/ sábado 9 de mayo de 2020

Madre de los mil nombres

“Cantaré a la Tierra, madre de todas las cosas, bien cimentada, antiquísima, que nutre sobre la tierra, todos los seres que existen.”

Himno a Gea, Madre de Todo

Siglos VII-VI a C

Madre de los mil nombres, madre de los mil siglos, madre de todos y de todo.

La Madre Tierra y su equivalencia como […Diosa Madre…], es un tema que aparece en muchas mitologías, en el curso de la historia del ser humano, desde el ancestral mito de una Madre Tierra, como un organismo viviente que se muestra en las creencias de muchas culturas.

Mito heredable y vigente; ya que algunas regiones de la Tierra, desde continentes, países o ciudades, tienen nombres femeninos, ejemplos; Asia, África, Europa o América, que corresponden a manifestaciones de una misma Diosa.

Además de países o ciudades cuyo nombre son también manifestaciones de la […Gran Madre…] como; Alejandría, Florencia, Libia, Rusia, Holanda, China, Jonia, Acadia, Caldea, Escocia, Anatolia, Irlanda, Argelia, o incluso en nuestro país como: Morelia, Mérida, Victoria, Guadalupe, Dolores, Paz y muchos otros más.

Es importante referir, que la religión católica, celebra a la “Madre” rindiéndole homenaje a la Virgen María; que se vincula dentro de una conexión, con los manantiales curativos del agua, los árboles, las flores, los frutos y las cosechas.

Dicha celebración fue establecida el 8 de diciembre, que corresponde a la fiesta de la Inmaculada Concepción o Purísima Concepción, decretada en 1854, donde se sostiene que la Virgen María, estuvo libre del pecado original, desde el momento de su concepción, por los méritos de su hijo Jesucristo.

De esta forma la “Gran Diosa Madre” reaparece como una veta tierna y luminosa en otras regiones.

Actualmente somos testigos y además formamos parte del valor que le damos al “Día de las Madres”.

Un valor que tiene importancia en la relación que se les otorga a las mujeres en el contexto familiar y religioso, mostrando el lado más sentimental del mexicano, que se fortalece alrededor de la figura de una madre como directriz de la familia; al mismo tiempo lo relaciona con la Virgen de Guadalupe, “Madre de los Mexicanos” y “Patrona de América”.

Sabemos que una madre, es generadora de vida; simboliza la fertilidad, la comprensión y el amor fraterno.

Algunas veces se muestra abnegada, otras fuerte y protectora; incluso cuando ya no está presente.

Motivo por el que todo ser humano, busca en la imagen de una madre; el bienestar y seguridad de sentirse protegido por sus palabras.

Sigmund Freud, mencionaba que hay tres tareas imposibles de realizar completamente: “educar, gobernar y psicoanalizar”; sin embargo una madre lo puede hacer perfectamente.

En el caso de nuestro país, el antecedente surge el 13 de abril de 1922, cuando el periodista Rafael Alducin Bedolla, da a conocer una convocatoria para que los mexicanos eligieran una fecha que rindiera homenaje a las madres.

En ese tiempo el presidente Álvaro Obregón y el secretario de Educación, José Vasconcelos, quedaron muy complacidos con la propuesta, además fue secundada por la Cruz Roja Mexicana y el Episcopado Mexicano.

La propuesta también fue bien recibida entre la población, quedando establecida que cada 10 de mayo, se celebraría el Día de las madres.

Así que el 10 de mayo de 1922, fue el arranque de esta celebración, lúdica y festiva para el mexicano.

Estamos conscientes de que muchas madres dedicadas al hogar, hacen grandes aportaciones a la dinámica económica del país, ya que además de ejercer su maternidad, también tienen un empleo remunerado que les permite llevar el sustento a su familia.

Así que más allá del reconocimiento, se requiere un cambio “cultural” de la idiosincrasia del mexicano hacia la mujer, por lo que es necesario desterrar el machismo hacia las mujeres y desmitificar la figura de la madre.

Solo así podremos reconocer el rol de una mujer madre de familia, cuyo valor radica más allá de tan solo una celebración.

No olvidemos que la unión de los mexicanos, surge precisamente del valor de la “vida” que se gesta por una madre que fortalece los valores en familia y lo más importante; nos enseña a tener una mirada honesta, como si fuera el primer día de la creación.

