/ sábado 16 de diciembre de 2023

Los rituales de cada día

“Los rituales dan estabilidad a la vida”

Byung Chul-Han


Sabemos que como mexicanos, tenemos dos características constantes, que son la fiesta y la presencia de la muerte y por esta condición podemos definirnos como un pueblo de tradiciones y rituales, donde se involucran la imaginación y la sensibilidad.

Es el arte de la fiesta, que en otros pueblos o regiones no es tomado en cuenta; pero por supuesto que, en México se conserva y enriquece, a través de la convivencia y la cotidianidad.

Los rituales están presentes en la muerte, en las fiestas y la algarabía, pero también en los juegos, en los amores y cuando surge la vida, aquella que enriquece los pensamientos de la creatividad y el sincretismo de las creencias religiosas.

Sin duda sabemos que el propósito de los rituales, es llevarnos a un lugar de autodescubrimiento y dominio de habilidades; además de iluminar nuestras vidas.

En este sentido el ritual es para el alma, lo que el alimento para el cuerpo.

Pero lo más importante del ritual, es nuestra intención y propósito al hacerlo, porque sin un propósito y una intención claros, el ritual simplemente no tiene sentido.

Así que los rituales, son una forma de oración continua, que nos ayudan a incorporar conscientemente una evolución espiritual saludable y genuina, para vivir en lo sagrado de una manera que verdaderamente nos sane.

El ritual no se limita solamente a los pueblos indígenas, ya que es el lenguaje del “espíritu” debido a que tiene una dimensión universal.

De tal forma que los rituales son como actos psico-mágicos, que llegan y actúan directamente en nuestro inconsciente y deshacen los nudos del alma.

Es para nosotros una manera de encontrar un camino de plenitud y paz; de autoaceptación y la aceptación de los demás.

Los ejemplos mas tangibles, los tenemos cuando asistimos a una reunión laboral o una fiesta; pero también a ceremonias, cuyo significado den a conocer las tradiciones religiosas de un pueblo.

El ritual nos permite conectar con el “yo”, con la comunidad y con las fuerzas que nos rodean. Además, el ritual nos ayuda a eliminar las barreras entre nosotros y nuestro verdadero espíritu.

El ritual se ha convertido en una faceta cultural que se presenta como la dimensión simbólica de las actividades sociales que no son específicamente de naturaleza técnica; pero que podría desnudar las vanidades y pretensiones de una persona.

Curiosamente el ritual, al igual que el lenguaje, actúa como "transmisor de cultura" y ejerce un efecto restrictivo sobre el comportamiento social"

Porque nadie puede substraerse a la creencia en el poder mágico de las palabras de un ritual. Ni siquiera aquellos que desconfían de ellas.

La fe en el poder de las palabras de un ritual, es una reminiscencia de nuestras creencias más antiguas; de aquella naturaleza que está animada en cada objeto que posee una vida propia.

Las palabras de un ritual, son sagradas dentro del lenguaje, que está en evolución a través de preguntas y respuestas; que fluyen para consolidarse en la magia de hechizos y conjuros, o en salmos y sortilegios, para despertar las fuerzas secretas que dominan, en la vehemencia y la comunión de una persona o de una sociedad.

Cualquier tipo de ritual cuando es ejercido, tiene un fin y un fundamento privilegiado, que da origen al otro razonamiento racional de progreso; debido a que tiene un antecedente antropológico.

Por todo lo anterior podría asegura que todos y cada uno de nosotros tenemos rituales en la rutina cotidiana, dentro de un espacio temporal específico, o un escenario programado, que se repite periódicamente a lo largo de un tiempo, donde surgen palabras proferidas, gestos complementados, y objetos manipulados que apuntan hacia una eficacia empírica.

Eficacia que no se agota en el encadenamiento mecánico de causas y efectos para lograr una configuración simbólica o mítica, que funda precisamente sobre los significados y la práctica del mismo ritual en esa imagen del cóncavo y el convexo imaginario; donde usted tiene la apreciación de donde inicia y donde termina.

Al final de cada ritual, tendremos un pensamiento liberado, en un lugar y tiempo determinados, para celebrar la vida, la muerte, la imaginación, la sensibilidad, la creatividad y el sincretismo de las creencias religiosas, aquellas que se ven reflejadas en la cultura que nos da identidad como individuos.

Así que podría preguntarle estimado lector.

