/ sábado 19 de junio de 2021

Fragilidad mundial

Cualquiera que se a su origen la agresión y la violencia en los seres humanos, todavía son revisadas, estudiadas y cuestionadas, por especialistas e intelectuales.

Así que constituyen un verdadero problema en la sociedad, que lamentablemente se hace patente entre personas, pero también en colectivos sociales.

Algunos piensan que nuestra condición humana, tiene una tendencia natural a la violencia. Así que cualquier hecho violento sigue siendo por ahora el suceso político e intelectual más importante del siglo XXI.

De acuerdo a los especialistas, este comportamiento podría surgir de nuestra historia evolutiva relacionada con los mamíferos desde hace 50 mil años aproximadamente.

Sin embargo las conductas agresivas y violentas, no tienen un solo origen, ya que responden a un conjunto de factores genéticos, neurobiológicos y ambientales, que interactúan de manera muy compleja.

Literalmente la agresión, es definida como el acto intencional de dañar física o mentalmente a otra persona.

Impulso que surge como una respuesta a una amenaza inminente o por un sentimiento de frustración de proyectos y metas no logrados, de los que resultan emociones negativas como la ira y el miedo, que se pueden convertir en patológicos, cuando las respuestas agresivas son exageradas en relación con la provocación.

Pero aun sabiendo todos estos conceptos, tal parece que la humanidad parece entrar a situaciones límite que vulneran la estabilidad.

En los últimos años, vemos que han surgido casos que encienden cada vez más las alarmas de una confrontación, que podría escalar a nivel de países o con repercusiones globales.

En este contexto la Organización de las Naciones Unidas, hace una advertencia de riesgo por entrar a un conflicto regional “incontrolable” y exigir un cese al fuego bilateral por los hechos ocurridos entre israelíes y palestinos.

Con estos lamentables acontecimientos en esa región de oriente, se pone en tela de juicio la estabilidad del orden internacional.

Se menciona a la desigualdad económica y social como factores detonantes que han puesto contra la pared a los sistemas institucionales democráticos, porque sus sociedades, perciben que siguen quedando excluidos de los beneficios.

Pero no podemos dejar de mencionar que la emergencia sanitaria de covid-19, ha exhibido no sólo la profunda desigualdad que norma la vida de millones al interior de las sociedades, sino la que se perpetúa entre países ricos y pobres.

Las diferencias de estas realidades son tan lacerantes, que mientras en algunas regiones la extensa vacunación abre las puertas al regreso a la normalidad, en otras latitudes la muerte por coronavirus sigue cobrando las vidas de decenas de miles.

Así que el Banco Mundial, estima que la pandemia de covid-19, dejará hasta 115 millones de personas más en pobreza extrema.

Otro factor de inestabilidad se convierten en el “ojo por ojo y diente por diente” entre potencias

Pero porque ir tan lejos, sin en esta ciudad en la que vivimos usted y yo, se hacen presentes la agresión y la violencia.

La encontramos donde quiera, dentro y fuera de casa en las propias familias, en la calle, en el supermercado, en el parque y sobre todo cuando circulamos en un vehículo por las calles de esta ciudad; donde somos testigos de la agresión y en el peor de los caso sufrimos de la agresión y la violencia de “otro” que se comporta de manera irracional y de forma siempre ventajosa, de ganar a como dé lugar, y siempre con ventaja.

Preguntas obvias que podemos hacer;

¿Porque lo hacen y lo peor de todo, porque lo permitimos?

Tan solo son actitudes irracionales de personas ramplonas carentes de educación.

¿Acaso nadie se da cuenta?

¿Porque no podemos formar parte de una sociedad que construya y busque consolidar a su familia?

Podríamos entender los sentimientos y pensamientos de los demás, podemos sentir el dolor ajeno y actuar en función de eso.

También somos capaces de reunirnos en torno a causas sociales, trabajar en equipo para lograr el bien común.

Supimos decir alguna vez "nunca más" y fue nunca más. Ahora digamos "basta" a esta violencia y agresión que pervierte las relaciones sociales, que daña a las personas y lo peor de todo; no necesitamos ir muy lejos y estar inmiscuidos en un conflicto como lo tienen los israelíes y palestinos, no vayamos tan lejos, si en esta ciudad lo vivimos, y el país entero está inmerso en la agresión y la violencia, que simplemente, van a terminar aniquilándonos como sociedad.

