre, definió al hombre contemporáneo como un ser condenado a la libertad. Condenado a elegir constantemente para tomar decisiones de carácter ético, con fundamento en sus propias convicciones.

Recordemos que la ética del mundo globalizado del siglo XXI, se ha convertido en el arte de cuidar la relación consigo mismo y con el otro, frente a un mundo que arde y se agota por la violencia.

Por supuesto que no estamos exentos, ya que fuimos testigos de varios eventos de violencia en Cd Juárez, el jueves pasado en los que desafortunadamente perdieron la vida seres humanos, sin contar con los daños materiales a negocios.

Así que surgen las preguntas:

¿Por qué y hasta cuando seguiremos inmersos en esta violencia que tanto daño causa a las familias?

No podemos seguir en la misma retórica perversa de que “existen santos que no son santos”; por aquellos que hoy están de nuevo presentes en las calles de Cd. Juárez, violentando los derechos humanos valiéndose del terrorismo.

Simplemente no es justo que las personas de la comunidad estemos a merced de aquellos que ejercen antivalores, con el alto costo del daño a negocios y quitarle la vida a un semejante.

Por supuesto que los tiempos de violencia e inseguridad que se viven en México, no son la excepción, hoy más que nunca es de vital importancia aprender a vivir con ética, para así poder convivir con civilidad y respeto con los demás.

Podría ser una utopía; pero es necesario insistir, que el cambio debe suceder desde casa y hacerlo extensivo en las escuelas. Tener civilidad y respeto, sí pero también de hacernos responsables de nuestros actos, para tener un entorno con mayor estabilidad, ejerciendo los derechos humanos en especial el derecho a la vida de una persona.

Sabemos que “violencia” es un término genérico que incluye todo tipo de abusos capaces de humillar, degradar y dañar el bienestar, la dignidad y el valor de las personas; que se manifiesta “como un poder sin medida, sin armonía”, conducta que se torna destructiva, porque impide la plenitud de las personas, ya que las manipula y las utiliza.

De tal forma que coarta la libertad mediante la fuerza física, la presión psicológica o impidiendo la toma de decisiones.

Desde una perspectiva ética, se puede mencionar que la violencia niega valores universales como: la libertad, la igualdad y la justicia, atentando contra la posibilidad de construcción de una sociedad libre.

Además representa una permanente amenaza a la vida, desafortunadamente se genera una violación absoluta a los derechos humanos.

Más allá del acto criminal en sí mismo, el fenómeno de la violencia ha despertado un sentimiento de incertidumbre e irritación entre los habitantes.

Ahora salir a la calle, se ha convertido en una desventura, donde igual se ve en el acompañante de asiento del transporte público, en el supermercado, en la vía pública o simplemente esperando en un automóvil, el cambio a color verde de un semáforo, para presenciar un evento de violencia con el riesgo de perder la vida.

Además debemos tomar en cuenta, que la inseguridad se manifiesta en la proliferación de invasiones y daños a propiedades públicas y privadas, así como en asaltos y robos a individuos y/o empresas, entre muchas otras trasgresiones.

Sin temor a equivocarse la delincuencia representa una carga muy onerosa para la sociedad, por los daños físicos y económicos ejercidos sobre las víctimas.

Además a mediano plazo, la delincuencia puede inhibir el consumo y detener proyectos de inversión, lo que, aunado a la desviación de recursos para combatir la inseguridad, resulta en menores niveles de productividad, actividad económica y bienestar.

Recordemos que la ética está relacionada con las reglas que rigen la conducta y los actos del ser humano.

Porque todos tenemos reglas que cumplir, lo deseemos o no.

De tal forma que usted tomara la decisión, si cumple o no las reglas para pertenecer o ser expulsado de un grupo social de cualquier cultura y región del planeta; porque sin temor a equivocarse aun en casa también hay reglas que debemos cumplir, antes de abrir la puerta al caos, el cual podría generar malestar, desorden o caos y por supuesto un daño que afecte a su familia o un ser querido.

Porque la retórica es arcaica y disímbola, cuando no puede convencer a nadie, mientras la sociedad vive bajo la sombra de la violencia.