/ viernes 25 de septiembre de 2020

Y hablando de…

LOS BERRINCHES


En el transcurso de esta charla le voy a contar una historia, lamentable, y una charra muy zonza, arranco.

Una tarde de enero de dos mil once el alcalde juarense se encontraba cenando en casa de un amigo, a unas cuadras de ahí, en un hotel que hospedaba elementos de la entonces policía federal, llegó el reporte de que dos sujetos armados fueron avistados, varios elementos salieron en su busca. Los federales encontraron al menos dos personas con armas, les ordenaron rendirlas, y en lo que sí que no, un federal (que como siempre, primero tiran y luego litigan) disparó impactando a una de las personas, causándole la muerte. A la postre resultó que las personas armadas eran elementos de la policía municipal asignados a la guardia personal del alcalde.

Lamentable la pérdida del agente Muñoz, a quien personalmente conocí, pero más lamentable aún que entre dos instituciones policíacas no existiera entonces un protocolo de comunicación que les permitiera reconocerse de inmediato cuando se encuentran en las calles.

Le cuento la historia para hacer patente la importancia de coordinación entre las diferentes instancias que tiene a su cargo la seguridad en nuestro estado, y se la traigo a cuento por la decisión de la Guardia Nacional de abandonar la mesa de coordinación con las autoridades locales.

Breves antecedentes: primero el ejército y luego la guardia nacional se posicionaron en las presas del estado bajo el pretexto de “resguardar” esas instalaciones federales; cuando en realidad lo que hicieron fue proteger a otros empleados federales que extraían el agua que es indispensable para hacer producir el campo chihuahuense.

A inicios de este mes un grupo de guardianes nacionales disparó contra una pareja que acudió a las manifestaciones de protesta por lo que se considera un indebido despojo del vital líquido, matando a la mujer e hiriendo gravemente a su esposo. El reclamo ciudadano fue general y recogido por el gobernador del estado, quien lo elevó.

Después de eso, y sin decir “agua va” (aunque ya sabemos que se la están llevando) las autoridades federales se hicieron “ojo de hormiga” en la Mesa de Construcción de Paz y Seguridad, hasta que el pasado martes informaron que habían tomado la decisión de sesionar nomás ellas, sin tomar en cuenta a las autoridades locales. El motivo, según informó el subsecretario de seguridad pública de la federación, “la falta de institucionalidad del Gobernador Javier Corral, así como su continua descalificación a la Guardia Nacional”, ¡has de ver!

Ahora la charra, muy zonza. Cuando estudié derecho los exámenes eran orales, de un bútago se extraían dos fichas (canicas numeradas) y el alumno escogía cual de los temas que referían en el temario deseaba exponer, pero tenía que exponer uno de esos dos. Se decía, a forma de parábola, que un alumno sólo había estudiado la ficha referente al gusano, y con tan mala suerte que sacó dos fichas que se referían al elefante. Inició su exposición señalando que el elefante es un animal grandote que tiene una colita que parece gusano, y que el gusano… así el presidente.

No, no estoy hablando de que sea un elefante, mucho menos un gusano o un alumno. Más bien es un maestro en cambiar el tema. En Chihuahua existe un problema real y grave ocasionado por el empecinamiento de la federación de “extraer agua del desierto”, o sea, sacar de las presas de Chihuahua el agua que se requiere para cumplir con el tratado firmado con Estados Unidos, cuando se trata de la misma agua que se requiere para cultivar nuestros campos el próximo ciclo; no hay más y lo más seguro es que de aquí al inicio de éste.

El problema se agrava por la cerrazón al diálogo, por el incumplimiento de los acuerdos a los que se había ya comprometido con los agricultores, y sublevado, sí, por los eventos en que una bala de la guardia nacional privó de la vida a una joven y puso en grave riesgo a su esposo.

Ante ello el presidente señala que no hay ningún problema, que él y sus empleados hacen lo correcto al cumplir la obligación de nuestro país con EE. UU., y que las protestas y los enfrentamientos los generan personajes que tienen interés político, que ya andan en campaña, y que quieren desprestigiarlo. Alguien habría de decirle al presidente que no todo lo que pasa en México tiene que ver con su persona.

Retirar a las fuerzas federales de la coordinación en materia de seguridad es un berrinche, si no que una mezquindad, los chihuahuenses necesitamos tanto el agua como la protección de nuestras autoridades, negarnos la posibilidad de una estrategia integrada, de una operación coherente, es regresarnos a épocas que en nada nos convienen.

Los malandros que le hacen daño a los chihuahuenses no son anfibios ni operan en submarinos, la guardia nacional nada tiene que hacer custodiando las presas. Ya lo dijo el gobernador Corral que su presencia será de mucho mayor beneficio si se ocupan de patrullar las calles de Juárez, y perseguir delincuentes como les corresponde.

Pero según lo que se alcanza a escuchar en las mañaneras, el presidente prefiere hacer oídos sordos a los justos reclamos, se niega a recibir al gobernador y a los afectados, y prefiere hablar de los tamales de chipilín (fabácea de la región tropical de la cintura del país). Nunca los he probado, pero si me encuentro alguno se lo platico otro día en que nos encontremos hablando de…

LOS BERRINCHES


En el transcurso de esta charla le voy a contar una historia, lamentable, y una charra muy zonza, arranco.