Cualquiera que se a su origen la agresión y la violencia en los seres humanos, todavía son revisadas, estudiadas y cuestionadas, por especialistas e intelectuales.

Así que constituyen un verdadero problema en la sociedad, que lamentablemente se hace patente entre personas, pero también en colectivos sociales.

Algunos piensan que nuestra condición humana, tiene una tendencia natural a la violencia. Así que cualquier hecho violento sigue siendo por ahora el suceso político e intelectual más importante del siglo XXI.

De acuerdo a los especialistas, este comportamiento podría surgir de nuestra historia evolutiva relacionada con los mamíferos desde hace 50 mil años aproximadamente.

Sin embargo las conductas agresivas y violentas, no tienen un solo origen, ya que responden a un conjunto de factores genéticos, neurobiológicos y ambientales, que interactúan de manera muy compleja.

Literalmente la agresión, es definida como el acto intencional de dañar física o mentalmente a otra persona.

Impulso que surge como una respuesta a una amenaza inminente o por un sentimiento de frustración de proyectos y metas no logrados, de los que resultan emociones negativas como la ira y el miedo, que se pueden convertir en patológicos, cuando las respuestas agresivas son exageradas en relación con la provocación.

Pero aun sabiendo todos estos conceptos, tal parece que la humanidad parece entrar a situaciones límite que vulneran la estabilidad.

En los últimos años, vemos que han surgido casos que encienden cada vez más las alarmas de una confrontación, que podría escalar a nivel de países o con repercusiones globales.

En este contexto la Organización de las Naciones Unidas, hace una advertencia de riesgo por entrar a un conflicto regional “incontrolable” y exigir un cese al fuego bilateral por los hechos ocurridos entre israelíes y palestinos.

Con estos lamentables acontecimientos en esa región de oriente, se pone en tela de juicio la estabilidad del orden internacional.

Se menciona a la desigualdad económica y social como factores detonantes que han puesto contra la pared a los sistemas institucionales democráticos, porque sus sociedades, perciben que siguen quedando excluidos de los beneficios.

Pero no podemos dejar de mencionar que la emergencia sanitaria de covid-19, ha exhibido no sólo la profunda desigualdad que norma la vida de millones al interior de las sociedades, sino la que se perpetúa entre países ricos y pobres.

Las diferencias de estas realidades son tan lacerantes, que mientras en algunas regiones la extensa vacunación abre las puertas al regreso a la normalidad, en otras latitudes la muerte por coronavirus sigue cobrando las vidas de decenas de miles.

Así que el Banco Mundial, estima que la pandemia de covid-19, dejará hasta 115 millones de personas más en pobreza extrema.

Otro factor de inestabilidad se convierten en el “ojo por ojo y diente por diente” entre potencias

Pero porque ir tan lejos, sin en esta ciudad en la que vivimos usted y yo, se hacen presentes la agresión y la violencia.

La encontramos donde quiera, dentro y fuera de casa en las propias familias, en la calle, en el supermercado, en el parque y sobre todo cuando circulamos en un vehículo por las calles de esta ciudad; donde somos testigos de la agresión y en el peor de los caso sufrimos de la agresión y la violencia de “otro” que se comporta de manera irracional y de forma siempre ventajosa, de ganar a como dé lugar, y siempre con ventaja.

Preguntas obvias que podemos hacer;

¿Porque lo hacen y lo peor de todo, porque lo permitimos?

Tan solo son actitudes irracionales de personas ramplonas carentes de educación.

¿Acaso nadie se da cuenta?

¿Porque no podemos formar parte de una sociedad que construya y busque consolidar a su familia?

Podríamos entender los sentimientos y pensamientos de los demás, podemos sentir el dolor ajeno y actuar en función de eso.

También somos capaces de reunirnos en torno a causas sociales, trabajar en equipo para lograr el bien común.

Supimos decir alguna vez "nunca más" y fue nunca más. Ahora digamos "basta" a esta violencia y agresión que pervierte las relaciones sociales, que daña a las personas y lo peor de todo; no necesitamos ir muy lejos y estar inmiscuidos en un conflicto como lo tienen los israelíes y palestinos, no vayamos tan lejos, si en esta ciudad lo vivimos, y el país entero está inmerso en la agresión y la violencia, que simplemente, van a terminar aniquilándonos como sociedad.