¿Usted tiene rituales en su vida cotidiana?








“Los rituales dan estabilidad a la vida”

Byung Chul-Han


Sabemos que como mexicanos, tenemos dos características constantes, que son la fiesta y la presencia de la muerte y por esta condición podemos definirnos como un pueblo de tradiciones y rituales, donde se involucran la imaginación y la sensibilidad.

Es el arte de la fiesta, que en otros pueblos o regiones no es tomado en cuenta; pero por supuesto que, en México se conserva y enriquece, a través de la convivencia y la cotidianidad.

Los rituales están presentes en la muerte, en las fiestas y la algarabía, pero también en los juegos, en los amores y cuando surge la vida, aquella que enriquece los pensamientos de la creatividad y el sincretismo de las creencias religiosas.

Sin duda sabemos que el propósito de los rituales, es llevarnos a un lugar de autodescubrimiento y dominio de habilidades; además de iluminar nuestras vidas.

En este sentido el ritual es para el alma, lo que el alimento para el cuerpo.

Pero lo más importante del ritual, es nuestra intención y propósito al hacerlo, porque sin un propósito y una intención claros, el ritual simplemente no tiene sentido.

Así que los rituales, son una forma de oración continua, que nos ayudan a incorporar conscientemente una evolución espiritual saludable y genuina, para vivir en lo sagrado de una manera que verdaderamente nos sane.

El ritual no se limita solamente a los pueblos indígenas, ya que es el lenguaje del “espíritu” debido a que tiene una dimensión universal.

De tal forma que los rituales son como actos psico-mágicos, que llegan y actúan directamente en nuestro inconsciente y deshacen los nudos del alma.

Es para nosotros una manera de encontrar un camino de plenitud y paz; de autoaceptación y la aceptación de los demás.

Los ejemplos mas tangibles, los tenemos cuando asistimos a una reunión laboral o una fiesta; pero también a ceremonias, cuyo significado den a conocer las tradiciones religiosas de un pueblo.

El ritual nos permite conectar con el “yo”, con la comunidad y con las fuerzas que nos rodean. Además, el ritual nos ayuda a eliminar las barreras entre nosotros y nuestro verdadero espíritu.

El ritual se ha convertido en una faceta cultural que se presenta como la dimensión simbólica de las actividades sociales que no son específicamente de naturaleza técnica; pero que podría desnudar las vanidades y pretensiones de una persona.

Curiosamente el ritual, al igual que el lenguaje, actúa como "transmisor de cultura" y ejerce un efecto restrictivo sobre el comportamiento social"

Porque nadie puede substraerse a la creencia en el poder mágico de las palabras de un ritual. Ni siquiera aquellos que desconfían de ellas.

La fe en el poder de las palabras de un ritual, es una reminiscencia de nuestras creencias más antiguas; de aquella naturaleza que está animada en cada objeto que posee una vida propia.

Las palabras de un ritual, son sagradas dentro del lenguaje, que está en evolución a través de preguntas y respuestas; que fluyen para consolidarse en la magia de hechizos y conjuros, o en salmos y sortilegios, para despertar las fuerzas secretas que dominan, en la vehemencia y la comunión de una persona o de una sociedad.

Cualquier tipo de ritual cuando es ejercido, tiene un fin y un fundamento privilegiado, que da origen al otro razonamiento racional de progreso; debido a que tiene un antecedente antropológico.

Por todo lo anterior podría asegura que todos y cada uno de nosotros tenemos rituales en la rutina cotidiana, dentro de un espacio temporal específico, o un escenario programado, que se repite periódicamente a lo largo de un tiempo, donde surgen palabras proferidas, gestos complementados, y objetos manipulados que apuntan hacia una eficacia empírica.

Eficacia que no se agota en el encadenamiento mecánico de causas y efectos para lograr una configuración simbólica o mítica, que funda precisamente sobre los significados y la práctica del mismo ritual en esa imagen del cóncavo y el convexo imaginario; donde usted tiene la apreciación de donde inicia y donde termina.

Al final de cada ritual, tendremos un pensamiento liberado, en un lugar y tiempo determinados, para celebrar la vida, la muerte, la imaginación, la sensibilidad, la creatividad y el sincretismo de las creencias religiosas, aquellas que se ven reflejadas en la cultura que nos da identidad como individuos.

Así que podría preguntarle estimado lector.

¿Usted tiene rituales en su vida cotidiana?








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