/ sábado 21 de agosto de 2021

La versatilidad de la inteligencia

El verdadero signo de la inteligencia, no es el conocimiento sino la imaginación

Albert Einstein


La inteligencia es un gran recurso que tenemos los seres humanos, pero también es nuestra gran esperanza, que es necesario utilizar con todas sus posibilidades y estimular su desarrollo.

Bajo esta premisa todos deseamos aprender y lo hacemos siempre a partir de lo que ya sabemos, así que cuantos más conocimientos se poseen, mayores posibilidades vitales tendremos.

La inteligencia es exclusiva de la especie humana y es a través de esta que aprendemos. Los especialistas definen a la inteligencia como la capacidad para dirigir nuestro comportamiento, resolver con eficacia los problemas vitales, afectivos o profesionales, elegir las metas más adecuadas y encaminar la actividad hacia su realización; es por tanto, eminentemente práctica y encaminada a la acción.

Sabemos que las generaciones cambian, de tal forma que las más recientes, tienen otros horizontes donde la práctica y la constancia en un campo determinado siguen siendo valiosas, pero las necesidades del presente y las que se anticipan en el futuro han cambiado.

Por otro lado la inteligencia humana, comparte con la animal un gran número de funciones mentales; pero mientras el animal repite sus rutinas biológicas, la inteligencia del humano cautiva y se levanta en un vuelo que se supone, se aleja cada vez más del mundo de los instintos.

Descubre posibilidades nuevas en la realidad e inventa soluciones para sus problemas, elige sus fines y elabora todos sus proyectos. Para ello cuenta con recursos de muchos tipos: innatos y adquiridos, intelectuales y afectivos, interactuando entre sí, para configurar un desarrollo adecuado.

Con el tiempo el ser humano ha ido construyendo su propia inteligencia sobre una base genética, dentro de una mezcla de conocimientos y afectos, razón y voluntad; así como el estilo afectivo, es decir, la propensión que tenemos a interpretar la realidad, y los sentimientos, que son el balance de nuestra situación en el mundo moderno.

No podemos olvidar de dónde venimos, pero lo más importante es saber, hacia dónde nos dirigimos y que es lo que llevamos de habilidades y fortalezas.

El recurso fundamental que tenemos es la inteligencia, que transmite las formas de una cultura, pero esto no será suficiente, sino nos adaptamos y buscamos vías alternas para tener versatilidad en un mundo inundado de competencia; de ahí la experiencia ancestral, que el hombre ha adquirido sobre sí mismo, mediante el lenguaje que permite comunicarnos con los demás, pero también de explicarnos lo que nos pasa a nosotros mismos.

No se puede separar la inteligencia de la acción, dentro de un proyecto que está encaminado a su realización.

Por esta razón necesitamos fijarnos objetivos adecuados y crear hábitos firmes, que nos permitan pasar de la decisión a la acción.

La inteligencia del ser humano cuenta con herramientas valiosas para lograr sus metas, involucrando el sentido del deber, la voluntad y la razón.

Otro recurso imprescindible es la creatividad, la capacidad para inventar posibilidades en la realidad y nuevas soluciones a los problemas vitales.

La inteligencia entra en acción para buscar salida, es decir, una solución. De modo que no se puede separar la inteligencia de la acción, de los sentimientos y la voluntad.

Es necesario referir que la valentía, la decisión y el ánimo, forman parte de la inteligencia humana.

Porque un gran logro de la inteligencia humana, es prever que lo que va a suceder, habilidad que permite a los humanos contemplar el mundo de manera diferente, donde cada quien interpretará la realidad de acuerdo a sus proyectos.

De esta forma no podemos olvidar, que en ocasiones las palabras que nos forman, más que figuradas son figuradoras, creadoras de objetos y de sombras, de sonidos y texturas de una inteligencia, que podemos incrementar con solo observar y escuchar, para que a corto plazo tengamos el resultado de incrementar la versatilidad tan necesaria, para adaptarnos a un mundo caótico, donde los personajes de nuestras pesadillas, compiten para atraparlo todo, dentro de mundos jamás imaginados, inmersos en laberintos que sigue evolucionando y se siguen transformando todos los días.

