/ sábado 23 de julio de 2022

¿Por qué somos contradictorios?

“Somos víctimas de un doble espejismo. Si miramos afuera nuestro mundo externo pierde solidez. Pero si miramos adentro, entonces todo nos parece venir de fuera, y es cuando nuestro mundo interior se desvanece. ¿Qué hacer entonces?”.

Antonio Machado

No es necesario decir que los seres humanos vivimos divididos y con muchos sentimientos contrapuestos. Que las decisiones que tomamos muchas veces no son las que en realidad creemos viables o por las que tenemos un presentimiento sino que por un extraño comportamiento tomamos decisiones que no sabemos por qué lo hicimos.

¿Cuántas veces decimos lo contrario de lo que sentimos?

¿Cuántas veces hacemos lo contrario de lo que pensamos?

Y en contraposición, ¿Cuántas veces nos apoyamos en nuestros auténticos valores en momentos críticos, en los que tenemos que tomar decisiones relevantes?

Porque sin temor a equivocarse la representación que tenemos de nosotros mismos, en sus orígenes, está mediada por la mirada de nuestros padres o de aquellos que estuvimos a su cuidado.

Por otro lado siempre queremos abundancia en nuestras vidas, pero no sabemos apreciar la que ya tenemos; de tal forma que parecemos casi siempre seres insatisfechos, frustrados y decepcionados con la vida, pero también tenemos el hábito de auto engañarnos, porque vemos en los demás lo que no queremos ver en nosotros.

Es interesante saber que muchos de nosotros intentamos describir la vida en términos opuestos tan comunes como: bueno o malo, fuerte o débil, éxito o fracaso, simple o complejo, decidido o indeciso, introvertido o extrovertido, triste o alegre, contigo o sin ti y un sinfín de posibilidades de términos antagónicos y contradictorios.

Contradicciones y ambivalencias que surgen en los diferentes ámbitos socioeconómicos, culturales y personales; bajo la tutela de la globalización que desafortunadamente está generando una desigualdad creciente que impulsa nuevos populismos por todo el mundo y que la vida de las personas sea cada vez más precaria.

Tal parece que vivimos esclavizados por pensamientos polarizados que nos llevan a etiquetarnos a nosotros mismos, a nuestros sentimientos, a otras personas e incluso a nuestra propia vida en general, sin ser capaces de diferenciar los términos antagónicos.

Esta polarización provoca una sensación de no poder ser de otra manera, porque una máscara estanca lo que realmente somos, que nos impide explorar otras posibilidades y nuevas formas de ser y sentir.

La contradicción surge, cuando a veces nos comportamos como buena o mala persona, segura o indecisa, simple y compleja, introvertida y extrovertida o cuando tenemos momentos de tristeza y enseguida momentos de gran felicidad.

¿Pero podemos ser todo eso a la vez?

Recordemos que una contradicción es la expresión de la movilidad de la vida, de su diversidad dimensional sustentada por supuesto bajo un argumento de peso.

En la medida en que imaginamos que podemos vivir sin contradicciones, corremos el riesgo de convertirnos en personas sectarias, ingenuas o moralistas, cerradas con nuestros propios conceptos que nos producen una falsa seguridad, y que además nos impide crecer.

Las contradicciones están siempre presentes a pesar de que muchas veces preferiríamos negarlas o enmascararlas.

Sería oportuno aprender a recibirlas como fuerzas positivas que favorecen nuestro crecimiento personal. Por eso, las contradicciones son […la sal de la vida…], son el germen que provoca la mayoría de nuestros procesos vitales que nos llevan a movilizarnos y a cambiar.

Nos permiten vivir de forma coherente y contradictoria, integrando los opuestos que hay en la vida, sin juzgar, señalar, criticar o etiquetar.

Curiosamente una contradicción, es el camino que nos conduce hacia una verdad; pero que a su vez, podría ser cuestionada a través de otra contradicción temporal, que dé lugar a una nueva síntesis

Recordemos que un ser humano, aunque es siempre el mismo ser humano, en realidad no será siempre el mismo, porque no deja de transformarse a lo largo de toda la vida

Así que una persona contradictoria, que se asuma a sí misma como contradictoria será una persona con atributos verdaderos y solo esa misma persona podrá determinar algo que conocemos como verdad.

Bueno en teoría podría funcionar pero es necesario tener cuidado de ser contradictorio, porque siempre habrá cuestionamientos y escasas respuestas.