Una tarde de enero de dos mil once el alcalde juarense se encontraba cenando en casa de un amigo, a unas cuadras de ahí, en un hotel que hospedaba elementos de la entonces policía federal, llegó el reporte de que dos sujetos armados fueron avistados, varios elementos salieron en su busca. Los federales encontraron al menos dos personas con armas, les ordenaron rendirlas, y en lo que sí que no, un federal (que como siempre, primero tiran y luego litigan) disparó impactando a una de las personas, causándole la muerte. A la postre resultó que las personas armadas eran elementos de la policía municipal asignados a la guardia personal del alcalde.

Lamentable la pérdida del agente Muñoz, a quien personalmente conocí, pero más lamentable aún que entre dos instituciones policíacas no existiera entonces un protocolo de comunicación que les permitiera reconocerse de inmediato cuando se encuentran en las calles.

Le cuento la historia para hacer patente la importancia de coordinación entre las diferentes instancias que tiene a su cargo la seguridad en nuestro estado, y se la traigo a cuento por la decisión de la Guardia Nacional de abandonar la mesa de coordinación con las autoridades locales.

Breves antecedentes: primero el ejército y luego la guardia nacional se posicionaron en las presas del estado bajo el pretexto de “resguardar” esas instalaciones federales; cuando en realidad lo que hicieron fue proteger a otros empleados federales que extraían el agua que es indispensable para hacer producir el campo chihuahuense.

A inicios de este mes un grupo de guardianes nacionales disparó contra una pareja que acudió a las manifestaciones de protesta por lo que se considera un indebido despojo del vital líquido, matando a la mujer e hiriendo gravemente a su esposo. El reclamo ciudadano fue general y recogido por el gobernador del estado, quien lo elevó.

Después de eso, y sin decir “agua va” (aunque ya sabemos que se la están llevando) las autoridades federales se hicieron “ojo de hormiga” en la Mesa de Construcción de Paz y Seguridad, hasta que el pasado martes informaron que habían tomado la decisión de sesionar nomás ellas, sin tomar en cuenta a las autoridades locales. El motivo, según informó el subsecretario de seguridad pública de la federación, “la falta de institucionalidad del Gobernador Javier Corral, así como su continua descalificación a la Guardia Nacional”, ¡has de ver!

Ahora la charra, muy zonza. Cuando estudié derecho los exámenes eran orales, de un bútago se extraían dos fichas (canicas numeradas) y el alumno escogía cual de los temas que referían en el temario deseaba exponer, pero tenía que exponer uno de esos dos. Se decía, a forma de parábola, que un alumno sólo había estudiado la ficha referente al gusano, y con tan mala suerte que sacó dos fichas que se referían al elefante. Inició su exposición señalando que el elefante es un animal grandote que tiene una colita que parece gusano, y que el gusano… así el presidente.

No, no estoy hablando de que sea un elefante, mucho menos un gusano o un alumno. Más bien es un maestro en cambiar el tema. En Chihuahua existe un problema real y grave ocasionado por el empecinamiento de la federación de “extraer agua del desierto”, o sea, sacar de las presas de Chihuahua el agua que se requiere para cumplir con el tratado firmado con Estados Unidos, cuando se trata de la misma agua que se requiere para cultivar nuestros campos el próximo ciclo; no hay más y lo más seguro es que de aquí al inicio de éste.

El problema se agrava por la cerrazón al diálogo, por el incumplimiento de los acuerdos a los que se había ya comprometido con los agricultores, y sublevado, sí, por los eventos en que una bala de la guardia nacional privó de la vida a una joven y puso en grave riesgo a su esposo.

Ante ello el presidente señala que no hay ningún problema, que él y sus empleados hacen lo correcto al cumplir la obligación de nuestro país con EE. UU., y que las protestas y los enfrentamientos los generan personajes que tienen interés político, que ya andan en campaña, y que quieren desprestigiarlo. Alguien habría de decirle al presidente que no todo lo que pasa en México tiene que ver con su persona.

Retirar a las fuerzas federales de la coordinación en materia de seguridad es un berrinche, si no que una mezquindad, los chihuahuenses necesitamos tanto el agua como la protección de nuestras autoridades, negarnos la posibilidad de una estrategia integrada, de una operación coherente, es regresarnos a épocas que en nada nos convienen.

Los malandros que le hacen daño a los chihuahuenses no son anfibios ni operan en submarinos, la guardia nacional nada tiene que hacer custodiando las presas. Ya lo dijo el gobernador Corral que su presencia será de mucho mayor beneficio si se ocupan de patrullar las calles de Juárez, y perseguir delincuentes como les corresponde.

Pero según lo que se alcanza a escuchar en las mañaneras, el presidente prefiere hacer oídos sordos a los justos reclamos, se niega a recibir al gobernador y a los afectados, y prefiere hablar de los tamales de chipilín (fabácea de la región tropical de la cintura del país). Nunca los he probado, pero si me encuentro alguno se lo platico otro día en que nos encontremos hablando de…

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