[…Porque la inteligencia y la imaginación, serán una realidad, solo si entran en la memoria del ser humano, para reconocer así mismo…]






El verdadero signo de la inteligencia, no es el conocimiento sino la imaginación

Albert Einstein


La inteligencia es un gran recurso que tenemos los seres humanos, pero también es nuestra gran esperanza, que es necesario utilizar con todas sus posibilidades y estimular su desarrollo.

Bajo esta premisa todos deseamos aprender y lo hacemos siempre a partir de lo que ya sabemos, así que cuantos más conocimientos se poseen, mayores posibilidades vitales tendremos.

La inteligencia es exclusiva de la especie humana y es a través de esta que aprendemos. Los especialistas definen a la inteligencia como la capacidad para dirigir nuestro comportamiento, resolver con eficacia los problemas vitales, afectivos o profesionales, elegir las metas más adecuadas y encaminar la actividad hacia su realización; es por tanto, eminentemente práctica y encaminada a la acción.

Sabemos que las generaciones cambian, de tal forma que las más recientes, tienen otros horizontes donde la práctica y la constancia en un campo determinado siguen siendo valiosas, pero las necesidades del presente y las que se anticipan en el futuro han cambiado.

Por otro lado la inteligencia humana, comparte con la animal un gran número de funciones mentales; pero mientras el animal repite sus rutinas biológicas, la inteligencia del humano cautiva y se levanta en un vuelo que se supone, se aleja cada vez más del mundo de los instintos.

Descubre posibilidades nuevas en la realidad e inventa soluciones para sus problemas, elige sus fines y elabora todos sus proyectos. Para ello cuenta con recursos de muchos tipos: innatos y adquiridos, intelectuales y afectivos, interactuando entre sí, para configurar un desarrollo adecuado.

Con el tiempo el ser humano ha ido construyendo su propia inteligencia sobre una base genética, dentro de una mezcla de conocimientos y afectos, razón y voluntad; así como el estilo afectivo, es decir, la propensión que tenemos a interpretar la realidad, y los sentimientos, que son el balance de nuestra situación en el mundo moderno.

No podemos olvidar de dónde venimos, pero lo más importante es saber, hacia dónde nos dirigimos y que es lo que llevamos de habilidades y fortalezas.

El recurso fundamental que tenemos es la inteligencia, que transmite las formas de una cultura, pero esto no será suficiente, sino nos adaptamos y buscamos vías alternas para tener versatilidad en un mundo inundado de competencia; de ahí la experiencia ancestral, que el hombre ha adquirido sobre sí mismo, mediante el lenguaje que permite comunicarnos con los demás, pero también de explicarnos lo que nos pasa a nosotros mismos.

No se puede separar la inteligencia de la acción, dentro de un proyecto que está encaminado a su realización.

Por esta razón necesitamos fijarnos objetivos adecuados y crear hábitos firmes, que nos permitan pasar de la decisión a la acción.

La inteligencia del ser humano cuenta con herramientas valiosas para lograr sus metas, involucrando el sentido del deber, la voluntad y la razón.

Otro recurso imprescindible es la creatividad, la capacidad para inventar posibilidades en la realidad y nuevas soluciones a los problemas vitales.

La inteligencia entra en acción para buscar salida, es decir, una solución. De modo que no se puede separar la inteligencia de la acción, de los sentimientos y la voluntad.

Es necesario referir que la valentía, la decisión y el ánimo, forman parte de la inteligencia humana.

Porque un gran logro de la inteligencia humana, es prever que lo que va a suceder, habilidad que permite a los humanos contemplar el mundo de manera diferente, donde cada quien interpretará la realidad de acuerdo a sus proyectos.

De esta forma no podemos olvidar, que en ocasiones las palabras que nos forman, más que figuradas son figuradoras, creadoras de objetos y de sombras, de sonidos y texturas de una inteligencia, que podemos incrementar con solo observar y escuchar, para que a corto plazo tengamos el resultado de incrementar la versatilidad tan necesaria, para adaptarnos a un mundo caótico, donde los personajes de nuestras pesadillas, compiten para atraparlo todo, dentro de mundos jamás imaginados, inmersos en laberintos que sigue evolucionando y se siguen transformando todos los días.

[…Porque la inteligencia y la imaginación, serán una realidad, solo si entran en la memoria del ser humano, para reconocer así mismo…]