/ jueves 4 de febrero de 2021

Y hablando de…

Los migrantes


La situación de los migrantes es por definición, precaria. Salir del lugar de residencia en busca de un destino, que muchas veces es sólo anhelado, pero desconocido, como desconocido es también el trayecto y los problemas que pueda presentar. En ocasiones no hay más medio de trasporte que la propia fuerza y únicamente se puede trasportar lo que en el lomo se lleve.

Por su vocación natural de frontera, nuestra ciudad atestigua permanentemente este tipo de historias, desde luego, hay algunas menos trágicas de persona que llegamos aquí a construir una familia, encontrando en esta siempre benevolente comunidad una oportunidad para el crecimiento personal, el desarrollo profesional y la construcción de variados y fuertes lazos afectivos.

Desde octubre de 2018 la dinámica nos cambió. En esa fecha, la migración, que históricamente se había presentado en el sistema de “riego por goteo”, nos llegó por oleadas. Ya no eran los paisanos del sur (entendido el sur como “del 28 pa´llá), personas provenientes de tierras australes y ultramarinas llegaron por cientos, ocuparon los puentes, y convocaron la solidaridad comunitaria para atender a sus necesidades.

En la antesala de lo que anhelaban como un paraíso, los migrantes encontraron una puerta cerrada, y en lugar de la protección que el derecho internacional concede a toda persona, el abuso de un régimen totalitario y la condescendencia del gobierno mexicano que les negó recorrer los últimos metros planeados.

Pero a todo esto, no era de ellos de quienes quiero hablarles. Ese es el problema de mi incontinencia verbal, empiezo con algo y está difícil pararme, Irma hace lo que posible por evitarlo, pero a vece ni ella puede. Mi intención es hablarle de los migrantes partidarios.

Anteriormente le he venido hablando de los procesos al interior de mi partido, el de acción nacional, y previo a retomarlo debo manifestar mi respeto a las personas que se encuentran en la situación que comento, como dijo mi abuela Licha “sólo Jesús, y el cirineo, saben del peso de esa cruz”; y le pido a usted me disculpe si utilizo este espacio para lo que tal vez sea un mensaje dirigido a quienes militamos en esta institución.

Definida la candidata a gobernador, algunos miembros de mi partido que aspiraban a ser candidatos, e inclusive algunos que hoy ocupan ya un cargo al que fueron postulados por el partido, decidieron acercarse a otros partidos para contender en las próximas elecciones.

Entiendo que la política es una actividad de coyunturas. Usted, por ejemplo, puede identificarse hoy con una propuesta concreta, definir su voto porque la persona postulada se compromete a luchar en contra de la domesticación de los elfos aunque en el pasado hubiera apoyado a quien adquirió el compromiso de gestionar fondos para el sostenimiento de la educación gratuita en Hogwarts; pero en nuestro país y en este tiempo, ni se ofrece ese tipo de educación ni convivimos con esos seres.

En primer lugar observaría un “criterio de oportunidad”, digo, si ya no se identificaban con el PAN, ¿por qué esperarse a la selección de uno de sus candidatos para tomar la decisión migratoria? Se alega que el proceso evidencia el manipuleo de afiliaciones masivas que distorsionan las decisiones al interior del partido, pero, si tan involucrados estamos en la vida interna ¿no lo vimos construirse a lo largo de cinco años?

El respeto que expreso por esas personas no me priva de cuestionar su situación personal. ¿De verdad llegaron al cargo que ocupan por su propio carisma? ¿No influyó en nada el hecho de ser respaldado por una marca que tienen en el ambiente político poco más de ochenta años? Cientos, si no es que miles de personas, trabajaron en esas campañas identificados con las causas que enarbola el partido, y que en su momento entendieron, representaba la persona. ¿Hubieran obtenido el mismo resultado si su participación fuera respaldada por otras siglas? ¿Por la vía independiente?

Creo que no.

No se trata pues de un tema de conveniencia, ni si quiera de congruencia (pues reconozco que hay quien pueda identificar en el resultado de los procesos internos un alejamiento de los principios que de inicio lo convocaron a militar en el partido), se trata de una cuestión de gratitud. Hasta donde entiendo (y eso de entender no se me da mucho), nadie es capaz de construir por su propia imagen el acceso a un puesto de elección popular. Y, cómo me enseñó mi mamá, “el hombre bien nacido es siempre agradecido.”

Tampoco se trata que la militancia partidista sea una camisa de fuerza, o la identificación con un grupo sea confesional. Creo que, en el fondo, es una cuestión de congruencia. No veo cómo se puede estar un domingo en una causa, y al viernes siguiente abrazar la vecina.