Y eso simplemente no tiene precio.

“Cantaré a la Tierra, madre de todas las cosas, bien cimentada, antiquísima, que nutre sobre la tierra, todos los seres que existen.”

Himno a Gea, Madre de Todo

Siglos VII-VI a C

Madre de los mil nombres, madre de los mil siglos, madre de todos y de todo.

La Madre Tierra y su equivalencia como […Diosa Madre…], es un tema que aparece en muchas mitologías, en el curso de la historia del ser humano, desde el ancestral mito de una Madre Tierra, como un organismo viviente que se muestra en las creencias de muchas culturas.

Mito heredable y vigente; ya que algunas regiones de la Tierra, desde continentes, países o ciudades, tienen nombres femeninos, ejemplos; Asia, África, Europa o América, que corresponden a manifestaciones de una misma Diosa.

Además de países o ciudades cuyo nombre son también manifestaciones de la […Gran Madre…] como; Alejandría, Florencia, Libia, Rusia, Holanda, China, Jonia, Acadia, Caldea, Escocia, Anatolia, Irlanda, Argelia, o incluso en nuestro país como: Morelia, Mérida, Victoria, Guadalupe, Dolores, Paz y muchos otros más.

Es importante referir, que la religión católica, celebra a la “Madre” rindiéndole homenaje a la Virgen María; que se vincula dentro de una conexión, con los manantiales curativos del agua, los árboles, las flores, los frutos y las cosechas.

Dicha celebración fue establecida el 8 de diciembre, que corresponde a la fiesta de la Inmaculada Concepción o Purísima Concepción, decretada en 1854, donde se sostiene que la Virgen María, estuvo libre del pecado original, desde el momento de su concepción, por los méritos de su hijo Jesucristo.

De esta forma la “Gran Diosa Madre” reaparece como una veta tierna y luminosa en otras regiones.

Actualmente somos testigos y además formamos parte del valor que le damos al “Día de las Madres”.

Un valor que tiene importancia en la relación que se les otorga a las mujeres en el contexto familiar y religioso, mostrando el lado más sentimental del mexicano, que se fortalece alrededor de la figura de una madre como directriz de la familia; al mismo tiempo lo relaciona con la Virgen de Guadalupe, “Madre de los Mexicanos” y “Patrona de América”.

Sabemos que una madre, es generadora de vida; simboliza la fertilidad, la comprensión y el amor fraterno.

Algunas veces se muestra abnegada, otras fuerte y protectora; incluso cuando ya no está presente.

Motivo por el que todo ser humano, busca en la imagen de una madre; el bienestar y seguridad de sentirse protegido por sus palabras.

Sigmund Freud, mencionaba que hay tres tareas imposibles de realizar completamente: “educar, gobernar y psicoanalizar”; sin embargo una madre lo puede hacer perfectamente.

En el caso de nuestro país, el antecedente surge el 13 de abril de 1922, cuando el periodista Rafael Alducin Bedolla, da a conocer una convocatoria para que los mexicanos eligieran una fecha que rindiera homenaje a las madres.

En ese tiempo el presidente Álvaro Obregón y el secretario de Educación, José Vasconcelos, quedaron muy complacidos con la propuesta, además fue secundada por la Cruz Roja Mexicana y el Episcopado Mexicano.

La propuesta también fue bien recibida entre la población, quedando establecida que cada 10 de mayo, se celebraría el Día de las madres.

Así que el 10 de mayo de 1922, fue el arranque de esta celebración, lúdica y festiva para el mexicano.

Estamos conscientes de que muchas madres dedicadas al hogar, hacen grandes aportaciones a la dinámica económica del país, ya que además de ejercer su maternidad, también tienen un empleo remunerado que les permite llevar el sustento a su familia.

Así que más allá del reconocimiento, se requiere un cambio “cultural” de la idiosincrasia del mexicano hacia la mujer, por lo que es necesario desterrar el machismo hacia las mujeres y desmitificar la figura de la madre.

Solo así podremos reconocer el rol de una mujer madre de familia, cuyo valor radica más allá de tan solo una celebración.

No olvidemos que la unión de los mexicanos, surge precisamente del valor de la “vida” que se gesta por una madre que fortalece los valores en familia y lo más importante; nos enseña a tener una mirada honesta, como si fuera el primer día de la creación.

Y eso simplemente no tiene precio.