Qué lío. ¿Y usted es contradictorio?

“Somos víctimas de un doble espejismo. Si miramos afuera nuestro mundo externo pierde solidez. Pero si miramos adentro, entonces todo nos parece venir de fuera, y es cuando nuestro mundo interior se desvanece. ¿Qué hacer entonces?”.

Antonio Machado

No es necesario decir que los seres humanos vivimos divididos y con muchos sentimientos contrapuestos. Que las decisiones que tomamos muchas veces no son las que en realidad creemos viables o por las que tenemos un presentimiento sino que por un extraño comportamiento tomamos decisiones que no sabemos por qué lo hicimos.

¿Cuántas veces decimos lo contrario de lo que sentimos?

¿Cuántas veces hacemos lo contrario de lo que pensamos?

Y en contraposición, ¿Cuántas veces nos apoyamos en nuestros auténticos valores en momentos críticos, en los que tenemos que tomar decisiones relevantes?

Porque sin temor a equivocarse la representación que tenemos de nosotros mismos, en sus orígenes, está mediada por la mirada de nuestros padres o de aquellos que estuvimos a su cuidado.

Por otro lado siempre queremos abundancia en nuestras vidas, pero no sabemos apreciar la que ya tenemos; de tal forma que parecemos casi siempre seres insatisfechos, frustrados y decepcionados con la vida, pero también tenemos el hábito de auto engañarnos, porque vemos en los demás lo que no queremos ver en nosotros.

Es interesante saber que muchos de nosotros intentamos describir la vida en términos opuestos tan comunes como: bueno o malo, fuerte o débil, éxito o fracaso, simple o complejo, decidido o indeciso, introvertido o extrovertido, triste o alegre, contigo o sin ti y un sinfín de posibilidades de términos antagónicos y contradictorios.

Contradicciones y ambivalencias que surgen en los diferentes ámbitos socioeconómicos, culturales y personales; bajo la tutela de la globalización que desafortunadamente está generando una desigualdad creciente que impulsa nuevos populismos por todo el mundo y que la vida de las personas sea cada vez más precaria.

Tal parece que vivimos esclavizados por pensamientos polarizados que nos llevan a etiquetarnos a nosotros mismos, a nuestros sentimientos, a otras personas e incluso a nuestra propia vida en general, sin ser capaces de diferenciar los términos antagónicos.

Esta polarización provoca una sensación de no poder ser de otra manera, porque una máscara estanca lo que realmente somos, que nos impide explorar otras posibilidades y nuevas formas de ser y sentir.

La contradicción surge, cuando a veces nos comportamos como buena o mala persona, segura o indecisa, simple y compleja, introvertida y extrovertida o cuando tenemos momentos de tristeza y enseguida momentos de gran felicidad.

¿Pero podemos ser todo eso a la vez?

Recordemos que una contradicción es la expresión de la movilidad de la vida, de su diversidad dimensional sustentada por supuesto bajo un argumento de peso.

En la medida en que imaginamos que podemos vivir sin contradicciones, corremos el riesgo de convertirnos en personas sectarias, ingenuas o moralistas, cerradas con nuestros propios conceptos que nos producen una falsa seguridad, y que además nos impide crecer.

Las contradicciones están siempre presentes a pesar de que muchas veces preferiríamos negarlas o enmascararlas.

Sería oportuno aprender a recibirlas como fuerzas positivas que favorecen nuestro crecimiento personal. Por eso, las contradicciones son […la sal de la vida…], son el germen que provoca la mayoría de nuestros procesos vitales que nos llevan a movilizarnos y a cambiar.

Nos permiten vivir de forma coherente y contradictoria, integrando los opuestos que hay en la vida, sin juzgar, señalar, criticar o etiquetar.

Curiosamente una contradicción, es el camino que nos conduce hacia una verdad; pero que a su vez, podría ser cuestionada a través de otra contradicción temporal, que dé lugar a una nueva síntesis

Recordemos que un ser humano, aunque es siempre el mismo ser humano, en realidad no será siempre el mismo, porque no deja de transformarse a lo largo de toda la vida

Así que una persona contradictoria, que se asuma a sí misma como contradictoria será una persona con atributos verdaderos y solo esa misma persona podrá determinar algo que conocemos como verdad.

Bueno en teoría podría funcionar pero es necesario tener cuidado de ser contradictorio, porque siempre habrá cuestionamientos y escasas respuestas.

Qué lío. ¿Y usted es contradictorio?

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