/ lunes 25 de octubre de 2021

¿Equidad de género?

Hoy en día escuchamos mucho sobre la lucha por la equidad de género, pero para lograrlo es necesario empezar a fomentar en las generaciones futuras una educación basada principalmente en el respeto, lo cual podríamos verlo como algo bastante obvio, pero con solo fijarnos en nuestro entorno podemos darnos cuenta que en diversas situaciones a la mujer aún no se le reconoce en igualdad de oportunidades por recibir un trato diferente o ser juzgada.

Un claro ejemplo de ello es cuando nos dicen a las mujeres desde muy pequeñas que no hay que vestirnos con ropa muy corta para que no nos falten al respeto, ni nos hagan daño; y me gustaría empezar diciendo que la dignidad y el respeto que merece una mujer no radica en la vestimenta que traiga, las personas merecemos respeto simplemente por el hecho de ser y estar. Entonces lo que sucede aquí es que nos enseñan a la mujeres qué hacer y qué no hacer para merecer respeto, en ves de enseñarles a los hombres desde muy pequeños a respetar sin importar la ropa que traigamos, por poner un ejemplo. Y me gustaría aclarar, que de ninguna manera esto es un ataque hacia los hombres, porque no lo es, lo único que estoy haciendo es un llamado a la sociedad en general, ya que esta educación ha sido impartida desde mucho tiempo atrás tanto por hombres como por mujeres.

También desde muy corta edad escuchamos comentarios donde al hombre se le aplaude o al menos no se le juzga si conquista a una o más mujeres, mientras que a las mujeres, si realizan esa misma acción, se le empieza a crear una reputación de “moral cuestionable”; y lo que quiero retratar con estos ejemplos, es la realidad, porque si no la reconocemos, ¿cómo podremos enfrentarla?.

Y esta educación no afecta únicamente a las mujeres, también a los hombres, por ejemplo hay niños a los que le dicen que “llorar no es de hombres”, y eso lo único que fomenta en ellos, es que repriman sus sentimientos y vean el llorar como un signo de debilidad, cuando no lo es.

Para poder alcanzar una sociedad más justa y respetuosa debemos de primero aceptar que esta educación sexista nos afecta a todos y nos limita, y en ves de propiciar un ambiente de confianza y seguridad, propicia miedo e incertidumbre por las decisiones que tomamos y la gente con la que convivimos.

Y podríamos ver la educación como un problema menor frente a una sociedad que diariamente se enfrenta a una realidad caótica. Pero siendo México un país donde en promedio por día hay 10 mujeres asesinadas de acuerdo a cifras proporcionadas por el Secreteriado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, esa sería como últimas consecuencias de una educación sexista.

Porque definitivamente lo que nos van inculcando desde pequeños se va quedando con nosotros, y si crecemos con una formación así, lo único que logramos es alejarnos de una sociedad donde sus cimientos sean el respeto y la equidad; y podría sonar utópico, y es lamentable que lo pensemos de esa forma, porque eso solo refleja lo poco capaces que nos creemos de sembrar el cambio y lograrlo, pero como ya lo he mencionado antes, el cambio empieza con uno mismo.

Termino diciendo que para lograrlo, debemos de empezar un proceso de deconstrucción donde reconozcamos nuestros errores tanto como padres e hijos, y sembrar una sociedad donde todos podamos crecer y desarrollarnos sin prejuicio alguno.

Hoy en día escuchamos mucho sobre la lucha por la equidad de género, pero para lograrlo es necesario empezar a fomentar en las generaciones futuras una educación basada principalmente en el respeto, lo cual podríamos verlo como algo bastante obvio, pero con solo fijarnos en nuestro entorno podemos darnos cuenta que en diversas situaciones a la mujer aún no se le reconoce en igualdad de oportunidades por recibir un trato diferente o ser juzgada.

Un claro ejemplo de ello es cuando nos dicen a las mujeres desde muy pequeñas que no hay que vestirnos con ropa muy corta para que no nos falten al respeto, ni nos hagan daño; y me gustaría empezar diciendo que la dignidad y el respeto que merece una mujer no radica en la vestimenta que traiga, las personas merecemos respeto simplemente por el hecho de ser y estar. Entonces lo que sucede aquí es que nos enseñan a la mujeres qué hacer y qué no hacer para merecer respeto, en ves de enseñarles a los hombres desde muy pequeños a respetar sin importar la ropa que traigamos, por poner un ejemplo. Y me gustaría aclarar, que de ninguna manera esto es un ataque hacia los hombres, porque no lo es, lo único que estoy haciendo es un llamado a la sociedad en general, ya que esta educación ha sido impartida desde mucho tiempo atrás tanto por hombres como por mujeres.

También desde muy corta edad escuchamos comentarios donde al hombre se le aplaude o al menos no se le juzga si conquista a una o más mujeres, mientras que a las mujeres, si realizan esa misma acción, se le empieza a crear una reputación de “moral cuestionable”; y lo que quiero retratar con estos ejemplos, es la realidad, porque si no la reconocemos, ¿cómo podremos enfrentarla?.

Y esta educación no afecta únicamente a las mujeres, también a los hombres, por ejemplo hay niños a los que le dicen que “llorar no es de hombres”, y eso lo único que fomenta en ellos, es que repriman sus sentimientos y vean el llorar como un signo de debilidad, cuando no lo es.

Para poder alcanzar una sociedad más justa y respetuosa debemos de primero aceptar que esta educación sexista nos afecta a todos y nos limita, y en ves de propiciar un ambiente de confianza y seguridad, propicia miedo e incertidumbre por las decisiones que tomamos y la gente con la que convivimos.

Y podríamos ver la educación como un problema menor frente a una sociedad que diariamente se enfrenta a una realidad caótica. Pero siendo México un país donde en promedio por día hay 10 mujeres asesinadas de acuerdo a cifras proporcionadas por el Secreteriado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, esa sería como últimas consecuencias de una educación sexista.

Porque definitivamente lo que nos van inculcando desde pequeños se va quedando con nosotros, y si crecemos con una formación así, lo único que logramos es alejarnos de una sociedad donde sus cimientos sean el respeto y la equidad; y podría sonar utópico, y es lamentable que lo pensemos de esa forma, porque eso solo refleja lo poco capaces que nos creemos de sembrar el cambio y lograrlo, pero como ya lo he mencionado antes, el cambio empieza con uno mismo.

Termino diciendo que para lograrlo, debemos de empezar un proceso de deconstrucción donde reconozcamos nuestros errores tanto como padres e hijos, y sembrar una sociedad donde todos podamos crecer y desarrollarnos sin prejuicio alguno.