Y si hablamos de migraciones, hay quien me cuestiona respecto a las que se vienen de fuera al interior del partido, y quienes incluso llegan al extremo de preguntarme si el Lic. Pérez no tendrá más en su ser de los principios del PAN de los que pueda adquirir de aquí a junio el Lic. González, pero de eso le platico en otra ocasión en que nos encontremos hablando de…



Los migrantes


La situación de los migrantes es por definición, precaria. Salir del lugar de residencia en busca de un destino, que muchas veces es sólo anhelado, pero desconocido, como desconocido es también el trayecto y los problemas que pueda presentar. En ocasiones no hay más medio de trasporte que la propia fuerza y únicamente se puede trasportar lo que en el lomo se lleve.

Por su vocación natural de frontera, nuestra ciudad atestigua permanentemente este tipo de historias, desde luego, hay algunas menos trágicas de persona que llegamos aquí a construir una familia, encontrando en esta siempre benevolente comunidad una oportunidad para el crecimiento personal, el desarrollo profesional y la construcción de variados y fuertes lazos afectivos.

Desde octubre de 2018 la dinámica nos cambió. En esa fecha, la migración, que históricamente se había presentado en el sistema de “riego por goteo”, nos llegó por oleadas. Ya no eran los paisanos del sur (entendido el sur como “del 28 pa´llá), personas provenientes de tierras australes y ultramarinas llegaron por cientos, ocuparon los puentes, y convocaron la solidaridad comunitaria para atender a sus necesidades.

En la antesala de lo que anhelaban como un paraíso, los migrantes encontraron una puerta cerrada, y en lugar de la protección que el derecho internacional concede a toda persona, el abuso de un régimen totalitario y la condescendencia del gobierno mexicano que les negó recorrer los últimos metros planeados.

Pero a todo esto, no era de ellos de quienes quiero hablarles. Ese es el problema de mi incontinencia verbal, empiezo con algo y está difícil pararme, Irma hace lo que posible por evitarlo, pero a vece ni ella puede. Mi intención es hablarle de los migrantes partidarios.

Anteriormente le he venido hablando de los procesos al interior de mi partido, el de acción nacional, y previo a retomarlo debo manifestar mi respeto a las personas que se encuentran en la situación que comento, como dijo mi abuela Licha “sólo Jesús, y el cirineo, saben del peso de esa cruz”; y le pido a usted me disculpe si utilizo este espacio para lo que tal vez sea un mensaje dirigido a quienes militamos en esta institución.

Definida la candidata a gobernador, algunos miembros de mi partido que aspiraban a ser candidatos, e inclusive algunos que hoy ocupan ya un cargo al que fueron postulados por el partido, decidieron acercarse a otros partidos para contender en las próximas elecciones.

Entiendo que la política es una actividad de coyunturas. Usted, por ejemplo, puede identificarse hoy con una propuesta concreta, definir su voto porque la persona postulada se compromete a luchar en contra de la domesticación de los elfos aunque en el pasado hubiera apoyado a quien adquirió el compromiso de gestionar fondos para el sostenimiento de la educación gratuita en Hogwarts; pero en nuestro país y en este tiempo, ni se ofrece ese tipo de educación ni convivimos con esos seres.

En primer lugar observaría un “criterio de oportunidad”, digo, si ya no se identificaban con el PAN, ¿por qué esperarse a la selección de uno de sus candidatos para tomar la decisión migratoria? Se alega que el proceso evidencia el manipuleo de afiliaciones masivas que distorsionan las decisiones al interior del partido, pero, si tan involucrados estamos en la vida interna ¿no lo vimos construirse a lo largo de cinco años?

El respeto que expreso por esas personas no me priva de cuestionar su situación personal. ¿De verdad llegaron al cargo que ocupan por su propio carisma? ¿No influyó en nada el hecho de ser respaldado por una marca que tienen en el ambiente político poco más de ochenta años? Cientos, si no es que miles de personas, trabajaron en esas campañas identificados con las causas que enarbola el partido, y que en su momento entendieron, representaba la persona. ¿Hubieran obtenido el mismo resultado si su participación fuera respaldada por otras siglas? ¿Por la vía independiente?

Creo que no.

No se trata pues de un tema de conveniencia, ni si quiera de congruencia (pues reconozco que hay quien pueda identificar en el resultado de los procesos internos un alejamiento de los principios que de inicio lo convocaron a militar en el partido), se trata de una cuestión de gratitud. Hasta donde entiendo (y eso de entender no se me da mucho), nadie es capaz de construir por su propia imagen el acceso a un puesto de elección popular. Y, cómo me enseñó mi mamá, “el hombre bien nacido es siempre agradecido.”

Tampoco se trata que la militancia partidista sea una camisa de fuerza, o la identificación con un grupo sea confesional. Creo que, en el fondo, es una cuestión de congruencia. No veo cómo se puede estar un domingo en una causa, y al viernes siguiente abrazar la vecina.

Y si hablamos de migraciones, hay quien me cuestiona respecto a las que se vienen de fuera al interior del partido, y quienes incluso llegan al extremo de preguntarme si el Lic. Pérez no tendrá más en su ser de los principios del PAN de los que pueda adquirir de aquí a junio el Lic. González, pero de eso le platico en otra ocasión en que nos encontremos hablando de…



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