/ viernes 9 de abril de 2021

Y hablando de…

AMLOcentrismo

Leí un tweet en el que una persona afirmaba no encontrar ningún logro o aspecto destacable de la administración que encabeza el presidente López, la mayoría de las decenas de comentarios que sobre el mismo se realizaron se avocaron a señalar las deficiencias y errores de su gestión; y en ese sentido le dieron un recorrido por todas las áreas de la actividad pública.

Hablando de desarrollo económico, se destacaba que el obtenido durante su mandato es el más pobre de las últimas décadas. Que muchas de sus acciones contradicen lo que durante tantos años prometió, aquello de atender primero a los más necesitados. Así le echaban en cara el haber eliminado los refugios para cuidar de mujeres en situación de violencia; el suprimir el exitoso programa de estancias infantiles, que proporcionaba atención profesional y confiable a miles de niños, dando libertad a sus familias para desarrollar una actividad remunerada.

Hubo quien habló con autoridad sobre temas técnicos muy puntuales, como porqué no conviene invertir en una nueva refinería si las seis que actualmente tenemos trabajan apenas a la mitad de su capacidad instalada, demostrando con números que además es incosteable refinar el petróleo que se extrae de suelo mexicano, pues se obtiene más ganancia si se vende como materia prima para otros países. Y en el mismo tema energético, otra persona habló del contrasentido de limitar la producción de electricidad por medio de “fuentes limpias”, con el único fin de garantizarle a PEMEX un mercado para su combustóleo (un subproducto de la refinación del crudo mexicano, cuya combustión es altamente contaminante y que actualmente es considerado desecho en la mayor parte del mundo), y luego obligar a los consumidores a comprar la electricidad a la CFE para poder pagarle a todos.

También se habló que no había tocado a quienes juró combatir: ahí siguen con sus privilegios los líderes sindicales, disfrutando de sus feudos y fortunas, y saliendo por la puerta grande con jugosas pensiones jubilatorias. Y lo mismo puede decirse de los grupos de poder, que van desde la CNTE hasta las diversas organizaciones criminales. Mire usted el caso del cartel de Jalisco, que como Juan por su casa tomo la cabecera municipal de Aguililla, Guanajuato; sometiendo a sus habitantes y haciendo huir a ejército y guardia nacional.

Donde le dieron más duro fue al hablar del combate a la corrupción (no hay un solo procesado por ese tema, y cada día le salen más parientes que se enriquecen de la noche a la mañana); y en el tema del desastroso manejo de la pandemia y el siguiente desastre en el programa (o ausencia de este) para vacunar a toda la población.

Todo eso es cierto, y si usted ha tenido la amabilidad de leerme sabrá que comparto muchas de esas opiniones. Sin embargo, he de reconocer un logro al presidente, y es a él, porque es personal y no de su administración. Para ello recurro a sus propias palabras. El presidente ha repetido que su arribo al poder no se enmarca en un cambio de administración, sino en un cambio de régimen; es decir, en una nueva forma de regular la vida comunal.

Javier Corral dijo en alguna ocasión que comunicar también es gobernar. El presidente López parece decir: olvídense de gobernar, lo importante es comunicar; durante más de veinte años de práctica ha logrado establecer una asombrosa forma de comunicación.

Hablemos del caso de la contrarreforma eléctrica. Sí, es anacrónica; sí, es antiecológica; sí, es antieconómica; sí, restringe las libertades de las personas y nos causará perjuicios patrimoniales a todos al obligarnos a consumir energía más sucia y cara; pero… pero…

¿Se defiende el presidente con otros datos? No, simplemente sale y se pregunta en público ¿cómo va a ser posible que una tienda de OXXO pague menos luz que la tienda de dona Chole en la esquina?, y con esa sencilla frase gana el debate, al menos para la mayoría de los mexicanos. Hay quien piensa que López trata a la mayoría de los mexicanos como tontos; por el contrario, el presidente entiende perfectamente la lógica de esos grandes grupos, no necesita decirles más. Quien lo escucha (al menos esa persona a quién él se dirige) deduce que si doña Chole paga más que el OXXO algo anda chueco, que alguien está haciendo transa y robándole a la pobre Chole para beneficiar a los ricos dueños del OXXO, a los que nunca se les puede ver porque seguramente viven en un palacio; y concluido el sencillo silogismo, la persona que recibió el mensaje queda convencido de la corrección y bondad con que actúa el presidente.

Es por lo que no quiere dejar de hablar. Por ello recurrió a los tribunales para que no lo callaran durante el tiempo que duren las campañas, aunque no pueda hablar sobre lo que ocurre en las mismas, ni de partidos ni candidatos; ni presumir sus acciones de gobierno. El presidente sabe que mientras esté en la pantalla llamará la atención, y por lo tanto se la robará a quienes tratan de oponérsele y quitarle el control de la cámara de diputados, importantísima para él, pues es el órgano que decide el destino del presupuesto federal.

Por eso López sigue concretizando toda la actividad gubernamental, y toda la actividad política que le alcanza, sobre su propia persona. Sabe que es el imán, que es el personaje público que goza de mayor credibilidad en los temas que le interesa tratar, una credibilidad que, para el público a quien se dirige, no requiere de verificación.

Hace tiempo, cuando estuvimos hartos de promesas, alguien acuñó la frase “hechos no palabras”, López nos está demostrando que vale más la habilidad para comunicar que los resultados de gestión. Hay un par de aspectos más que me gustaría comentarle de esta nueva forma de conducir la vida pública en la próxima ocasión en que nos encontremos hablando de…


AMLOcentrismo

Leí un tweet en el que una persona afirmaba no encontrar ningún logro o aspecto destacable de la administración que encabeza el presidente López, la mayoría de las decenas de comentarios que sobre el mismo se realizaron se avocaron a señalar las deficiencias y errores de su gestión; y en ese sentido le dieron un recorrido por todas las áreas de la actividad pública.

Hablando de desarrollo económico, se destacaba que el obtenido durante su mandato es el más pobre de las últimas décadas. Que muchas de sus acciones contradicen lo que durante tantos años prometió, aquello de atender primero a los más necesitados. Así le echaban en cara el haber eliminado los refugios para cuidar de mujeres en situación de violencia; el suprimir el exitoso programa de estancias infantiles, que proporcionaba atención profesional y confiable a miles de niños, dando libertad a sus familias para desarrollar una actividad remunerada.

Hubo quien habló con autoridad sobre temas técnicos muy puntuales, como porqué no conviene invertir en una nueva refinería si las seis que actualmente tenemos trabajan apenas a la mitad de su capacidad instalada, demostrando con números que además es incosteable refinar el petróleo que se extrae de suelo mexicano, pues se obtiene más ganancia si se vende como materia prima para otros países. Y en el mismo tema energético, otra persona habló del contrasentido de limitar la producción de electricidad por medio de “fuentes limpias”, con el único fin de garantizarle a PEMEX un mercado para su combustóleo (un subproducto de la refinación del crudo mexicano, cuya combustión es altamente contaminante y que actualmente es considerado desecho en la mayor parte del mundo), y luego obligar a los consumidores a comprar la electricidad a la CFE para poder pagarle a todos.

También se habló que no había tocado a quienes juró combatir: ahí siguen con sus privilegios los líderes sindicales, disfrutando de sus feudos y fortunas, y saliendo por la puerta grande con jugosas pensiones jubilatorias. Y lo mismo puede decirse de los grupos de poder, que van desde la CNTE hasta las diversas organizaciones criminales. Mire usted el caso del cartel de Jalisco, que como Juan por su casa tomo la cabecera municipal de Aguililla, Guanajuato; sometiendo a sus habitantes y haciendo huir a ejército y guardia nacional.

Donde le dieron más duro fue al hablar del combate a la corrupción (no hay un solo procesado por ese tema, y cada día le salen más parientes que se enriquecen de la noche a la mañana); y en el tema del desastroso manejo de la pandemia y el siguiente desastre en el programa (o ausencia de este) para vacunar a toda la población.

Todo eso es cierto, y si usted ha tenido la amabilidad de leerme sabrá que comparto muchas de esas opiniones. Sin embargo, he de reconocer un logro al presidente, y es a él, porque es personal y no de su administración. Para ello recurro a sus propias palabras. El presidente ha repetido que su arribo al poder no se enmarca en un cambio de administración, sino en un cambio de régimen; es decir, en una nueva forma de regular la vida comunal.

Javier Corral dijo en alguna ocasión que comunicar también es gobernar. El presidente López parece decir: olvídense de gobernar, lo importante es comunicar; durante más de veinte años de práctica ha logrado establecer una asombrosa forma de comunicación.

Hablemos del caso de la contrarreforma eléctrica. Sí, es anacrónica; sí, es antiecológica; sí, es antieconómica; sí, restringe las libertades de las personas y nos causará perjuicios patrimoniales a todos al obligarnos a consumir energía más sucia y cara; pero… pero…

¿Se defiende el presidente con otros datos? No, simplemente sale y se pregunta en público ¿cómo va a ser posible que una tienda de OXXO pague menos luz que la tienda de dona Chole en la esquina?, y con esa sencilla frase gana el debate, al menos para la mayoría de los mexicanos. Hay quien piensa que López trata a la mayoría de los mexicanos como tontos; por el contrario, el presidente entiende perfectamente la lógica de esos grandes grupos, no necesita decirles más. Quien lo escucha (al menos esa persona a quién él se dirige) deduce que si doña Chole paga más que el OXXO algo anda chueco, que alguien está haciendo transa y robándole a la pobre Chole para beneficiar a los ricos dueños del OXXO, a los que nunca se les puede ver porque seguramente viven en un palacio; y concluido el sencillo silogismo, la persona que recibió el mensaje queda convencido de la corrección y bondad con que actúa el presidente.

Es por lo que no quiere dejar de hablar. Por ello recurrió a los tribunales para que no lo callaran durante el tiempo que duren las campañas, aunque no pueda hablar sobre lo que ocurre en las mismas, ni de partidos ni candidatos; ni presumir sus acciones de gobierno. El presidente sabe que mientras esté en la pantalla llamará la atención, y por lo tanto se la robará a quienes tratan de oponérsele y quitarle el control de la cámara de diputados, importantísima para él, pues es el órgano que decide el destino del presupuesto federal.

Por eso López sigue concretizando toda la actividad gubernamental, y toda la actividad política que le alcanza, sobre su propia persona. Sabe que es el imán, que es el personaje público que goza de mayor credibilidad en los temas que le interesa tratar, una credibilidad que, para el público a quien se dirige, no requiere de verificación.

Hace tiempo, cuando estuvimos hartos de promesas, alguien acuñó la frase “hechos no palabras”, López nos está demostrando que vale más la habilidad para comunicar que los resultados de gestión. Hay un par de aspectos más que me gustaría comentarle de esta nueva forma de conducir la vida pública en la próxima ocasión en que nos encontremos hablando de…


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